Entrevistas

JUAN MANUEL LÓPEZ ITURRIAGA: “MI GENERACIÓN PUSO EL BALONCESTO EN EL MAPA DEL DEPORTE ESPAÑOL”

Inútil presentar a Juan Manuel López Iturriaga, un ex campeón de baloncesto que hace tiempo que se coló en nuestras vidas por distintos medios, sobre todo a través de la pequeña pantalla, de la que es un asiduo. Su simpatía le ha llevado a ser pieza codiciada como invitado, comentarista, conferenciante, presentador. Es, quizá, el más claro ejemplo en España de reciclaje de un deportista de élite en la sociedad, sin llegar a convertirse en entrenador. De todas las múltiples facetas que muestra un personaje de tal calibre nos interesa su doble experiencia olímpica, de la que charlamos con él. Curiosamente, le tocó la desgracia -como él mismo reconoce- de participar en las dos ediciones boicoteadas: Tuve la suerte de estar en dos Juegos Olímpicos, pero tuve la mala suerte de que fueran los dos del boicot, con lo cual fueron un poco imperfectos. Las diferencias que hubo entre ambas ediciones eran las diferencias que había entre Moscú y Los Ángeles en los años 80: en Moscú no salíamos de la villa olímpica y era todo muy soviético, mientras que en Los Ángeles salías y te ibas a Disneylandia. Esa es la diferencia”.

Desgracia en ese sentido, pero suerte de formar parte de un conjunto español que puso la primera piedra de una selección trufada de éxitos. Los Iturriaga, Epi, Corbalán, Martín, Romay y un largo etcétera fueron los pioneros, alcanzando esa plata en Los Ángeles 84 que quedó para siempre en la memoria colectiva: “No fue solo la medalla. La medalla fue la culminación de varios años donde, a partir de una buena generación de jugadores, por decirlo de alguna forma pusimos el baloncesto en el mapa y aparte de la medalla fue el momento donde se consiguió, que eran años donde España no se comía muchos “roscos” deportivos, con lo cual yo creo que eso potenció un poquito lo que fue. Yo creo que fue uno de los grandes hitos por lo que siempre significa una medalla olímpica y por el momento histórico en que se consiguió”. Iturriaga enmarca esa medalla en los albores del éxito deportivo hispano: “En la década de los 80 hubo una serie de deportistas que quitaron un poquito la “caspa” que teníamos y las telarañas. Creo que éramos un país deportivamente muy acomplejado y esos triunfos sirvieron para el resto para pensar: “Si estos han logrado ganar a Estados Unidos, a Rusia, medallas, etc, ¿por qué no nosotros?” y eso tuvo la culminación en los Juegos del 92, que yo creo que sí esos Juegos fueron un cambio de chip total: entraron a apoyar económicamente a los deportistas y surgió una generación muy potente de gente que luego los niños del siglos XXI, los Gasol, Nadal y compañía que han llevado al deporte español a la cima y que se alimentaron un poco de los éxitos de esos Juegos. Yo creo que probablemente el mayor valor de lo que conseguimos fue el decir ¿por qué un deportista o un equipo español puede dejar de ganar cosas que antes eran inimaginables?”.

Selección española de baloncesto de Los Ángeles 84
Selección española de baloncesto de Los Ángeles 84

La plata de Los Ángeles 84 supuso el punto de partida para una selección española de baloncesto hoy en día acostumbrada a subir al podio, pero en la época de Iturriaga “no éramos muy conscientes de lo que habíamos hecho. Ahora yo creo que tienen más claro lo que significa, la repercusión que tiene”. Aunque con su equipo, el Real Madrid, al que contribuyó en una era dorada con múltiples campeonatos ganados y con la selección, con la que ganó, amén de la citada plata olímpica, otra épica plata en el Europeo disputado en Nantes en 1983 (eran solo los comienzos de los éxitos por venir, apenas entrevistos por la generación de nuestro protagonista), López Iturriaga reconoce que “siendo medallista olímpico he cumplido uno de mis sueños; afortunadamente tengo más, pero deportivamente ése sí que es verdad que es distinto al resto porque es la única competición en la que compartes con otros deportes y porque el ambientillo que se crea mola”.

Eran otros tiempos, sobre todos los vividos en la Olimpiada disputada en un Moscú aún soviético. Pese a lo gris del panorama y de lo rancio de la época, a los baloncestistas españoles no les faltó nunca el buen humor y las ganas de juerga “No había nada adonde ir aparte de la villa olímpica. No había elementos de ocio, pero bueno, somos un país que nos gusta divertirnos y ya encontramos nosotros la forma de hacerlo (y nosotros particularmente). En Moscú sobre todo, como no había mucho que hacer, nos reuníamos. Enfrente de nuestro edificio había uno que era femenino. Había unos catalejos que vendían de una marca soviética muy famosa. Por las noches nos poníamos allí; teníamos divididos los edificios como en los barcos: A1, A2…y nos poníamos a mirar. De repente nos íbamos avisando: “¡En la B5!”. En la B5 se asomaba una chica de repente y esa era nuestra diversión”, nos contó divertido. Diversión casi ingenua de otros tiempos que no eran ni mejores ni peores a los actuales, sino distintos. De aquellos polvos vienen estos lodos, como dice el dicho, es decir: sin las bases que pusieron los Iturriaga y compañía no tendríamos los Gasol y el largo etcétera de grandes estrellas de la canasta de las que lleva años disfrutando el público español.

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