Camino a París

AZIZULHASNI AWANG: EL MEDALLISTA QUE SUPERÓ UN TERRIBLE INCIDENTE Y UNA OPERACIÓN A CORAZÓN ABIERTO

Es habitual que hablemos en esta página de deportistas hechos de otra pasta, pero el protagonista de hoy quizá sea uno de los mayores ejemplos y exponentes de esa definición. Parece incluso creada para él porque ha tenido ocasión de mostrar su persistencia y capacidad para superar obstáculos, sin rendirse nunca, y de nuevo lo está haciendo para estar en los Juegos de París.

Es de Malasia y responde al nombre de Azizulhasni Awang. Gracias a su tenacidad ya se ha colgado al cuello dos medallas olímpicas en el deporte del ciclismo en pista. Octavo de nueve hijos, fue adoptado por un matrimonio. Azizul de niño se pirraba por el skateboard pero cuando contaba diez años un visionario del deporte -el entrenador Rozimi Omar- le descubrió y le aconsejó que abandonara la tabla para centrarse en el ciclismo. Parte de la “culpa” la tuvo también su padre el día en que le regaló una bicicleta como premio por sus buenas notas en la escuela. Durante años combinó los estudios, que su madre nunca quiso que dejara de lado, con el ciclismo. Gracias a sus excelente notas recibió una beca para estudiar ciencias del deporte en Australia…y allí dio con otro genio del deporte de las dos ruedas: John Beasley. El entrenador Aussie comprobó que, a pesar de la corta estatura de su pupilo malayo y de que apenas tenía medios tan siquiera para comer estando en Australia, Awang era toda una perla.

Foto de Bryn Lennon/Getty Images

En efecto, la escasa estatura de este ciclista de Malasia (1.68) que contrasta con el impresionante arquetipo de los ciclistas de pista, le ha valido el sobrenombre de “El hombre cohete de bolsillo”. Frente a ese visible hándicap Awang ha trabajado duro para potenciar sus aspectos más positivos y el trabajo ha dado sus frutos, acumulando hasta doce medallas de oro en los campeonatos asiáticos de ciclismo en pista. Más meritorio fue convertirse en el primer ciclista de su país en proclamarse campeón del mundo de ciclismo en pista y, lo que es aún mejor, ganar dos medallas olímpicas.

Antes de llegar a sus medallas tomó parte en los Juegos Olímpicos de Pekín en tres pruebas, consiguiendo como mejor resultado un séptimo puesto. Lo mejor de esa experiencia fue desfilar como abanderado para su país en la ceremonia de inauguración. Para el siguiente ciclo olímpico ya se planteaba hacer algo grande en Londres 2012 puesto que ya iba sumando medallas a su palmarés en distintas pruebas; sin embargo fue protagonista de un desagradabilísimo incidente en febrero de 2011. Se disputaba la última prueba de la Copa del Mundo en Manchester. Faltando 100 metros para la llegada se produjo una caída múltiple. Azizul creía que podría acabar la carrera pero, aún tumbado en el suelo, sintió un fortísimo dolor: una enorme astilla le había traspasado la pierna, por debajo de la rodilla. El dolor y la impresión al verlo eran tales, que el ciclista llegó a pensar que perdería la pierna. Los médicos comprobaron que, pese a la impresión que causaba ver la herida, Azizul había tenido suerte, puesto que la astilla penetró entre la tibia y el peroné muy cerca de la arteria principal, pero sin tocarla. Y aquí viene el primer gran mérito de Awang: sí, llegó a participar en los Juegos de Londres, aunque no se subiera a ningún podio.

La terrible herida

En las dos siguientes citas olímpicas por fin el podio no le fue esquivo, ganando el bronce en los Juegos de Río en la prueba de Keirin y la plata en esa misma en los de Tokio. Así se convirtió en primer malayo en ganar una medalla olímpica en ciclismo y ahora quiere mejorarlo siendo el primero en ganar el oro en París 2024. Para ello ha tenido que superar otro enorme obstáculo, también relacionado con su salud. Awang padece desde su nacimiento una rara enfermedad del corazón localizada en su arteria coronaria derecha que se agrava según pasan los años. En febrero de 2022 acudió a una revisión rutinaria al sentir un dolor en el pecho. Realizadas las pruebas los médicos se asombraron de que hubiera podido competir en el deporte de élite durante años sin haberse manifestado ningún síntoma. Los doctores le instaron a que se operara a corazón abierto lo antes posible, cosa que hizo porque el riesgo de un fallo cardíaco era grande. A día de hoy podemos decir que no solo ha vuelto a las pistas con la vista fijada en París, sino que lo ha hecho venciendo medallas en diferentes competiciones, prueba de su empeño en seguir en la élite del deporte y en dar a su país la tan ansiada medalla de oro olímpica.

Foto de AP

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