Camino a París,  Entrevistas

XAK: “LOS JUEGOS OLÍMPICOS SON LO MÁXIMO. NOS ESPERAMOS UN BOOM DEL BREAKING TRAS LOS JUEGOS”

Se llama Juan de la Torre pero se hace llamar Xak. Abandonó la seguridad de un trabajo como abogado en su localidad natal para lanzarse, cumplida ya la treintena, al siempre incierto mundo del arte/deporte en la forma del breaking, su gran pasión. Sus inicios en este nuevo deporte olímpico fueron así: “Yo empecé a bailar a los 15 años y lo compaginé con la carrera de Derecho en Granada posteriormente. Allí conocí a muchísima gente que practicaba break y ya se interiorizó dentro de mí y competí mucho. Cuando volví a Córdoba fue otra realidad porque fue trabajar en el despacho y ambos mundos son muy demandantes. Llegó un momento en que tuve que elegir. Yo no sentí que fuera una decisión valiente, fue una decisión basada en la pasión y en mi felicidad”.

Dejada su zona de confort se trasladó a Madrid donde la vida que encontró no le fue fácil, pero sí recuerda esa etapa como la más feliz de su vida: “Decidí irme a Madrid y volverme si algo salía mal. Lo tenía todo y al llegar a Madrid llevé una vida muy frugal y humilde, en el piso más barato que encontré. Lo que hacía era entrenar y entrenar. Pero yo miro a esa época y la recuerdo muy feliz. Aunque no pudiese permitirme ciertas cosas yo era muy, muy, muy feliz porque estaba haciendo lo que me gustaba. Comparo esa época con esta y actualmente, aunque tengo muchísimas más facilidades, también tengo muchísima presión, la competición es muy dura. En esa época hacía casting y me salían bolos en teatro, cosas de imagen, cosas relacionadas con el movimiento y el baile”.

Su familia no entendió ese cambio radical en su vida, aunque él entiende su falta de comprensión: “Ellos se preocupaban por mí. No querían que fuera un inconsciente que no tuviera capacidad de sostenerse en el tiempo, con estabilidad. Fue muy complejo porque fue una decisión de ·ahora o nunca” y “no puedo arrepentirme”. Lo último que iba a hacer era pedir dinero. Si tenía que ir a las 3 de la mañana a una discoteca sin camiseta para bailar y poder ganarme cien euros lo iba a hacer antes que pedir a nadie”.

Por cierto que sus inicios hubieran sido mucho más fáciles si hubieran sido en la actualidad, puesto que cuando empezó no existía ni YouTube y, por tanto, acceso a ver vídeos de otros breakers: “Cuando empecé no existía YouTube y lo que teníamos eran pequeños trocitos de vídeo clips en los que salía un flash de un movimiento. No podíamos llevar ese vídeo al entrenamiento. Luego lo siguiente que vino eran foros con clips, que tú te bajabas. Hasta que unos chicos que vendían competiciones que habían comprado en internet en VHS y las grababan y las vendían. Yo fui a Sevilla a comprar dos cintas de competiciones de Estados Unidos que me han marcado toda la vida. Me dijeron que no me las vendían si no participaba y me obligaron a competir, con toda la vergüenza que tenía porque no sabía hacer nada. Veíamos las cintas hasta que las quemábamos. Había partes que no se veían. En el primer VHS que me dieron era de una competición de cinco años antes”. Las facilidades de ahora han traído, según Xak, una consecuencia negativa: “Ahora hay una globalización en el break que significa que todo el mundo baila parecido. Antes había diferentes estilos difícil de copiar porque no había vídeos”.

Ante las dudas de algunos sobre si el breaking es un deporte y la conveniencia o no de haberlo incluido en el calendario olímpico Xak lo tiene claro: “En el diccionario está muy claro lo que es deporte: una actividad física basada en unas normas en un contexto competitivo, así que considero que el breaking es un deporte. En otros contextos es expresión artística, en otro es teatro, en otros es deporte. Que el breaking vaya a unos Juegos no quita que el break sea un arte. Es muy demandante físicamente; yo necesito mínimo 40 minutos calentando. No nos sorprendió que se convirtiera en olímpico porque ya hay competiciones enormes con muchísima exposición y visibilidad ya parecidas a unos Juegos”.

