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DANA ABDUL RAZAK HUSSAIN: LA ATLETA IRAQUÍ QUE LUCHÓ PARA SER OLÍMPICA

Ha tenido que batallar no solo contra sus rivales o su marca personal, sino principalmente entrenando en medio de una guerra, luchando por librarse de la sanción a su país y, más recientemente, contra el dopaje provocado por su entrenador sin su conocimiento. Tampoco es baladí que se trate de una mujer deportista en un país como Iraq donde ser mujer y deportista parecen ser dos términos que no casan. Dana Abdul Razak Hussain es una atleta que ha tenido que pelear con todo esto…y ha ido saliendo ganadora.

Hija de una familia de deportistas, su carrera se ha desarrollado en medio de la guerra que asolaba a su país. Su día a día difería por esta causa de la cotidianidad de cualquier colega con las que competía, pues el solo hecho de trasladarse hasta su lugar de entrenamiento podría suponer un riesgo de muerte. Dana, especialista en las carreras de 100, 200 y 400 metros, cambiaba cada día el camino hasta su lugar de entrenamiento para que no la pillaran las balas. Corría con zapatillas desastradas. Se arriesgaba diariamente a que le alcanzara un tirador o le estalla cerca un coche-bomba o fuera víctima de asesinato por su condición de mujer, de pertenecer a un determinado grupo social, etc. Pero todos esos riesgos le merecían la pena si acababa cumpliendo su sueño de ser atleta olímpica.

Foto de Getty Images

La primera ocasión tenían que ser los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, pero entonces el enemigo no fueron las balas o las bombas, sino la sanción a su país, impedido de participar en esa edición olímpica debido a que su gobierno había interferido en el Comité Olímpico Nacional, lo que provocó la suspensión del mismo. El varapalo fue enorme para Dana. Sólo poco antes del inicio de los Juegos se levantó la prohibición y Dana, única mujer de un reducido número de participantes iraquíes, pudo cumplir sus aspiraciones de siempre. No es cuestión de entrar en todos los detalles burocráticos y de hilos políticos que tuvieron que moverse para que se llegara a ese resultado, pero la cuestión es que Dana entró a formar parte del selecto grupo de deportistas olímpicos.

En Pekín pudo competir con un par de zapatillas nuevas (y adecuadas) que habían sido enviadas por una abogada de Chicago, quien además le pagó el viaje y otros gastos para su entrenamiento. Dana la llama su “ángel de la guarda”. Dana era la única atleta participante que había estado entrenando en su país en medio de una guerra y con las limitaciones que ésta supone. Llegó a tener una propuesta para poder entrenar, mucho más tranquilamente, en Italia, pero como no podría viajar con su entrenador y equipo técnico desestimó la oferta. Mientras, Dana seguía entrenando en medio de la batalla. Su entrenador recuerda que un día en concreto lo hizo en medio de ocho tiroteos. “Creí que íbamos a acabar muertos”.

Y así llegamos a la siguiente cita olímpica de Londres 2012, donde Dana fue la escogida como abanderada. El uniforme no le iba bien, así que se compró de su bolsillo otro traje. Y cuando parecía que Dana iba superando todos los obstáculos que la vida le iba poniendo llegó la sanción por tres años por dopaje por haber dado positivo en una competición que realizó en Túnez en junio de 2021. No se trataba de un caso de dopaje más, puesto que el producto prohibido, en forma de pastillas, le fue entregado por su entrenador -en el que ella confiaba ciegamente- sin informarla de lo que en realidad era. Fue literalmente engañada pero como el reglamento no exime a los deportistas por desconocimiento de lo que estén tomando ella también fue sancionada, en su caso, por tres años. Ella misma se declara ignorante pero no por ello irresponsable del caso. Obviamente, fue mucho más sancionado su entrenador (de hecho su castigo es de por vida), pero Dana tiene que pagar el pato al fin y al cabo de algo que no provocó ella. Como no provocó ni la guerra, ni la sanción a su Comité Olímpico Nacional, ni las circunstancias en las que ha estado entrenando ni las penurias que le ha tocado vivir.

Un comentario

  • Virginia

    La sola participación en cualquier competición ya tiene un mérito brutal,ojalá sea la última vez que ella y otras muchas no compiten,y espero que solo se tenga que preocupar por la marca y la rival a batir.

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