Heroínas olímpicas

SIMONE BILES: A SUPERAR A NADIA COMANECI

La sonrisa de Río 2016 pudo haber tenido una vida muy diferente si no se hubieran dado dos circunstancias casuales en su vida que supusieron un punto de inflexión en su transcurso vital. La deportista que se ganó el oficioso título de reina de los Juegos Olímpicos de Río empezó a practicar su deporte y, lo que es mejor, a avanzar en él, gracias a dos instantes que le cambiaron la vida (amén, huelga decir, de las horas y horas de duro entrenamiento y de sus innatas características naturales). Ya sabrán que hablamos de la gimnasta estadounidense Simone Biles. Después del tremendo éxito de ganar cuatro oros en Río (en la clasificación general individual, por equipos y en las especialidades de salto y suelo) y un bronce –en barra- que no se convirtió en un metal más precioso por un simple desliz, todos los medios de comunicación han hablado de esta diminuta (mide 1,45 m.) y siempre risueña gimnasta que se ha ganado el corazón no solo de sus compatriotas, sino de todos por sus numerosos gestos de simpatía. Todos querían saber más de la nueva reina olímpica, de la heredara de Nadia Comaneci –de la que ya se insinúa que ha superado en grandeza y eso que le quedan aún años de competición-, pese a que se diferencia mucho en estilo y características de la ex gimnasta rumana. Y conocer más de esta pizpireta gimnasta ha llevado a escarbar en su triste pasado, lo que hace aún más meritorio su brillante presente.

Se ha hablado hasta la saciedad de los duros comienzos vitales de Simone, a quien la vida puso obstáculos desde sus tiernos tres años. Su padre no quiso saber nada de ella y de él no le queda ni su apellido. Su madre solo la contacta en determinadas y contadas jornadas al año. Era una alcohólica y drogadicta madre de cuatro hijos de quienes los servicios sociales alejaron dada su situación personal. Ese fue el primer drama, el segundo, dividir a los hermanos. Dos fueron a paran al abuelo materno (entre ellos Simone) y otros dos a la hermana de éste. El abuelo, Ronald Biles, se había vuelto a casar y Nellie, su segunda esposa, se convirtió desde entonces en la “auténtica” madre para Simone. Si Simone porta el apellido Biles es por Ronald, pues la adoptó legalmente. ¿Hubiera tenido Simone la carrera deportiva que tiene de haber seguido con una madre con tantos problemas? Es bastante improbable.

La segunda casualidad de su vida se produjo por un hecho tan supuestamente banal como que lloviera un día en que tenía que haber ido de excursión con su colegio. Debido a la lluvia se canceló dicha excursión, sustituyéndose por una visita a un centro de gimnasia. La niña Simone, a la que siempre le había entusiasmado saltar y rebotar, descubrió de esta manera un deporte que ya no la abandonaría y al que daría tantas satisfacciones. Ese día en ese centro los entrenadores tuvieron buen ojo y captaron ipso facto las cualidades de la pequeña, mandándola a casa con una nota para sus padres, animándoles a que pusieran a Simone a practicar una especialidad para la que parecía haber nacido. Una combinación de lluvia-idea de ir a un centro de gimnasia-buen ojo de entrenadores hizo clic y provocó el nacimiento de la ahora gran gimnasta Simone Biles.

Como en todo deportista de élite y gran campeón, Biles ha tenido que trabajar muy duro, por muchas dotes naturales que tuviera. La joven Simone, que hoy cuenta con 19 años, ha tenido que renunciar a mucho para poder entrenar una treintena de horas a la semana. Incluso la familia tomó la decisión de conducir su educación en casa para dedicar más horas al deporte.

Recientemente se ha sabido que Simone Biles padece el llamado Transtorno por Déficit de Atención por Hiperactividad (TDAH) debido al cual ha de tomar una medicación especial. Ello la ha conducido a estar, junto a otros muchos grandes campeones, en el centro de una polémica de la que se ha tenido que defender. En un año olímpico especialmente movido que tuvo como consecuencia la prohibición de participación en Río 2016 de muchos deportistas rusos debido al dopaje sistemático del estado ruso, unos hackers –supuestamente de aquel país- se tomaron la “venganza” haciendo pública una lista confidencial de la Agencia Mundial Antidopaje de deportistas a los cuales se les había permitido usar medicamentos que dan positivo por dopaje. pero que deben tomar por razones que atañen a su propia salud y no a la búsqueda de un mejor rendimiento. Biles era uno de esos casos. Eso ha hecho crecer una cuanto menos pequeña sombra de duda sobre sus –excelentes- resultados o eso han querido hacer creer los hackers. Pero las extraordinarias capacidades físicas de la gimnasta de Ohio, que se basan en una gran potencia y en tener músculos de fibra corta (unido a su escasa altura, ideal para algunos ejercicios por tener un bajo centro de gravedad, pero que la dificulta en algún aparato, como el salto) hacen que nadie dude de sus triunfos. La propia deportista se ha defendido públicamente, pero la realidad es que nadie ha cuestionado sus resultados.

No es de extrañar que Simone ya haya creado un nuevo elemento propio que ya está en la lista oficial de saltos bajo la denominación de “Biles”. Consiste en un doble mortal con el cuerpo extendido con una rotación en el segundo salto mortal. No es la única creación de Simone, ya que acaba de publicar su autobiografía, titulada, como no podía ser de otra forma “Coraje para volar”, título que resume su trayectoria personal y profesional. En definitiva, su vida.

Foto de Ezra Shaw/Getty Images
Foto de Ezra Shaw/Getty Images

Actualización: Simone Biles se hizo con la medalla de plata por equipos y el bronce en la barra en los Juegos de Tokio 2020.

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