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JAQUELINE CARVALHO: LA BICAMPEONA OLÍMPICA QUE ES MUCHO MÁS QUE UNA IMAGEN

Tiene dos medallas de oro olímpicas pero en demasiadas ocasiones la prensa se refiere a ella con titulares que se refieren a su “belleza”. Aquí vamos a hablar de su carrera profesional y los numerosos obstáculos que ha tenido que superar en su vida. Se trata de la brasileña Jaqueline Carvalho, jugadora de voleibol que ganó sendos oros en los Juegos de Pekín 2008 y Londres 2012.

Nacida en Recife, de niña compaginó el volley con el baloncesto, hasta que se decidió por el primero. Como suele pasar con los grandes campeones, destacó desde niña. Justo cuando estaba ascendiendo en su ya más que prometedora carrera sufrió varias lesiones, en su caso en la rodilla, pero lo peor estaba por llegar, pues tuvo complicaciones en la circulación sanguínea de una mano y se llegó a pensar que tendrían que amputársela. Por de pronto, no pudo jugar durante un largo tiempo y, entre otros grandes campeonatos, tuvo que perderse los que iban a ser sus primeros Juegos Olímpicos: los de Atenas 2004.

Afortunadamente Jaqueline superó ese primer gran obstáculo en su vida, que no el único, y poco a poco va adquiriendo forma hasta llevarla a la selección absoluta, donde se convierte en la auténtica estrella bajo los mandos del entrenador José Roberto Guimarães. Sus entorchados en campeonatos de prestigio se van sumando, hasta que a nivel de clubes pasa a Italia para disputar su potente liga. Es entonces cuando llegó su segundo gran obstáculo.

Foto de Elsa/Getty Images Europe

Estamos en julio de 2007. De repente, da positivo en un control antidopaje. Ella alega que la sustancia prohibida que había dado positivo se encontraba en un té que tomaba para la celulitis, el cual tendría la sustancia sibutramina. Es sancionada por nueve meses, pero en septiembre Jaqueline cambia su defensa y afirma en esta ocasión que la sibutramina se encontraba en un medicamento que tomaba, con receta médica, para quemar grasas. Resulta que, en efecto, el fabricante de dicho fármaco había sido suspendido por la contaminación de productos por dicha sustancia, pero Jaqueline, no informada, siguió tomando el medicamento. Su sanción fue rebajada de nueve a tres meses y pudo disputar con mayor margen de competición los Juegos de Pekín. En ellos Brasil no solo ganó, sino que venció en todos sus partidos de la fase clasificatoria por 3 sets a cero. En semifinales contra las entonces vigentes campeonas (China) ganarían con el mismo resultado y sólo perderían un set en la final ante Estados Unidos.

Durante el siguiente ciclo olímpico Jaqueline triunfaría tanto en la liga italiana como en la de su país, adonde regresaría. Remató un cuatrienio triunfal con su segundo oro olímpico en Londres, aunque esta vez el combinado brasileño pasaría más de un apuro en la primera fase. Además, Carvalho fue nombrada como la MVP de la final.

Con su marido, el también medallista olímpico Murilo Endres

Después de su segundo oro olímpico vino el siguiente obstáculo para la jugadora brasileña, pues se determinó que los equipos de ese país no podían tener más de dos jugadoras con 7 puntos en sus filas. Esos puntos salían de un ránking y Carvalho ya los había alcanzado dada su calidad. Aunque las deportistas protestaron por la medida -entre otras cosas, porque provocaba que las jugadoras más valiosas tuvieran que marcharse al extranjero a jugar en otras ligas-, Jaqueline encontró dificultades por fichar por algún gran equipo. Al menos salió entonces a su rescate el seleccionador Guimarães, que la llevó a la selección para que no perdiera ritmo de juego. Y, con la selección brasileña, siguió sumando títulos y medallas a su palmarés. Finalmente acabó jugando en la liga de su país, en equipos menores, pero su objetivo era no separarse de su familia. Se había casado con el también jugador de voleibol Murilo Endres (doble subcampeón olímpico y hermano de Gustavo Endres, campeón olímpico en Atenas 2004 y plata en Pekín) y había tenido un hijo después de haber perdido otro en un aborto espontáneo. En lo profesional Jaqueline llegó a disputar unos terceros Juegos Olímpicos, aunque en Río, precisamente en su propio país, Brasil sólo alcanzara el quinto puesto.

Jaqueline Carvalho es una jugadora absolutamente carismática, fundamental en la potente selección de su país. Es enorme en defensa y en los fundamentos de recepción. Sus lesiones la obligaron a cambiar su posición en el campo, pero lo más importante fue que no la obligaron a abandonar el deporte del voleibol, que tanto ama. La imparable selección brasileña no sería lo mismo sin su inestimable colaboración.

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