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DAVE RYDING: EL ESPÍRITU DE LA INSISTENCIA

Es posible que Dave Ryding nunca gane una medalla olímpica e incluso ni se le acerque, aunque tampoco es un esquiador de alpino que haya tenido malos resultados en la Copa del Mundo. Es sin duda considerado el mejor esquiador británico de la historia, aunque nos pueda parecer que alcanzar ese galardón no sea tan meritorio dado el nivel del esquí alpino en su país. Pero precisamente por ese bajo nivel Ryding tiene más mérito, ya que tuvo que conformarse durante años con entrenar en plásticos puestos en una pista seca sobre colinas en Inglaterra que apenas ocupaba 130 metros de largo y cuya bajada duraba escasos doce segundos, para más tarde, simplemente entrenar en una pista artificial pequeña cubierta en Bélgica. Llegó a dormir en el piso de su entrenador por falta de medios económicos. Revelador es el dato de que hasta los doce años ni siquiera había visto nunca la nieve. Por eso tiene especial mérito Dave Ryding y por eso nos gusta tanto.

Foto de Jean-Christophe Bott/EPA

Mérito doble al considerar su longevidad en las pistas de competición. Sigue en la élite a los 37 años. De hecho ostenta el récord de esquiador de más edad en ganar una prueba de la Copa del Mundo, cuando lo hizo en 2022 con 35 años. Haber estado en cuatro Juegos Olímpicos (desde Vancouver 2010 a Pekín 2022) e infinidad de Copas del Mundo y seguir a su edad pese al empuje de los jóvenes y, sobre todo, de los esquiadores procedentes de grandes potencias del esquí, le hace cobrar un mayor valor.

Para mantenerse, simplemente competir, Dave Ryding no lo ha tenido fácil. El Comité Olímpico Británico quitó 800.000 libras del programa de élite y él y sus escasos compañeros de selección tuvieron que acudir al crowfunding para financiarse. En lugar de poder centrarse en los entrenamientos, tuvieron que dedicar horas y, especialmente, provocarse mucho estrés mental, para ‘buscarse las castañas’ que les permitieran tan siquiera competir en carreras. Los medios con los que cuentan ahora -buscados por ellos- son ridículos, sobre todo si los comparamos con los millones que gastan equipos como el suizo o el austriaco. Ni Dave ni sus compañeros de equipo cuentan con fisioterapeuta, por poner un ejemplo.

Celebrando su primera victoria en la Copa del Mundo

Pese a todo ello Dave Ryding sigue al pie del cañón y por ello podemos afirmar sin temor a equivocarnos que encarna la pasión y la perseverancia. Es, sin duda, una inspiración para los jóvenes, a los que además muestra siempre ser un modelo de deportividad. Ello le han convertido en un favorito de los seguidores del esquí, que le han cogido cariño a ese esquiador de perfil medio, que suele llegar a los cortes finales pero rara vez al podio. Una prueba del cariño que se le tiene en el circuito es que, cuando ganó su primera (y hasta el momento en que se escriben estas líneas única) prueba de la Copa del Mundo protagonizó titulares en todo el mundo, incluso llegó a ser portada de periódicos en Fiyi, país no sospechoso de ser seguidor de deportes de invierno.

Le apodan el “Cohete”. Su historia personal se califica de “cuento de hadas” pues pocos se explican cómo ha podido tan siquiera mantenerse en el circuito blanco tantos años con tan pocos recursos y viniendo de un país con cero tradición. Para poder hacer realidad esto, así como sus podios, Dave se ha sacrificado; no salía de fiesta cuando era veinteañero y en su lugar entrenaba, convencido de que el esfuerzo iba a dar sus frutos en un futuro.

Casado con una neerlandesa, junto a ella llevan un café en un pueblo inglés donde, entre otras cosas, se sirve el “Desayuno Cohete Ryding”, que incluye salmón, champiñones, aguacate y huevos escalfados sobre una tostada. Por si alguien quiere probarlo que visite el ‘Boskins café’ en Tarleton, West Lancashire. Puede que se encuentre con que le sirve todo un abnegado deportista olímpico que representa precisamente los valores de esfuerzo y deportividad que imprimen los famosos cinco aros.

Foto de Getty Images

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