Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 17: LA ROCAMBOLESCA FINAL DE SALTOS 3 M. SINCRO DE ATENAS 2004

16 de agosto de 2004. Los ansiados Juegos de Atenas llevan tres días de transcurso y la nación anfitriona sigue sin lograr ninguna medalla de oro. Antes al contrario, vive envuelta en la polémica de los positivos por dopaje de sus atletas estrellas Kostas Kenteris y Katerina Thanou. Las posibilidades de ganar algún oro se volatilizan. Pero el oro llega de la manera más inverosímil posible.

Se desarrolla en el Olympic Hall la final de saltos de trampolín sincronizados hombres desde los 3 metros. No se espera gran cosa del dúo local, compuesto por Nikolaos Siranidis y Thomas Bimis, los cuales tienen como mejores puestos de su palmarés un bronce en el Grand Prix de Madrid del año anterior (con ausencias) y un más modesto quinto puesto de la prueba de la Copa del Mundo que se realizó como evento-test en las mismas instalaciones olímpicas atenienses el año de los Juegos. Además, al iniciarse el quinto y último turno de saltos nada hacía presagiar ni siquiera que pudieran escalar al tercer puesto del podio. El dúo heleno tiene nivel para hacer un digno papel en casa, pero poco más, y su serie de sus primeros cuatro saltos correctos pero no espectaculares confirma las expectativas.

Cuando iba a comenzar el último turno un espontáneo del público salta al interior de la piscina. En su espalda tenía escritos de una marca de apuestas deportivas. Se retrasa la reanudación de la prueba, pues, y los chinos Bo Peng y Kenan Wang, que iban primeros, fallan de pleno. Uno de ellos salta tan sumamente mal, golpeándose en su espalda al entrar de bomba, que a la pareja inmediatamente se le adjudica el reglamentario cero. Esto les hace acabar los últimos, después de ir encabezando el marcador tras cuatro saltos.

Es el turno del Zar ruso Dmitri Sautin. Junto a su compañero -Alexander Dobroskok- ocupaba la quinta posición, pero su maestría era tal que se esperaba pudiera acceder al menos a una medalla. Sin embargo, los rusos no cumplen las expectativas al darse Sautin un golpe con el trampolín. El desastre les haría bajar dos puestos más.

Se espera también bastante de los hermanos estadounidenses Troy y Justin Dumais, que iban segundos, pero entran de manera deficiente en el agua, lo que les deja fuera de la lucha por las medallas. Terminarían sextos.

La mala –por no decir pésima- actuación de estas tres parejas de favoritos hace que suban puestos otras, como los británicos, los cubanos, los australianos –que conservarían su tercer puesto-, los alemanes Tobias Schellengerg y Andreas Wels, que subieron de un sexto a un segundo puesto y, por tanto, fueron plata y, hete aquí, la gran sorpresa de los Juegos: los griegos Bimis y Sirianidis quienes, a la chita callando, no dejaron que les apoderaran los nervios (tal vez debidos a la interrupción por parte del espontáneo). Realizaron un casi perfecto salto de triple mortal y medio hacia adentro que les reportó una puntuación alta, lo suficiente como para ganar la final olímpica por tan solo 3.33 puntos de margen con respecto a los segundos. Era el primer oro olímpico griego en Atenas 2004. Cuando menos te lo esperas, de quien menos te lo esperas. El deporte en general, y los Juegos Olímpicos en particular, se ven enriquecidos también por victorias sorpresivas como esta.

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