Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 84: EL DÍA EN QUE RUSIA CASI PIERDE EL ORO DE CONJUNTOS EN GIMNASIA RÍTMICA

En pocas disciplinas deportivas como en la gimnasia rítmica hay un país que sea tan claramente dominador. Rusia lo es, lo ha sido y probablemente lo seguirá siendo. Si tenemos en cuenta además que se trata de una especialidad donde el resultado final se produce mediante las votaciones de un jurado tendremos un deporte en el que costará especialmente desbancar a los grandes campeones, así como de igual manera que otros que no lo son asciendan. Pero todo estuvo a punto de cambiar en los Juegos de Río 2016. El conjunto de gimnasia rítmica ruso vio peligrar seriamente su eterna medalla de oro. Es más, tras la primera de las dos jornadas ni siquiera ocupaba la segunda posición.

El concurso por equipos se compone de dos jornadas en los que los conjuntos han de exhibirse en sendos programas. En ese ciclo olímpico en concreto corresponderían a la rutina de cinco cintas y a la rutina mixta, de mazas y aros. La primera jornada correspondió a la de cintas. En ella Rusia (que eligió una música de samba) cometió un grave error, al perder una de las cintas en su programa, algo que fue sancionado con una deducción en la puntuación final. Era un error impropio de las rusas, las grandísimas dominadoras de la escena mundial desde siempre. No me quiero ni imaginar la gran bronca que esperaba a las gimnastas rusas por parte de su entrenadora, la muy estricta Irina Viner. Aun así, se vio el poder de Rusia en este deporte en la puntuación, puesto que, pese al fallo, le adjudicaron una nada despreciable nota de 8.700 en ejecución, que las colocaban a sólo dos décimas de las primeras clasificadas. Éstas serían las españolas, capitaneadas por Alejandra Quereda y entrenadas por Anna Baranova y Sara Bayón, quienes habían realizado un impecable montaje de “Vida Carnaval” del brasileño Carlinhos Brown, en un guiño hacia el público local. Totalizaron en ese primer ejercicio 17.800 puntos. Habían superado no solo a las rusas, sino su propia nota de la clasificación preliminar (aunque en la final se parte de cero). Tras las españolas del llamado Equipaso se colocaron las búlgaras, totalizando 17.700. El resto de la lista iba así: Rusia-17.600; Italia-17.516 y Bielorrusia 17.283. Como se ve, las italianas estaban colocadas en ese momento fuera de un podio que ocuparon en los Juegos celebrados inmediatamente antes, los de Londres 2012. Las Farfalle habían cometido otro error, el mismo que las rusas: una caída en una de sus cintas.

El conjunto español. Foto de Wto

Así las cosas, había demasiados países demasiado cerca. El algo sorprendente posicionamiento tras la primera jornada podía muy bien variar tras la segunda rotación. Y, en efecto, parece que la regañina -que no dudamos existió- de Viner a sus pupilas surtió efecto. Las rusas no podían volver a fallar…y no lo hicieron. Antes salieron al tapiz las líderes, las españolas. La presión de ir primeras no les afectó y ellas tampoco fallaron. Estaba en sus manos repetir, justo 20 años más tarde, el oro de Atlanta 96 conseguido por otra gran generación de gimnastas hispanas. Desde entonces, un desierto en el medallero español en esta artística especialidad. Esta vez las españolas eligieron música flamenca. En esta rutina su puntuación superó incluso la de su primer ejercicio, logrando un 9.000 en dificultad y un 8.966 en ejecución, haciendo un total de 35.766. Si Rusia, Bulgaria u otras naciones querían superarlas la tarea iba a ser ardua. España había puesto el listón alto. Pero cuando Rusia salió a realizar su programa todos se quedaron a mirar expectantes si se confirmaba que algo iba mal en el conjunto ruso o si, por el contrario, el fallo del día anterior no iba a cometerse más. Como se temían todas sus rivales, ocurrió lo segundo. Según confesaría la componente del equipo Anastasiia Tatareva “El fallo nos impulsó a dar lo mejor de nosotras y a no volver a dar ninguna opción a nuestras oponentes”. En efecto, las rusas realizaron un ejercicio brillante, sin fallos, quizás el mejor de todos los exhibidos en el torneo olímpico. Las cinco componentes del equipo ruso flotaban al ritmo de “El pájaro de fuego”. La clave estuvo en la dificultad, que fue calificada con 9.400 por parte de los jueces hacia las rusas, totalizando 18.400 y 36.233 en la suma de los dos ejercicios. No solo superaban al equipo inmediatamente por encima de ellas (las búlgaras), sino que se alzaban, una vez más, al primer puesto. En realidad, españolas y búlgaras empataba, pero Alejandra Quereda, Lourdes Mohedano, Sandra Aguilar, Elena López y Artemi Gavezou se subirían al segundo escalón del podio por haber logrado una mejor nota en la ejecución. España perdió el pulso que valientemente le echó a la eterna campeona Rusia, para, por una vez, bajarla de lo más alto del podio, puesto que no había abandonado desde los Juegos de Sidney 2000. Pero no ocurrió sin polémica. Las gimnastas rusas cometieron dos infracciones ajenas a su rutina en su segundo ejercicio que debería haberles costado caro: por una parte no todas llevaban exactamente el mismo malliot y en el caso de una de sus gimnastas una de las cremalleras no estaba subida del todo. Detalles nimios, aparentemente insignificantes, pero que son sancionados restando puntuación…aunque no lo fue en esta ocasión, beneficiando de esta manera a las todopoderosas rusas. Ni una milésima de punto fue descontada. Hasta el propio presidente de la Federación Internacional de Gimnasia, Bruno Grandi, expresó su indignación por la puntuación. ¿Tenía que estar Rusia sí o sí en lo más alto del podio?

El equipo ruso. Foto de BBC

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