Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 89: EL ORO DE DOMA ARREBATADO A SUECIA EN LONDRES 48 POR COMPETIR CON UN MILITAR CON RANGO “MENOR”

Es indudable que los reglamentos, también en los Juegos Olímpicos, han ido evolucionando con el correr de los tiempos, aunque hay casos que se podrían definir casi como “sangrantes” que han perjudicado a campeones olímpico por mor de un obsoleto reglamento del que salió perjudicado el mejor deportista sobre el terreno de juego. El caso que contaremos aquí resultó tan absurdo que incluso el propio COI tuvo que modificar su reglamento a raíz del mismo.

Ocurrió en la edición olímpica de Londres 1948 en la modalidad ecuestre de la doma. El causante del entuerto -y principal víctima a su vez- fue el jinete sueco Gehnäll Persson. En esos momentos regía un reglamento según el cual no solo la participación de las mujeres estaba excluida de los Juegos Olímpicos en su modalidad, sino que la participación era tan exclusiva que sólo podían realizarla militares y, de entre éstos, aquellos con una categoría nunca menor a la de oficial. Es decir, los participantes en la doma olímpica componían un selecto y cerrado club, algo que cambió a partir de esos Juegos gracias a lo ocurrido con el citado Persson.

El jinete sueco sí que era militar, pero “únicamente” sargento. El equipo sueco realizó con él una pequeña “trampa” inscribiéndole como oficial y como tal se hizo con la medalla de oro. En realidad se le había “ascendido” a ese cargo con el único objetivo de que pudiera participar en la cita olímpica. Acabados los Juegos, se le “degradó”, volviendo a su antigua graduación militar. Persson cometió un error: en medio de la competición se le escapó un detalle-llevar la gorra de sargento. Su participación aportó al equipo sueco cien valiosos puntos y llevó a su país al oro olímpico en la competición por equipos.

El equipo sueco de doma que sí ganó el oro en Helsinki 52

Pero ese detalle de la gorra de sargento no se le escapó a un tal comandante Hector, de Francia, por entonces secretario general de la Federación Internacional de Hípica. Ocho meses después de los Juegos Suecia fue descalificada y obligada a devolver sus medallas. Todo por el mero hecho de que Persson no era un oficial. Gracias a esta reclamación el oro fue a parar a Francia. Recordemos que la denuncia vino de la mano de un miembro de la FEI de nacionalidad gala.

Ni Persson ni sus compañeros recibieron nunca más ese oro, ganado sobre la pista, pero el estrafalario hecho sí que sirvió para cambiar el reglamento de forma inmediata, como ha ocurrido en otros casos. Es más, se permitió la participación incluso de civiles y lo que es casi más importante, de mujeres. Así, el propio Genhäll Persson pudo participar en ediciones olímpicas sucesivas. De hecho, sin ser esta vez ascendido en su cargo militar, ganó un oro en los Juegos de 1952. De no haberles sido arrebatado el oro correspondiente a los Juegos de 1948 el equipo sueco habría sido el único de doma clásica con tres medallas de oro consecutivas.

Gracias al cambio en la reglamentación, que permitió la participación mucho más amplia a partir de los Juegos de 1952, el nivel mejoró considerablemente. En esa ocasión ya entraron en liza cuatro mujeres y una de ellas fue la recordada Lis Hartel , que se convertiría en la primera mujer en ganar una medalla olímpica en una prueba hípica al hacerse con la plata, aunque más notable y meritorio fue hacerlo estando paralizada en sus extremidades inferiores.

En lo que respecta particularmente al caso de Gehnäll Persson no sólo se hizo finalmente con el oro en los sucesivos Juegos de Helsinki 52 en la modalidad por equipos, sino que lo repitió en los de Melbourne 56, acabando cuarto allí en la prueba individual.

Foto del Comité Olímpico Sueco

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