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JOAN LLANERAS, UNO DE LOS MÁS GRANDES CAMPEONES OLÍMPICOS ESPAÑOLES: “EN SÍDNEY 2000 TUVE MUY CLARO QUE PODÍA GANAR”

Joan Llaneras es uno de los mejores deportistas olímpicos españoles, como lo demuestran sus cuatro medallas en Juegos, dos de oro y otro par de plata. Fue además el abanderado español en la ceremonia de clausura de la cita olímpica de Pekín 2008, aunque en realidad debería de haber tenido el honor de haberlo sido en la de inauguración. Él mismo nos cuenta por qué no lo fue entonces: “La verdad es que me ofrecieron ser el abanderado en Pekín en la inauguración pero renuncié porque suponía que tenía que llegar una semana antes y me trastocaba toda la preparación. Yo iba con toda la intención de ganar y mover toda la preparación para la ceremonia es mucho, además de que suponía estar cuatro horas de pie en la ceremonia y para un ciclista estar cuatro horas de pie te revienta vivo, entonces decidí que era más importante el resultado que ser abanderado. No me arrepiento porque el resultado salió bien, pero disfruté mucho ser abanderado en la ceremonia de clausura”.

Su prolífica trayectoria, en ciclismo en pista, empezó sin embargo en la especialidad de ruta, aunque en realidad estuvo compaginando ambas especialidades durante un tiempo: “Yo empecé en Mallorca de pequeño y compaginábamos todo cuando éramos jóvenes. En Mallorca había un señor -Andrés Olivé- que tenía un velódromo privado y hacía competiciones allí durante todo el año. Ahí estamos a correr carretera y pista. Luego es cierto que pasé a profesional en ciclismo en carretera y después volví a a pista y compaginé un poco las dos cosas”.

Foto de Tim De Waele / Getty Images

El exciclista nos desgrana una a una todas sus numerosas experiencias olímpicas: “Mi primera experiencia olímpica fue en Seúl 88 en el equipo de ciclismo en pista, pero no llegué a ir. Estuve preseleccionado y en el último momento me quedé fuera. Después en Barcelona 92 yo ya era profesional de carretera y no podían competir en Juegos Olímpicos los profesionales, sólo los amateurs. En Barcelona empezaron a permitir la participación de profesionales en baloncesto y en tenis y ya después, en Atlanta, ya abrieron el abanico y el ciclismo entró. Ahí estuvimos a la expectativa, no sabíamos de qué éramos capaces. En Atlanta me impresionó vivir el ambiente del ciclismo multiplicado por todos los deportes. No era consciente de la magnitud que representan los Juegos Olímpicos. Me quedé muy cerca de la medalla y me marqué como objetivo Sídney”.

En la ciudad australiana empezó a coleccionar medallas: “En Sídney sí que era consciente de mis posibilidades, pues además venía de ganar cinco Mundiales seguidos. Sabía que era el favorito y que tenía muchas opciones de ganar. Me preparé muy bien y los resultados salieron”. En esos Juegos consiguió el oro en la prueba de puntuación. “Después llegó Atenas y en esos Juegos tuve problemas con el seleccionador y llegué muy justo de preparación. Tuvimos una historia personal con el seleccionador un poco fuerte; no me dejaba correr con mi compañero, que era Isaac Gálvez y me obligaron a correr con otra pareja; aun así logramos un gran resultado (sexto puesto) y yo logré una plata -que me supo a oro, porque llegaba justo- en la prueba de puntuación”. No acabó ahí su brillante palmarés, pues lo continuó en la cita de Pekín 2008 por doble partida: “Después en mis últimos Juegos no pensaba llegar tan lejos, pero hablé en casa con la familia y decidí que aguantábamos otro ciclo olímpico y llegamos a Pekín con la esperanza de retirarme con un triunfo. El año anterior moría Isaac Gálvez en el velódromo y había sido un golpe muy fuerte; estuve a punto de dejarlo todo. Gracias a la familia y a los amigos conseguimos remontar y llegar a Pekín con todas las opciones de poder ganar una prueba y así fue. Después en la segunda prueba en la que participé, en la americana, tenía que correr con Carles Torrent y se fracturó un fémur un mes antes de los Juegos. Tuve que cambiar de pareja e improvisamos una pareja con Toni Tauler. Cuando le llamé para correr me dijo “¿Estás loco o qué? No hemos corrido nunca juntos”. Le dije que si hacía lo que yo le decía “íbamos a liarla”. Hicimos plata y nos quedamos a muy poquito del oro. Poder retirarme así fue una pasada”.

El mallorquín compitió en Juegos Olímpicos en tres modalidades: en persecución por equipos -que sólo hizo en Atlanta-, en Madison y en puntuación. “La que mejor se me ha dado es la puntuación y en la Madison tuve la mala suerte de no poder correr con Isacc, que era mi pareja natural. Yo creo que con Isaac habríamos podido haber conseguido más triunfos. Para mí la Madison es una mezcla de deporte, arte, de muchas cosas; es muy difícil compaginar todo y realmente es la que atrae más”.

Llaneras nos confiesa que la primera medalla olímpica, en Sídney, fue la que más le marcó, pero “la medalla de Atenas fue quizá la que menos esperaba, porque sabía que llegaba corto, pero también sabía que en una competición de este tipo la experiencia [era muy importante]. Yo estudiaba muy bien a los rivales, lo que hacían durante meses antes de los Juegos y sabía que tenía una opción. En Sídney tenía muy claro que podía ganar y si no era medalla de oro, era plata o bronce y en Pekín algo parecido”. Volviendo a su primera medalla olímpica, nos cuenta que gracias a su previsión no la perdió una vez entregada: “En esos Juegos fuimos a celebrar la medalla en una cena en Casa España. Después de eso fui con los compañeros de selección a celebrarlo en varias discotecas que había preparadas al efecto y le dejé la medalla a un mecánico porque le dije “No sé qué va a pasar. Somos capaces de perderla”. Al día siguiente vimos en la Prensa que los remeros de la selección británica habían perdido la medalla en la fiesta de celebración, así que el mecánico me salvó la medalla”.

A pesar de los serios problemas que tuvo con el seleccionador, no duda en subrayar el peor momento en su carrera: “La muerte de Isaac. Cuando te enfrentas a la muerte no tiene vuelta atrás. El resto de problemas se vuelven insignificantes. Yo acababa de darle el relevo, cayó y se murió delante mío, dándole la mano. Realmente lo pasé muy mal”.

El gran campeón español del ciclismo en pista se muestra crítico con el momento en que pasa su deporte en España: “Espero haber sido un referente para los que llegaron detrás de mí. En el ciclismo en pista necesitas de muchos apoyos y de un proyecto potente, lo cual no existe en España realmente. Estamos viviendo de individualidades, pero un proyecto serio como tienes en otros países no lo tenemos aquí. Falta mucho apoyo, mucha inversión económica, inversión en entrenadores, en material, en hacer un trabajo a largo plazo”.

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