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JADWIGA WAJSÓWNA: OTRA MEDALLISTA OLÍMPICA JUDÍA QUE SUFRIÓ DURANTE LA II GUERRA MUNDIAL

Desde esta página nos dedicamos en ocasiones a reconocer a figuras del pasado más que meritorias que, injustamente, han quedado olvidadas. La atleta polaca Jadwiga Wajsówna (también apellidada Wajs-Marcinkiewicz) en una de ellas. Deportista polivalente, pues tocó con éxito varios deportes, nació en 1912 y logró colgarse al cuello dos medallas olímpicas que podían haber sido más de no haberse interrumpido los Juegos Olímpicos a causa de la II Guerra Mundial.

De familia modesta, a los ocho años se apuntó a un club deportivo y pronto vio encaminado su futuro con la vista puesta en una meta: el sueño olímpico, todo ello debido a la inspiración que le causó conocer las hazañas de su compatriota Halina Konopacka durante los Juegos Olímpicos de Ámsterdam de 1928. Jadwiga decidió que seguiría sus pasos, empezando con el lanzamiento de disco. Pero no solo se iba a dedicar a esta especialidad, sino que ganó también títulos en lanzamiento de peso, salto de altura, salto de longitud y hasta tiro y gimnasia. Pero sin duda sería el lanzamiento de disco el que le proporcionaría sus medallas olímpicas (bronce en Los Ángeles 32 y plata en Berlín 36) y varios récords mundiales, por no hablar del nacional polaco, que tardó veinte años en ser superado. Además, se convirtió en la primera mujer del mundo en superar los 40 metros lanzando el disco.

Se pueden contar mil anécdotas de esta excelente deportista. Digamos solo un par ocurridas durante los Juegos de Berlín. Para evitar que se le resbalara el disco en el lanzamiento Jadwiga no dudó en coger el Metro de la capital alemana y buscar una tienda de instrumentos musicales donde finalmente adquiriría una cera usada por los violinistas, para colocarla entre el cuello y hombro y que a ella le serviría para agarrar mejor el disco. También diremos que llegó a clasificarse para esos Juegos en gimnasia pero la coincidencia de las fechas de las pruebas con las de atletismo impidió que pudiera participar en ambos deportes. Allí, durante los Juegos, llamó la atención de la directora de cine Leni Riefenstahl, que acabaría inmortalizándola en la película documental que realizó sobre esa edición olímpica. Ello condujo a un malentendido pese a que Jadwiga nunca jamás apoyó el régimen nazi. Al contrario, durante la guerra se vio obligada a abandonar Varsovia por ser judía pero llegó a ser arrestada por la Gestapo en 1943. En esos interrogatorios a los que se vio sometida llegó a perder los dientes. Durante el Levantamiento de Varsovia cavó zanjas y construyó fortificaciones. Fue en esa época cuando se perdieron sus medallas y diplomas olímpicos que, afortunadamente, recuperaría acabada la guerra, en 1946, gracias al envío desde Alemania de un remitente desconocido. Acabada la guerra volvió a entrenar y llegó a participar en los Juegos de Londres del 48, donde con 36 años acabó cuarta.

No abandonó el deporte hasta 1958 y, a partir de entonces, se dedicó a trabajar con niños en la Sociedad de Amigos de la Infancia y el Círculo de Niños con Necesidades Especiales, que ella misma fundó.

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