Entrevistas

ALBERTO GINÉS, PRIMER ORO OLÍMPICO EN ESCALADA: “NI ME ESPERABA ESTAR EN LOS JUEGOS”

Con apenas 18 años Alberto Ginés ha pasado de ser un desconocido para el gran público a gran ídolo del deporte español, además de poner su nombre en letras de oro en los anales olímpicos al convertirse en el primer deportista ganador en el deporte de la escalada, debutante en unos Juegos Olímpicos en la cita de Tokio 2020. El joven extremeño confesó a Historias de los Juegos que ni él mismo se esperaba el resultado final: “No me esperaba en absoluto un oro. Al principio ni me esperaba estar en los Juegos, luego me marqué como objetivo pasar a la final, que tampoco esperábamos; de hecho lloré más cuando pasé a la final que cuando gané y muchísimo menos esperábamos el oro, ni siquiera hacer pódium. Fue más bonito por ser inesperado”.

La escalada ha entrado en el programa olímpico en Tokio 2020 dividida en tres pruebas que otorgan un resultado global final consistentes en velocidad, búlder (o escalada en bloque) y dificultado (o lead). El español ganó en la primera de las pruebas y consiguió un digno cuarto puesto en la prueba final. Sin embargo, en la segunda quedó en último lugar (penúltimo, si tenemos en cuenta la ausencia en la final de Bassa Mawem, por lesión. No obstante, el complicado recuento final de puntos dio a Ginés el título global. El cacereño nos explica cómo vivió el desarrollo de la larga competición: “Sabía que como había ganado la primera prueba tenía bastantes posibilidades de que me fuera bien. La segunda prueba era la que peor tenía preparada y la que peor llevaba y los demás eran especialistas de esa prueba, así que me esperaba un poco hacerlo mal allí. La verdad es que no estaba pensando demasiado en el desarrollo de la final; yo quería centrarme en escalar porque en las últimas competiciones en que me he visto bien siempre que lo he pensado me ha venido mal. Pensé en centrarme y hacer lo mío y creo que fue la mejor táctica que pude seguir”.

Foto de Maja Hitij/Getty Images

A Ginés le ocurrió exactamente lo opuesto al gran favorito de la prueba a priori, el checo Adam Ondra, el que quizá sea su mejor amigo dentro del deporte, el cual ni siquiera pudo subirse al podio: “En la competición al final hay que hacerlo bien X días y si no te sale tan bien, tienes un mal día o por lo que sea la cabeza te falla, las cosas no salen como uno quiere. Todo el mundo esperaba que él ganase o por lo menos hiciese pódium”.

Uno de los aspectos que más llamó la atención de los espectadores de la final no acostumbrados a seguir este deporte es la solidaridad entre los participantes, pues en la prueba de búlder, donde se les conceden unos minutos previos para estudiar cuál es el recorrido mejor para superar la prueba, comentan entre sí las diferentes estrategias y comparten consejos. Este aspecto es algo que Alberto Ginés tiene claro no quiere que se pierda: Una de las cosas que quiero conservar sí o sí es los valores de este deporte, como la solidaridad entre nosotros. Está en nuestros valores desde que estamos escalando, es muy difícil cambiar eso. Tenemos que intentar inculcarlo en los chavales que veamos, en la gente que empieza. Por mucho que estemos en una competición, en unos Juegos Olímpicos, son valores que hay que mantener”. Tampoco quiere que se pierda él mismo. Siendo tan joven y habiendo alcanzado ya el máximo logro al que podía aspirar no sería el primer deportista en subírsele el éxito a la cabeza, pero Alberto tiene bien puestos los pies en el suelo: En mi entorno saben cómo soy; soy bastante comedido y tranquilo, así que no creo que me vaya a pasar lo de que se me suba a la cabeza el ser campeón olímpico. Ya estarán mis padres para darme una buena colleja”.

Eso no quita para que Alberto Ginés sea consciente de lo que ha conseguido: “Me dicen mucho que he entrado en la historia [al convertirme en el primer campeón olímpico de mi deporte] pero intento no pensarlo demasiado, pero sí que me llena de orgullo y estoy contento de poder haber sido el primero”. Su cabeza bien centrada bien puede haber sido el resultado -aparte de la educación de sus padres- del hecho de que, para llegar adonde está, haya realizado numerosos sacrificios, desde trasladarse desde los 15 años a vivir a Sant Cugat para poder entrenar, dada la escasez de oportunidades en su tierra extremeña, hasta hacerse con su padre 800 kilómetros en coche para entrenar un fin de semana en Francia. Alberto empezó en este deporte porque su padre era escalador: “Un día, de pequeño, me llevó a un pequeño rocódromo que había en Cáceres, me empezó a gustar y nos fuimos implicando más. Ellos no lo hacían porque quisiesen que yo compitiera, ni mucho menos. Al final era mi pasión y lo que me gustaba y me apoyaron en todo lo que pudieron y gran parte de esto es gracias a ellos”.

Tras su éxito en Tokio se ha producido un boom de su modalidad en España: “Por lo que me han contado y por lo que he visto por redes he visto que la escalada ha gustado mucho y mucha gente se ha enganchado. De hecho está habiendo un boom en España, las escuelas de escalada están saturadas…Yo creo que es algo bastante provechoso para la escalada en general. Me veo en parte responsable de ello, ya que ha ocurrido después de los Juegos”.

Cuando contaba 17 años el Olympic Channel ya llamó la atención sobre él advirtiéndonos que nos acordáramos de su nombre “porque hará algo grande”. Desde luego que lo hizo.

Foto de Kai Försterling/EFE

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