Heroínas olímpicas

CHANTELLE NEWBERY: SALTO AL VACÍO

Chantelle Newbery hizo historia para el laureado deporte acuático australiano. Fue ella la que consiguió por fin, en los Juegos de Atenas de 2004, el ansiado oro olímpico para su país en saltos de trampolín tras 80 largos años de espera. Fue en la prueba para los más valientes, la plataforma de 10 metros. Recibida como una heroína nacional, con una carrera que siguió siendo exitosa, acaba de caer por segunda vez en su ya rutinaria vida de ciudadana. La atleta australiana se ha declarado culpable en los tribunales por posesión de drogas.

Chantelle fue detenida en marzo de 2014 por posesión de metanfetaminas . Con dificultades económicas, incluso con su vivienda, tragedias personales y depresión. cogió la vía rápida. En marzo se la colocó en un programa de rehabilitación, pero no se presentó en junio.

Pero su primera caída –que se sepa- a los infiernos ocurrió en 2009, cuando confesó haber cometido dos intentos de suicidio debido a la depresión que le causó su separación del también saltador Robert Newbery. Madre de dos hijos, fue hospitalizada en un centro psiquiátrico con depresión crónica. En ese momento declaró: “Estoy muy avergonzada por lo que he hecho. Quiero que mis hijos no me recuerden como una madre triste”.

Chantelle, pese a que una vez retirada entró en un programa de captación de nuevas futuras estrellas de este deporte en su país, no levantó cabeza.

Es curioso que son ya varias las estrellas del deporte acuático australiano con problemas depresivos, desde el mismísimo Ian Thorpe hasta el oro Matthew Mitcham, que batalla contra la adición a la misma droga encontrada en posesión de Newbery, pasando por Grant Hackett, que ha hecho público sus problemas personales. Una prueba más de que el oro (ni siquiera el olímpico) da la felicidad.

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