Deportes olímpicos insólitos

DEPORTES OLÍMPICOS INSÓLITOS (PARTE 4)

Seguimos descubriendo “deportes” (o quizás mejor decir “modalidades deportivas”) que, aunque nos parezca increíble, formaron en algún lejano día parte del calendario olímpico. El primero que descubrimos es quizá el más insólito: Balanceo de mazas. Sí, esas que acabaron evolucionando en un aparato de la gimnasia rítmica o que nos recuerdan a los malabares de circo. Esta curiosa práctica, nacida del afán en época victoriana por el ejercicio, llegó a estar presente en dos ediciones olímpicas: las de San Luis en 1904 y Los Ángeles en 1932. No han de extrañarnos las sedes, puesto que era una práctica popular en Estados Unidos. Explicamos en qué consiste: cada participante contaba con cinco minutos dando vueltas a gran velocidad alrededor de su cabeza y cuerpo realizando diseños variados a dos mazas de tres libras. Al resultado final se llegaba con las puntuaciones dadas por tres jueces que podían dar un máximo de cinco puntos. Las mazas eran de madera, parecidas a las de los bolos de una bolera, pero más finas. En la competición llevada a cabo en San Luis sólo hubo tres participantes. Se da la curiosidad que su ganador, Ed Hennig, llegó a ganar un título nacional de esta modalidad contando 71 años. En las dos ocasiones en que esta práctica fue olímpica sendos podios fueron dominados por gimnastas estadounidenses.

Si esto nos ha sorprendido lo hará más la siguiente ¿modalidad?: el tiro al pichón. En efecto, se llegó a matar animales en los Juegos Olímpicos. Ocurrió únicamente en la edición parisina de 1900. El ganador era simplemente aquel que hubiera abatido más pichones, que se soltaban vivos a 27 metros de los participantes. En cuanto un competidor fallaba dos pájaros era eliminado. Como se mató a unos 300 de ellos y el campo de “juego” era un auténtico baño de sangre no ha de extrañarnos que los contrarios a esta práctica acabaran venciendo y se suprimió del resto de ediciones olímpicas. Es más, se llegó a borrar el nombre de los ganadores de las listas del Comité Olímpico Internacional, decisión a la que nos sumamos por considerar indigno de unos Juegos Olímpicos haber contado en ellos con esta práctica.

La modalidad de ciclismo en tándem, esto es, dos ciclistas en una misma bicicleta, tuvo éxito durante años pero fue descartada de los Juegos Olímpicos por peligrosa. Se realizaba en una distancia de 2.000 metros entre dos parejas a la vez. Su éxito se debía en que, al pedalear dos personas, se alcanzaban velocidades aún más altas que cuando el ciclista era único. Formó parte de las pruebas de ciclismo en pista de las ediciones olímpicas de 1908 y de las realizadas entre 1920 y 1972, tal fue su popularidad. Eso sí, una caída o un choque obviamente producía más víctimas que en el resto de pruebas de ciclismo en pista.

Finalizamos con una modalidad que no es un deporte en sí sino una especialidad dentro de otro. Nos referimos al lanzamiento de jabalina dentro del atletismo. Lo curioso es que en la edición de Estocolmo celebrada en 1912 la competición se celebró de esta insólita e irrepetible manera: con las dos manos. No a la vez -sería harto complicado- sino realizando tres intentos con la mano derecha y otros tres con la izquierda sumando las distancias logradas de forma acumulativa. Se dio la circunstancia de que el que logró la mayor distancia en uno de sus lanzamientos no ganó, sino que se hizo con la medalla de plata, al no superar su total al primer clasificado. Es decir, con las reglas actuales se habría hecho con el oro.

Un comentario

  • Virginia

    Muy curioso,muy raros los deportes, el que me parece más original y divertido de ver es el de ciclismo en tandem. Menos mal que el tiro al pichón solo fue una vez.

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