Heroínas olímpicas

DIPA KARMAKAR: LA GIMNASTA DE INDIA QUE SE ATREVE CON EL “SALTO DE LA MUERTE”

La singularidad de la historia olímpica con corazón a la que dedicamos un artículo hoy es el país de procedencia de su protagonista y las paupérrimas condiciones en las que ha practicado su deporte. Pese a ello rozó la medalla en los Juegos de Río 2016 y apuesta firmemente a por el oro en Tokio 2020. La heroína en cuestión –puesto que se puede denominar como heroicidad conseguir los logros a los que llega entrenando en las condiciones en que lo hace- se llama Dipa Karmakar y es una gimnasta procedente de la India, el país del mundo con menor renta per cápita de medallas olímpicas. Además es una mujer en un país que, por desgracia, sigue demostrando desprecio en muchos casos a las mujeres y, desde luego, poca igualdad de género.

Dipa se dedica a la gimnasia artística desde los seis años y le ha tocado entrenar desde entonces en condiciones pésimas. Ha conseguido hacer del salto del potro su especialidad…¡sin haber potro en su gimnasio durante muchos años! ¿Cómo hacía? : saltando sobre muchos colchonetas puestas unas encima de otras. Ni que decir tiene que las condiciones higiénicas del centro deportivo donde entrenaba no cumplían los mínimos requisitos, estando acostumbrada a entrenar entre ratas y cucarachas, literalmente, especialmente en la época de lluvias. Precisamente durante el periodo de monzones su gimnasio se inundaba de agua. Para más inri, Dipa nació con pies planos, algo que dificultaba sus movimientos gimnásticos. A base de mucho entrenar ha conseguido desarrollar el arco en sus pies.

Foto de AP/PTI

Huelga decir que Karmakar gana todas las competiciones nacionales, pero sus actuaciones a nivel internacional ya han empezado a ser de peso: bronce en los Juegos de la Commonwealth de 2014 –siempre en salto-, empezando así a llamar la atención mundial; bronce en el Campeonato Asiático de 2015 y, lo que es mejor, su actuación en Río 2016.

Ya solo tomando parte en los Juegos Olímpicos de Río Dipa Karmakar batió récords: los de ser la primera mujer gimnasta de su país en ir a unos Juegos y los de ser la primera persona de India en participar en gimnasia en 52 años. Pero a Río no fue de comparsa, sino que logró un más que meritorio cuarto puesto, a punto de subir al podio, y atreviéndose a hacer algo que ni la misma Simone Biles se atreve: realizar el peligrosísimo salto Produnova. Se trata de un salto tan arriesgado que le han dado en llamar “el salto de la muerte”. Tiene la dificultad máxima a la que puede aspirar un salto: 7.0 D. Dipa puede con él. Solo cinco personas en el mundo son capaces de realizarlo, siendo esta gimnasta india una de ellas. Bien es verdad que Karmakar falló en la recepción durante los Juegos, sentándose –tras un salto perfecto por lo demás-, pero tuvo el coraje de arriesgar y de demostrar al mundo de lo que es capaz.

Como muestra de la distancia a la que está el deporte en su país respecto al resto del mundo hay un dato que subraya el doble mérito de esta gimnasta. Acabados los Juegos la firma BMW regaló uno de sus coches a la saltadora. Dipa ha tenido que devolverlo, a cambio de dinero, por lo costoso de su mantenimiento, por necesitar más el dinero y por no poder usarlo en las calles estrechas y sin asfaltar de su localidad natal, Agartala. Dato éste sumado a todo su pasado que la hacen ser una de las atletas preferidas del público de cualquier país. En Tokio 2020 tendrá millones de seguidores que esperarán que se cuelgue por fin una merecida medalla.

Foto de Reuters

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