PETTER NORTHUG: EL ÍDOLO CAÍDO
Los éxitos deportivos a veces pueden subírseles demasiado a la cabeza a las estrellas de la pista, en este caso de nieve de esquí de fondo. Ser un gran campeón de este deporte en Noruega puede ser el equivalente a un futbolista de primerísima calidad en otros países. Si a ello le unimos la juventud y una forma de ser que busca el riesgo extremo y la adrenalina podemos obtener una mezcla explosiva que personalizamos con un nombre propio: el de Petter Northug.
Ya desde sus comienzos se vislumbró lo que podría alcanzar. Siendo aún junior las casas productoras de esquíes literalmente se lo rifaban. La que finalmente firmó con él multiplicó el pago al esquiador si éste conseguía entrar en el selecto y exclusivo (por potente) equipo noruego para la temporada 2006/07. Lo adivinan, Petter cobró el quíntuple. Ese mismo año de 2006 iban a tener lugar unos Juegos Olímpicos en la ciudad de Turín. Gracias a sus múltiples triunfos todos daban por sentado que entraría en el equipo olímpico. No fue así. El mismo día en que el seleccionador dio a conocer la lista, que le excluía, Northug ganó una carrera. Según cruzaba la línea de meta se le oyó gritar: “¡Y no voy a los Juegos?”.
Tras la decepción de no ir a esa cita olímpica su carrera no cambió, es decir, siguió ganando. Su palmarés se agrandaba y, nos tememos, su ego. También agrandó su cuenta corriente, gracias a todos esos triunfos, ya que la firma Red Bull pasó a patrocinarle con unas cifras escandalosamente millonarias, las mayores ofrecidas a cualquier deportista individual de su país en la historia. No es tampoco de extrañar ese contrato, vistos sus resultados en su debut olímpico en Vancouver 2010. En ellos ganó un total de dos oros, una plata y un bronce. Sin embargo cosechó en esa cita dos puestos claramente decepcionantes, un 11º en la de skiatlón (siendo uno de los favoritos para la victoria) y, sobre todo, un 41º en la carrera de 15 km. Se resarció al día siguiente con un bronce en la modalidad de esprín mientras que en la prueba esprín por equipos conseguiría un oro. En la de relevos 4x10km Northug salió en la tercera posta. Cuando le dieron el relevo llevaba un retraso de 37.5 segundos respecto al grupo que lideraba la carrera, pero fue capaz de superar a todos menos a uno, haciendo que Noruega se llevara finalmente la plata. Quedaba por disputarse la carrera más larga, la de 50 km de estilo clásico. En ella ganó el oro, su primer oro olímpico individual. Todos estos resultados le llevaron a ser escogido como el abanderado de su país en la ceremonia de clausura.
No nos detendremos en su cosecha de medallas en el siguiente ciclo olímpico, sino que hablaremos directamente de sus actuaciones en los Juegos de Sochi disputados en 2014. Durante toda la temporada que precedió a los Juegos Northug no brilló motivado por una enfermedad. En la ciudad rusa tampoco pudo hacerlo en ninguna de las cinco pruebas que disputó. No llegó a subirse al podio; lo más cerca que estuvo fue en las dos pruebas de equipo (esprín por equipos y relevos 4×10), donde se quedaría en el cuarto puesto. Y lo peor estaba por llegar, ya que el siguiente ciclo olímpico -si exceptuamos el año 2015, donde cosechó triunfos destacados y, en parte en el año 2016-, su carrera pegó tal bajón que no llegó a ser seleccionado para los Juegos de Pyeongchang. Él, que había pisado el escalón más alto del podio de forma individual en 38 ocasiones y en 84 más por lo que se refiere a otros puestos en el podio, había sido defenestrado, por sus propios malísimos resultados y por la vida que llevaba fuera del deporte.
Es el momento de tocar hechos de su vida personal que no podemos dejar de lado, puesto que le afectaron en todos los campos posibles. En 2014 chocó su coche estando bebido y a una velocidad mayor de la permitida. Una persona resultó herida pero, lo que es peor, huyó de la escena, siendo localizado por la policía en su casa. Le acabarían sentenciado a 50 días de cárcel y una multa, además de quitarle el carnet de conducir por al menos cinco años. La sentencia pudo pasarla en su casa, con una pulsera de localización en su tobillo. Por cierto, la marca de su coche accidentado también le patrocinaba, pero rompió el contrato de inmediato.
Por desgracia no fue ese el único incidente protagonizado por el campeón con un coche de por medio. Está visto que a Petter Northug le gusta la velocidad (también le gusta el póker, por cierto, ya que es un consumado jugador), lamentablemente, combina velocidad con drogas, como veremos a continuación. En 2020, ya retirado, fue pillado a gran velocidad. Se le encontró una gran cantidad de dinero en el coche. La policía procedió a inspeccionar su casa y encontró cocaína en cantidades ilegales y una serie de drogas en pastillas. También se le encontró un móvil con grabaciones de él conduciendo a gran velocidad mientras grababa vídeos, totalizando doce minutos. En los vídeos insultaba a los conductores adelantados por él (llegaba a superar los 200km/h en zonas de 80km/h). Nuevo juicio para el ex ídolo nacional, nueva ocasión en que se reconoce culpable y ser dependiente de los estupefacientes: “Buscaba emociones intensas con las que reemplazar la competición desde mi retirada en 2018 por problemas físicos”, llegó a afirmar. Fue sentenciado a siete meses de cárcel que pasó en una clínica de rehabilitación.
Trece oros mundiales, cuatro medallas olímpicas que debían haber sido muchas más. Una vida de éxito echada por la borda. Definitivamente no la figura ejemplar que se espera de los grandes campeones.
Un comentario
Virginia
Que lastima de carrera, si hubiese tenido un poco de cabeza hubiese sido tremendamente grande.