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EDDIE EDWARDS: EL INGLÉS QUE SE EMPEÑÓ EN VOLAR EN UNOS JUEGOS OLÍMPICOS

A los Juegos Olímpicos acuden participantes que saben que lucharán por las medallas, otros por un puesto digno, algunos por representar a su país …y luego están los personajes como Eddie Edwards, apodado El Águila. Este inglés tiene el honor de ser el primer representante olímpico de su país en el deporte de los saltos de esquí, pero su calificación para ello fue de lo más cuestionable. Demasiado gordo (pesaba más de nueve kilos más que su contrincante más pesado); con una miopía que le hacía llevar unas gafas de culo de botella y que le valió su otro sobrenombre, el de Mr Magoo; con muy poca preparación ni material adecuado (no consiguió botas de competición de su talla y había de llevarlas con tres pares de calcetines puestos porque le iban grandes), pero con mucha, muchísima ilusión por convertirse en olímpico.

En un caso bien distinto al ya tratado aquí de los millonarios Vanessa Mae y Hubertus de Hohenlohe, aunque con igual resultado. Edwards, sin embargo, consiguió despertar las simpatías del público por su perseverancia. De condición modesta –era albañil- y esquiador con buenas capacidades para el descenso, ya intentó ser olímpico para los Juegos de Sarajevo como esquiador alpino, mas no logró calificarse. Entonces decidió dar el salto –nunca mejor dicho- cualitativo definitivo yéndose a entrenar a Lake Placid, pues en su país no existían las condiciones mínimas.

Eddie pasó por dificultades económicas, tantas que incluso tuvo que alojarse en un hospital mental en Finlandia, país cuna del deporte que Edwards se disponía a practicar. Al ser el único representante británico en saltos de esquí no le fue difícil clasificarse para los Juegos de Calgary 88, donde participó tanto en el trampolín de 70 como en el de 90.

El inglés fue objeto de chanzas, con su porte y sus pintas, pero él realizaba sesenta saltos al día como entrenamiento, aunque muchos pensaran que tenía miedo a las alturas. Como no podía ser de otra forma, quedó último en ambas pruebas, saltando apenas un tercio de lo saltado por el vencedor,  pero ello no le privó de un raro honor: haber sido el único atleta al que se ha mencionado personalmente en los discursos de ceremonia de clausura de unos Juegos. Lo hizo el por entonces presidente del COI Juan Antonio Samaranch con estas palabras: “En estos juegos algunos atletas han ganado oro, otros batieron récords y otro hasta voló como un águila”, haciendo mención a su apodo. Eso no fue todo, puesto que durante dicha ceremonia se pudieron escuchar los gritos de “¡Eddie, Eddie!” entre el público. Lo nunca visto para un deportista que había quedado en último lugar.

Si el público le adoraba no pasaba lo mismo con sus “compañeros” de competición, que pensaban que el inglés se tomaba su arriesgado deporte a chufla. Las críticas arreciaron y por ello se creó a partir de este curioso saltador una nueva regla que revolucionaría el olimpismo desde ese momento: la llamada “regla de Eddie El Águila”. Según la misma, para que un deportista se calificara para tomar parte en unos Juegos debería participar en competiciones internacionales y colocarse entre el 30% de los 50 primeros puestos. Es decir, competir a un nivel decente.

Edwards siguió intentando participar en otros Juegos Olímpicos, hasta en tres ocasiones, pero no lo logró. Lo que sí consiguió fue una notoriedad que le propició incluso enriquecerse –para después arruinarse- y salir en todo tipo de programas televisivos, como cuando realizó un salto sincronizado junto a Tom Daley en la final de “Splash!”. Incluso se lleva un tiempo hablando de filmar su vida interpretando a Edwards el cómico británico Steve Coogan…aunque Eddie bromee diciendo que ve más adecuados para encarnarse en él a los mismísimos Brad Pitt o Tom Cruise*. En cualquier caso, Edwards ha demostrado sobradamente gozar de ese punto de locura imprescindible en todo saltador de esquí, para con 50 años cumplidos volver a saltar, esta vez en Garmisch-Partenkirken. Todo un “showman” este Eddie…

eddieedwards

*Actualización: En abril de 2016 se estrenó la película “Eddie The Eagle” sobre el sueño olímpico de Eddie Edwards, que fue finalmente interpretado por Taron Egerton y con Hugh Jackman en el papel de su entrenador

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