Estadios Olímpicos

ESTADIOS OLÍMPICOS 13: EL OLÍMPICO UNIVERSITARIO DE MÉXICO 68

El estadio que acogió los Juegos Olímpicos de México 68 fue diseñado en 1950 y construido en un tiempo récord, pues se inauguró en 1952. Conocido bajo varias denominaciones, como Estadio de la Ciudad Universitaria y Estadio México 68, su nombre oficial es Estadio Olímpico Universitario, ya que pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en cuyo campus se ubica. Curiosamente, ni siquiera es el estadio más grande de la ciudad, pues es superado por el Estadio Azteca. Cuenta con el honor de ser el único estadio olímpico del mundo en estar situado en un área declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Los tres arquitectos que realizaron su proyecto aprovecharon una hondonada natural del terreno para situar el estadio. Se siguió excavando y el material que se sacó se utilizó para construir el propio estadio olímpico, que tiene como materiales roca volcánica extraída del mismo lugar donde se construyó y hormigón. El estadio tiene una forma ovalada que busca captar luz y crear un espacio abierto para mejorar la visibilidad de todos los espectadores. La forma también pretende asemejar el cráter de un volcán. Desde el estadio se pueden ver de hecho los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Otro dato sobre su construcción: en ella participaron ni más ni menos que 10.000 obreros y no se paró la construcción en las 24 horas del día. No sólo arquitectos o ingenieros participaron en el proyecto, sino que se pidió consejo a un entrenador de fútbol americano (que cuenta con un busto a él dedicado bajo el fondo sur del estadio) y al decano del atletismo universitario.

La fachada del estadio, con el mural creado por Diego Rivera

En su decoración exterior participó el mayor artista -masculino- del país: Diego Rivera, aunque el mural que estaba realizando, donde representaba al Méjico prehispánico y al moderno unidos por el deporte, la universidad, la paz y la familia, quedó inconcluso por la muerte del artista. Estaba previsto que el mural cubriera todo el exterior del estadio y se utilizaron piedras de colores naturales como tecali, tezontle, piedra de río o mármol. En cualquier caso se usaron colores muy vivos. El prestigioso arquitecto Frank Lloyd Wright  llegó a considerar este estadio “el edificio más importante de la América moderna”.

Con sus 70.500 asientos actuales es la sede de los equipos de fútbol (=soccer) y fútbol americano de la UNAM, así como de la selección nacional de fútbol. Ha visto múltiples competiciones internacionales, como Juegos Panamericanos, Juegos Centroamericanos y del Caribe, Universiadas o el Mundial de fútbol de 1986. Para su utilización en los Juegos Olímpicos de 1968 el estadio sufrió algunas modificaciones, tales como cubrir la pista con tartán; colocar torres de alumbrado de mayor capacidad; sustituir el marcador por uno electrónico y crear una rampa de acceso a las delegaciones deportivas frente a la entrada de maratón.

Durante los Juegos, donde se disputó la competición de atletismo, el fútbol y las ceremonias de inauguración y clausura, se vivieron algunos de los momentos más memorables de esa edición olímpica, como el encendido del pebetero, a cargo por primera vez de una mujer, Enriqueta Basilio. Ya referidos a la competición en sí cabe destacar el estratosférico salto de longitud de Bob Beamon de 8.90; el histórico saludo del Black Power; el innovador salto de altura de Dick Fosbury y el triunfo de Al Oerter en el lanzamiento de disco, que le convirtió en el primer tetracampeón olímpico en atletismo entre otros hitos.

Encendido del pebetero en la ceremonia de inauguración de México 68

No todo han sido éxitos deportivos los que ha vivido este recinto. El 26 de mayo de 1985 tuvo lugar aquí una tragedia, la llamada “Tragedia del Túnel 29”. Durante un partido de fútbol entre los Pumas de la UNAM y el América entraron 90.000 personas, en lugar de los 73.000 de capacidad máxima. En el túnel número 29 alguien cerró una reja con el resultado de once muertes y 59 heridos por aplastamiento. Asimismo, en el terremoto de septiembre de 2017 esta instalación funcionó como centro de recogida y almacenamiento de víveres para los afectados. El último uso no deportivo que ha tenido este estadio ha sido durante la pandemia del coronavirus, cuando se realizaron aquí exámenes oficiales ya que el número de participantes ascendía a 84.947 aspirantes.

Otras curiosidades del Estadio Olímpico Universitario: cuenta con la primera caseta diseñada exclusivamente para transmisiones televisivas, que en este caso adquiere el popular nombre de “Palomar” y se creó expresamente para los Juegos Olímpicos del 68. La idea original del estadio era que esta instalación se usara para partidos de fútbol americano, que era el deporte universitario de moda en el país en la década de los 50. Los arquitectos se fijaron en los estadios de Roma, Berlín y Florencia para su diseño. Un último dato a tener en cuenta: tiene la pantalla gigante más grande de Méjico y la segunda de América Latina, que además permite un bajo consumo de energía.

Foto de AP

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