Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 100: BOXEO EN SEÚL 88: EL CAMPEÓN OLÍMPICO QUE NUNCA QUISO NI DEBIÓ SER

Una final olímpica en el que el ganador se avergüenza de haber ganado, en la que hasta el árbitro le dice al perdedor que no puede creer que los jueces hayan dado a su rival como vencedor. Una final olímpica en el que el vencedor, pasadas ya varias décadas, confiesa que su vida hubiera sido más feliz si le hubieran dado como perdedor. Estamos hablando de la final de boxeo en la categoría de peso semimedio (hasta 71 kilos) de los Juegos Olímpicos de Seúl 88. Una de las finales más polémicas de la historia olímpica, consecuencia de las injusticias que pueden derivarse de depender el resultado de la apreciación subjetiva de unos jueces, por mucho que se tengan en cuenta datos cuantificables.

Los protagonistas -a su pesar- fueron el local Park Si-hun y el estadounidense Roy Jones Jr. Finalizada la pelea todos quedaron asombrados al contemplar cómo el árbitro levantaba el brazo del surcoreano, empezando por él mismo. Porque claramente Jones había superado a Park, exactamente con 86 golpes frente a los 32 que había recibido del asiático. Los jueces determinaron por 3 a 2 que, sin embargo, el merecedor de la medalla de oro sería Park. Uno de los jueces reconocería más tarde que la decisión tomada fue un error y, como prueba tenemos que los tres jueces que votaron a favor de Park fueron posteriormente suspendidos. Incluso el propio Park pidió disculpas a Jones, pues era el primero en reconocer que el resultado era injusto.

El podio que nunca debió ser. Foto de S&G/PA Images via Getty Images

Casi lo pasó peor el medallista de oro, en el podio, en las entrevistas, en todo momento. El descaro del resultado injusto fue tal, que incluso sus propios compatriotas de Corea del Sur bombardearon las cadenas locales de televisión con llamadas telefónicas protestando ya que consideraban que el “barrer para casa” había ido demasiado lejos. Park además fue ninguneado por el presentador de la televisión coreana cuando reunió a los doce campeones olímpicos de su país. En todo momento lo pasó mal, en esa ocasión y el resto de su vida. Tan es así que por su cabeza rondó la idea del suicidio, porque ese oro, que nunca mereció y que nunca quiso, no le causó más que infelicidad. Tampoco le facilitó una mejora en su carrera como púgil, puesto que ni siquiera pasó al campo profesional. Cayó en el ostracismo y se dedicó durante años a ser profesor de niños. Solo en 2001, ya traspasado otro siglo, volvió al boxeo en el puesto de entrenador asistente de la selección surcoreana amateur para, más tarde, convertirse en el primer entrenador del equipo olímpico de su país. Su sueño es que alguno de sus pupilos consiga una medalla olímpica, esta vez limpiamente. “Quiero tener en mis manos una medalla de oro auténtica y que me devuelva mi honor”, ha confesado.

Por contra, la vida después de la deshonrosa final olímpica de Seúl para el rival de Park, Jones Jr, fue bien distinta. Es irónico que al ganador le fuera tan mal y al ganador tan bien porque la carrera del americano, que pronto pasaría al profesionalismo, fue tan fructífera que incluso llegó a ser nombrado el Mejor Boxeador de la década de los 90. Ganó en sus primeros 21 combates como profesional, en 20 de ellos por K.O. El dato final de toda su carrera es demoledor: 66 victorias frente a 9 derrotas. Curiosamente una cosa une a los dos rivales: los intentos de suicidio. En el caso del surcoreano ya vimos que derivó de la depresión que sufrió a causa de la forma en que se le concedió la medalla de oro, pero en el caso del estadounidense las ideas de suicidio las tuvo de bien joven, cuando siendo aún niño y adolescente sufrió numerosas palizas de su padre, un estricto militar que había vuelto de la guerra de Vietnam. Se dice que intentar defenderse de esas palizas (que llegaban a durar 20 minutos de golpe tras golpe) hizo no solo que se convirtiera en boxeador, sino que le ayudaría a mejorar en este deporte, por pura defensa propia.

Reencuentro de Park y Jones años más tarde. Foto de Maria Shvets

Park, que en ningún momento quiso que el árbitro levantara su brazo tras la disputa de la final olímpica, tiene un hijo que quiere ser olímpico en París 2024 como lanzador de jabalina. Jones, después de una más que exitosa carrera profesional, se nacionalizó ruso debido a los lazos que le unían con ese país por sus negocios y contactos con Putin. Tan es así, que se ofreció para negociar con el mismísimo presidente ruso una posible liberación de la detenida bicampeona olímpica de baloncesto Brittney Griner.

Pasada casi una década de la polémica final, exactamente en 1996, el Comité Olímpico de Estados Unidos pidió que se realizara una investigación sobre posibles pagos a los jueces tras descubrirse unos documentos de la Stasi en ese sentido. Sin embargo, al año siguiente el COI dio por finalizada la investigación negando que hubiera encontrado casos de sobornos a los jueces aunque sí se demostró que los organizadores surcoreanos invitaron a vino y cenas a los mismos. Pero de la controvertida final sí se sacó algo positivo, pues se decidió cambiar el sistema de puntuación en el boxeo olímpico.

Imprevisible recorrido para unos finalistas olímpicos que habrían querido intercambiar sus medallas y con diametralmente opuestos destinos tras una polémica final que marcó sus vidas, especialmente la del ganador.

El polémico momento. Foto de John Iacono/Getty

Un comentario

  • Virginia

    Que historia más apasionante,pobre ganador que lo pasó fatal por la injusticia. Le honra su actitud,el mal que hace que el patriotismo mal entendido o la corrupción fastidio a 2 personas .

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