Desde que se decidió que el breaking formaría parte de los Juegos de París la vida de Xak ha cambiado. Ahora se dedica en cuerpo y alma a lograr la plaza olímpica; entrena en el CAR de Madrid y recibe una beca que le ha permitido, entre otras ayudas, tener por primera vez en muchos años un entrenador: “Ha cambiado toda mi preparación por el hecho de haber unos Juegos Olímpicos. Yo antes entrenaba un poco cuando me apetecía y me apetecía mucho, pero ahora mi preparación tiene un objetivo, está más organizada, más marcada. Entreno tres horas y media de breaking de lunes a sábado; por la tarde preparación física y fisio, a veces psicólogo, a veces estrategia con el entrenador. Nunca tuve entrenador, empecé a tener uno hace dos años. Él es un apoyo y una guía, a nivel técnico me guía. Su camino hacia el billete olímpico está centrado en conseguirlo en el preolímpico que se celebrará en Shangai: “Hasta ahora he estado fluctuando desde el nº1 del ranking mundial hasta el 11, pero esos son puestos muy buenos porque si todo sigue así y yo calculo que se cogen entre siete y diez plazas de los preolímpicos y veo posibilidades para estar en París, pero yo no doy nada por hecho nunca. Yo a lo mejor hoy hago algo increíble pero no me sale nunca más, el breaking no es de marcas. Pueden pasar cosas increíblemente buenas o malas. Estoy trabajando mucho para que todo apunte a que sea increíblemente bueno. Pero a mí no me gusta mucho mirar hacia los Juegos porque luego la expectativa te puede jugar malas pasadas. Voy escalón tras escalón”.

Foto de LITTLESHAO

¿Cómo es el entrenamiento de un breaker? Xak nos lo detalla: “La parte física varía mucho según el momento de la temporada: más mantenimiento, más fuerza o más resistencia y en la parte de breaking entrenas todo lo que te puntúan: musicalidad, agilidad mental, improvisación, ser limpio en la ejecución, creación de movimientos (porque se valora muchísimo). A veces te puedes tirar meses para sacar un movimiento y otras veces un día pruebas una cosa y te sale”. Existen muchas dificultades en esta modalidad, pues los breakers no pueden programar todo su ejercicio ya que incluso desconocen qué músicas les pondrán -no las eligen ellos-. Sí que pueden planificar algunas ideas, pero nunca un ejercicio en su totalidad: “No existe un ejercicio programado, tengo un esquema mental con pautas claras, pero no soy cuadriculado. Intento tener transiciones para saltar de un contenido a otro para hacerlo más interesante. Detrás llevo una experiencia de 22 años de 30 horas a la semana de tomar decisiones en la cabeza. Tengo muchísimos caminos por los que va mi mente cuando doy un paso adónde voy a hacer, si la música hace un golpe, dos, tres, etc. Mi mente va muy por delante de mi cuerpo”.

Ganarse la vida en este deporte no es nada fácil, según nos confesó: “En el contexto deportivo es muy difícil vivir de esto porque tienes que ser excelente, básicamente Top 8 del mundo. Es muy difícil, un mal cruce en el Mundial te echa fuera. Yo soy el único en España que se puede dedicar a esto”. Y no tiene claro qué será de su vida tras los Juegos de París: “Mi futuro dependerá mucho de lo que pase en París. Hay una faceta en mí que es el enseñar, el guiar, que creo que me gustaría explotarla. También me planteo seguir en el mundo del deporte de otra forma, en algún puesto de dirección técnica. También me planteo volver a lo artístico y crear una pieza de teatro. El break tiene muchas salidas”.

Lo que sí tiene claro, por si le quedaban dudas a alguien, es el valor que le da a unos Juegos Olímpicos: “Los Juegos Olímpicos son lo máximo. A nivel mediático sabemos que tiene mucho peso. Nos esperamos un boom tras los Juegos”. A la espera de la repercusión que pueda tener en este deporte y en los (nuevos) espectadores al verlo en los Juegos de París sólo queda desear a Xak éxitos deportivos, profesionales y personales. Su sacrificio al dar el paso del camino no tan fácil en su vida bien lo merece. 

 

 

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