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DAVID HAIG-THOMAS: EL OLÍMPICO EXPLORADOR DEL ÁRTICO

Sí, David Haig-Thomas fue olímpico pero casi podríamos afirmar que su participación en los Juegos celebrados en Los Ángeles en 1932 fue uno de los hechos con menor importancia en su vida. En los escasos 35 años que vivió le dio tiempo a vivir varias vidas: como fotógrafo, explorador, ornitólogo, remero y soldado. Encontró la (temprana) muerte en el tristemente famoso Desembarco de Normandía, pero hasta entonces dejó huella gracias a sus múltiples facetas.

Este londinense de vida apasionante recibió educación en la elitista escuela de Eton y en la universidad de Cambridge, para la que remó en 1930, 31 y 32 ganando la prestigiosa carrera que enfrenta cada año a las universidades de Oxford y Cambridge. No es de extrañar, pues, que Haig-Thomas fuera uno de los elegidos para participar en los Juegos Olímpicos de 1932 en la modalidad de remo, aunque se quedara a las puertas de conseguir medalla, en el cuarto puesto.

Compaginó su carrera deportiva, por aquellos años lejana al profesionalismo, con la práctica de la carrera de ornitología y, ligado a ella, la afición como fotógrafo de pájaros, llegando a ser publicadas sus fotos en las revistas “Country Life” y “The Field”. Hasta aquí, una vida no demasiado apasionante, aunque tampoco rutinaria, pero a partir de 1933 la aventura iba a entrar de lleno en su vida. Ese año fue en expedición a Abisinia para trazar la ruta del río Awash. Al año siguiente entró a formar parte de una expedición organizada por el insigne explorador Edward Shackelton para realizar un mapa de la costa de la isla Ellesmere, la más septentrional de Canadá. El propio Shackelton era uno de sus integrantes. La expedición pasó un largo periodo en Groenlandia y sus integrantes recibieron la inestimable ayuda de unos guías Inuit.

David Haig-Thomas debió de cogerle el gusanillo a las expediciones al Norte, pues en 1936 realizó una nueva, esta vez a Islandia y centrada en aspectos ornitológicos. No fue la última, pues llegó al Ártico, partiendo de Groenlandia y pasando por la ya conocida por él Isla Ellesmere. Entre las islas árticas por las que pasó con su expedición está una que lleva su nombre y que está situada en el Ártico canadiense. El Museo Británico cuenta con una colección de objetos de esas remotas zonas del planeta donados por el propio Haig-Thomas.

Poco antes del inicio de la II Guerra Mundial nuestro protagonista llegó a comprar una isla (llamada Horsey) pero pronto tuvo que incorporarse al Ejército. Le tocó servir primero en partes bien conocidas por él: Islandia y Groenlandia. Ya en 1942 entró a formar parte de un grupo especial de comando -en N.º 14- compuesto por exploradores canadienses y noruegos que estaba familiarizado con el uso de kayaks y canoas. Dos años más tarde navegó por otras aguas, esta vez unas que no le eran tan familiares y donde encontró la muerte en el ya mencionado Desembarco de Normandía.

Muchas décadas después de sus expediciones, uno de sus sobrino-nietos ha seguido sus pasos en el Ártico y ha demostrado dos cosas: que la capa de hielo en esa zona cada vez es más fina y que su antepasado fue un adelantado a su tiempo, puesto que ya en sus expediciones estudió la capa de ozono y su progresiva disminución.

David Haig-Thomas perteneció a una época de aventureros (y valientes) y no dudó en poner sus conocimientos al servicio del desarrollo. Como vemos, el hecho de que llegara a participar en unos Juegos Olímpicos es sólo una nota más en su extensa y apasionante biografía.

David Haig-Thomas de expedición en el Ártico

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