EMILCE “MIMI” SOSA: LA OLÍMPICA ABORIGEN
Wichis: denominación que reciben los integrantes de una etnia indígena del Chaco Central y el Chaco Austral en Argentina y Bolivia. Si va a seguir la competición femenina de voleibol durante los Juegos Olímpicos vaya acostumbrándose a este término, pues sonará a menudo ¿Que qué tiene que ver con los Juegos de Río? Mucho, ya que por primera vez una aborigen de esta etnia participará en unos Juegos Olímpicos. Se trata de la argentina Emilce “Mimí” Sosa. Es capitana del equipo albiceleste de voleibol, que por primera vez ha logrado su clasificación olímpica.
La jugadora argentina lucirá a la vista su orgullo étnico, pues en su antebrazo está escrito “Otetsel ta m´am talakis”, que significa “Mis raíces. Mi historia”. Emilce no nació en plena comunidad wichi, sino que se trasladó allí cuando su madre, profesora, fue trasladada a Lote Uno, una comunidad aborigen. Durante años de su infancia, sin embargo, Emilce vivió a 300 kilómetros de su madre, desde que se produjo el traslado de ésta por trabajo, pero un día Mimí se plantó y quiso ir a vivir con ella. Así se empapó de la cultura y costumbres de los wichis, aunque al principio le costara tanto cambio, incluso de idioma. Toda su vida hizo un giro de 180º, pues en la escuela aborigen aprendía valores como la lealtad, el respeto o la humildad. Fueron años sin luz eléctrica, es cierto, pero con canciones en familia y mucha convivencia con la comunidad.
Sosa está orgullosa de su ascendencia quechua de la que procedían sus abuelos. Dice que a Río se llevará consigo el amor de su familia, especialmente apreciado en su comunidad. La madre de Mimí, aparte de inculcarle los valores wichis, también le dio a conocer el deporte que ahora la convertirá en olímpica por primera vez, pues en principio Emilce había escogido el fútbol. Afirma que la mera clasificación para participar en Río es premio suficiente a los sacrificios que ha vivido. Los últimos años ha jugado a miles de kilómetros de casa: primero en clubes rumanos y actualmente en brasileños. Pero el premio ha sido grande, enorme: ¡ser olímpica! Una destacada wichi que pondrá el nombre de su etnia en conocimiento de los seguidores del deporte. Ya ha conseguido el primer logro.
