ESTADIOS OLÍMPICOS: 1. MÚNICH 72
La ciudad bávara de Múnich necesitaba claramente un nuevo estadio cuando se le concedieron los Juegos de 1972. El anterior, donde disputaba sus partidos la potente escuadra del Bayern, era demasiado pequeño. El concurso para la construcción del que iba a ser el estadio olímpico debía cumplir un requisito imprescindible: ser abierto y claro, por dos razones: para que entrara más luz que permitiera una buena visión para la recién introducida televisión en color y para desmarcarse completamente del totalitarismo hitleriano y no hiciera recordar el estadio de los Juegos que tuvieron lugar en Berlín en 1936. La solución para ambas exigencias iba a estar en un novedoso y revolucionario material: el cristal acrílito o plexiglás que aportaba translucidez. Éste iría unido al suelo por medio de cables de acero que en conjunto ofrecerían una imagen de ligereza. El “manto” que se creaba, a modo de tienda de campaña sui géneris, se extendería no solo sobre el estadio, sino sobre otras instalaciones en las inmediaciones, como la piscina olímpica, el Olympiahalle o parte del Parque Olímpico.
Se escogió un terreno cercano a la ciudad que ocupaba en parte un aeropuerto. Se trataba de un terreno llano pues había sido usado en el pasado para desfiles de la caballería bávara, por lo que no contaba con edificios que hubiera que derribar. Lo que sí contenía eran colinas formadas por los escombros de la ciudad que habían sido trasladados allí desde la II Guerra Mundial. La forma de las mismas era oval, lo que fue aprovechado para la construcción de las tribunas del estadio. Para empezar la construcción en sí hubo que volar la terminal del viejo aeropuerto con el fin de lograr más espacio. Las obras se iniciaron el 9 de junio de 1969. Se estima que trabajaron en ellas unos 5.000 obreros que completaron un millón de horas de trabajo.
El diseño, innovador a todas luces y que lo diferencia de cualquier otro estadio, se basó en estructuras naturales, especialmente en telas de araña. Los cables se izaban en mástiles. Las planchas de plexiglás se colocaron sobre la estructura de cables con capacidad de movimiento para poder plegarse en caso de nieve o viento. Así, la superficie del techo ocupa 88.000 metros cuadrados. Antes de decidirse por este nuevo material se realizaron pruebas con otros, pero no resultaron convincentes en aspectos como la resistencia al fuego. Las planchas de plexiglás, que tienen cuatro milímetros de ancho, sí que son difícilmente inflamables. Como hemos mencionado, permiten el paso de mucha luz, no obstante se tiñeron con un ligero tono gris para que estuvieran más protegidas de la luz solar.
El estadio se terminó de construir en la primavera de 1972, pocos meses antes de los Juegos Olímpicos. Se inauguró con un partido internacional de fútbol que enfrentó a las selecciones de Alemania y Unión Soviética. 80.000 espectadores pudieron contemplar la victoria de sus jugadores locales. Pocos días más tarde se jugó el partido final de la temporada de la Bundesliga, en un partido que enfrentó al Bayern y al Schalke 94. Semanas más tarde en él se inaugurarían los XX Juegos Olímpicos. El estadio, durante los Juegos, albergaría partidos de fútbol y la competición de atletismo. Durante la competición tuvo lugar el asesinato de rehenes de la delegación israelí. Tristemente, uno de los primeros actos que tuvieron lugar en este estadio fue un servicio en honor de las víctimas el 6 de septiembre donde el presidente del COI anunció que los Juegos iban a continuar.
No hemos mencionado algunos datos a destacar, como que el Estado de Baviera es el dueño del estadio y que su arquitecto fue el alemán Günther Behnisch junto a Frei Otto, que fue el que ideó el concepto del techado. La capacidad del estadio olímpico varía según su uso, desde 57.660 hasta 75.000 espectadores. También es interesante remarcar que fue el primer estadio en Alemania en contar con calefacción interna del césped. Como curiosidad decir que el diseño del estadio se olvidó de incluir vestuarios para el equipo local y el visitante de fútbol, así que se habilitaron cuartos médicos para ese uso. Porque el estadio olímpico sirvió durante años como estadio local para el Bayern de Múnich -hasta la construcción del Allianz Arena en 2005- y, no solo eso, sino que fue una de las sedes del Mundial de fútbol de 1974, llegando a albergar la final. Igualmente lo fue de la Eurocopa de 1988, donde también tuvo el honor de ser sede de la final.
El estadio olímpico de Múnich, ya privado de los regulares partidos de fútbol de los equipos locales, ha contado con conciertos de leyendas de la música, como los Rolling Stones, Michael Jackson, Prince, Tina Turner, Pink Floyd, Geneses, U2, Madonna, The Police, Coldplay, Bruce Springsteen, Depeche Mode, Elton John y un largo etcétera de primeras figuras, así como de festivales de música. También ha albergado campeonatos nacionales e internacionales (como el Europeo o la final del Grand Prix de la IAAF) de atletismo o incluso una misa del Papa Juan Pablo II. Más reciente es su uso para eventos de nieve, teniendo lugar una prueba del Tour de esquí de fondo de la FIS, así como pruebas de esquí Freestyle y snowboard, además de pruebas de motor.