Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 33: LA RENUNCIA DE GILMORE JUNIO EN LOS 1000 M. DE PATINAJE DE VELOCIDAD EN SOCHI QUE LE DIO LA MEDALLA A DENNY MORRISON

Detrás de una medalla olímpica puede haber una historia humana que se debería conocer. Toda Canadá conoce la de la medalla de plata en los  1.000 metros masculinos de patinaje de velocidad ganada en Sochi 2014 por su compatriota Denny Morrison. ¿O se trata en realidad de una medalla de Gilmore Junio, otro patinador canadiense? No, la medalla fue ganada en buena lid por Morrison, pero se debe enteramente a su compañero de selección Junio. Al fin y al cabo fue Junio el clasificado para la prueba y el que cedió su puesto a Morrison, quien no se había clasificado para esa distancia en el campeonato nacional debido a una caída. Junio consideró que su compañero iba a tener más posibilidades, o que por lógica habría sido Morrison el que habría accedido al puesto olímpico en Sochi. Por lo que fuera, pocos días antes de la carrera Junio le dejó su puesto al compañero, que ganó la medalla de plata, para gran regocijo propio, de sus compatriotas y, el primero de todos, de Junio.

Huelga decir que el agradecimiento del medallista hacia Gilmore fue infinito. Sus primeras palabras fueron para él. El generoso patinador, por su parte, también declaró sentirse feliz y satisfecho por su decisión, visto el resultado. Ambos atletas se hicieron inseparables desde entonces, pues el generoso gesto se convirtió en viral en su país natal. Las entrevistas, actos conjuntos, premios, hasta desfiles se sucedieron como la espuma en Canadá a la vuelta de Sochi. El país entero mostró su más profundo agradecimiento a Junio, quien se ha convertido en una celebridad y, lo que es mejor, en un ejemplo para la juventud del país norteamericano. Desde Sochi Gilmore Junio se podría decir que pasa casi tanto tiempo visitando escuelas –donde es mostrado como ejemplo a seguir por los valores del deporte y el olimpismo que ha demostrado con su gesto- que entrenando.

Los dos patinadores, contestos tras la medalla de Morrison. Foto de Adrian Wyld/The Canadian Press

Junio no ganaría ninguna medalla en Sochi, pero poco después de los Juegos recibió una única, que nunca podrá ganar ni Morrison ni ningún otro medallista olímpico. Por iniciativa popular se creó un fondo para crearle una medalla especial, sinigual, en lo que se denominó “Campaña de agradecimiento a Gilmore”. Costaría 7.000 dólares y su diseño era de lo más simbólico: realizada con madera de arce (el árbol más representativo de Canadá), rodeada de plata –la medalla que se ganó gracias a su gesto- y con un aro exterior de oro, como de oro fue su gesto. En el centro, una hoja de arce. Y eso no es todo: en la cinta de la que cuelga los nombres de los 250 donantes que han aportado dinero para el pago de la medalla. Y, delante, bien a la vista, la palabra GRACIAS.

Morrison, que llevaba una espléndida carrera en el patinaje de velocidad hasta Sochi, con un oro en los Juegos Olímpicos de Vancouver en persecución por equipos y una plata en los de Turín en la misma categoría, además de numerosas medallas mundiales, sentía que le faltaba el colofón a su brillante carrera al no poseer aún una medalla olímpica individual. Lo lograría precisamente con esta plata en los 1.000 metros de Sochi gracias al generoso gesto de su compañero. Morrison ha pasado tras Sochi por momentos malos; un accidente en moto en 2015 en el que se fracturó el fémur y un derrame cerebral un año más tarde le han alejado de los ovales de hielo durante meses. Sin embargo, ahora es el momento de Gilmore Junio, que solo tiene 26 años y apunta a los Juegos de Pyeongchang como próximo objetivo. Como le dijo Morrison: “Es hora de escribir mi propia historia”. Junio ya tiene su medalla a la gratitud, ahora le toca conseguir la oficial. No estamos seguros de cuál es más meritoria.

Gilmore Junio con su medalla a la gratitud

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