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MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 122: SHUN FUJIMOTO COMPITe GRAVEMENTE LESIONADO PARA GANAR EL ORO PARA SU PAÍS

Ya fuera por el espíritu de equipo, por competir por su nación, por no decepcionar a sus compañeros o por esa particularidad muy japonesa de responsabilidad y sacrificio personal hacia el resto, el hecho es que el gimnasta nipón Shun Fujimoto protagonizó uno de los momentos más admirables realizados durante unos Juegos Olímpicos.

Ocurrió en los de Montreal de 1976. A ellos llegaba Japón como favorita para ganar la competición por equipos masculina de gimnasia artística, pese a la grave competidora que había surgido en los últimos años: la Unión Soviética, con su grandísima figura personificada en Nikolai Andrianov, un gimnasta que acabó en leyenda al convertirse en el hombre con más medallas olímpicas en gimnasia totalizando quince. Pero Japón no quería bajarse del pedestal, pues venía de ganar en los cuatro últimos Juegos Olímpicos en la competición por equipos. Querían una quinta victoria consecutiva y, ante la nueva potencia soviética, tendrían que pelearla muy mucho para alcanzarla.

Esa victoria se alejó cuando uno de sus gimnastas, Shun Fujimoto, se lesionó en uno de los saltos de su ejercicio de suelo en la competición por equipos. No resultó ser poca cosa, porque la lesión fue tan grave hasta el punto de que hablamos de dislocación de rótula y de fractura de ligamentos. Dolorosísimo. Sin embargo, Shin ocultó su lesión, en parte -según confesaría después- para no condicionar su nota ante los jueces. Acabó su ejercicio de suelo, aparentemente sin contratiempos, y su pundonor y su sentido de la obligación para con su equipo y su país le hizo no retirarse de la competición.

A continuación le tocó actuar en el aparato de caballo con arcos. Ahí los ejercicios serían “aéreos”, sin exigirle impacto con sus piernas en el suelo pero el dolor indudablemente en teoría disminuiría su capacidad para realizarlos, por no hablar de la salida del aparato, donde sí tendría que clavar su aterrizaje en la superficie. Lejos de condicionarle (aunque suponemos lo que sufriría internamente) y aunque, según confesaría “sentía que tenía aire dentro de mi rodilla”, no solo completó su segundo ejercicio, sino que lo hizo con una magnífica nota de 9.5.

Foto de Laforge/AP

Seguidamente era el turno del ejercicio de anillas. De nuevo todo se realizaría en el aire, sin impacto con el suelo, pero nuevamente sí que resultaba vital para la nota final el aterrizaje, además desde una altura de casi tres metros. Todo fue a pedir de boca y únicamente aterrizó sobre una de sus piernas, doblando ligeramente la lesionada para no tocar el suelo, pero claramente clavó la salida, por lo que no se podrían deducir décimas de su nota. Una vez más Fujimoto logró una excelente nota, aún más impresionante: 9.7 (de hecho, nunca antes había obtenido una nota tan alta en este aparato).

A partir de ahí, cuando se le vio cojeando hasta un asiento, ya le fue imposible ocultar su lesión, no pudiendo participar en los otros tres aparatos que faltaban. Los médicos le obligaron a parar porque corría el gran riesgo de acabar con su carrera como gimnasta para siempre, agravando su ya de por sí seria lesión, e incluso llegar a tener una discapacidad permanente. Pese a su ausencia, Japón venció consiguiendo así su quinto oro consecutivo por equipos. Sin duda el resto de sus compañeros se vieron espoleados por el esfuerzo mostrado por Fujimoto. Tenían que ganar por él, sin olvidar la gran aportación de sus tres excelentes notas.

El hecho es que Shun Fujimoto se retiró después de esos Juegos, pero lo hizo con una medalla de oro olímpica al cuello. Preguntado sobre si volvería a hacer lo que hizo confesaría que “no, no lo haría”. Sólo él sabe el dolor que padeció en esos largos minutos que, pillado en caliente, decidió seguir pese a todo. Un médico llegó a mostrar su absoluta extrañeza sobre cómo pudo seguir y haciéndolo de manera impecable, sin que se le notara la lesión. “Es algo que escapa de mi comprensión”, diría.

Gracias a su muestra de espíritu olímpico, de continuar pese a todo, Fujimoto es considerado en su país un héroe nacional y hasta se “ganó” ser inmortalizado en un episodio de Los Simpsons por su hecho más que relevante.

Foto del COI

Un comentario

  • Virginia Bernardi Garrido

    Que barbaridad!, espíritu de superación, olímpico y de equipo pero un riesgo brutal. Definitivamente están hechos de otra pasta.