SUSHIL KUMAR: DE HÉROE A VILLANO

Sushil Kumar representó en su día lo mejor del deporte indio pero con el tiempo ha pasado de ser  héroe a villano en la más radical de las formas, pues intervino ni más ni menos que en un asesinato.

Los orígenes más que humildes de este luchador indio, por el que su familia realizó sacrificios para que pudiera avanzar en su carrera como deportista de élite, dieron sus frutos hasta el punto de convertirlo en el primer deportista indio con dos medallas a nivel individual en Juegos Olímpicos. Uno de los muchos sacrificios que realizó su familia fue enviarle alimentos -leche, verduras, suero de mantequilla- en su preparación olímpica para cumplir con su dieta necesaria y complementar así su preparación, escasa en cuanto a medios oficiales en un país como la India. Sushil, doble medallista de lucha libre, se inició sin embargo en la especialidad local de pehlwani para pasar a la forma internacionalmente extendida de lucha libre en su adolescencia y logrando éxitos ya con 15 años. Aunque sus triunfos le convirtieron en promesa para hacer algo grande ya en los Juegos de Atenas 2004 su resultado allí fue decepcionante (14º), pero fue justo eso lo que le espoleó en un futuro para acabar en forma de medalla de bronce en la siguiente cita olímpica de Pekín 2008.

Pese a perder su primer enfrentamiento y pasar por tanto a la repesca a partir de ahí todo fueron victorias: tres en 70 minutos, que le llevaron camino del bronce. Para ello utilizó una de sus “armas”: las tijeras, con impecable precisión y tempismo. Un desliz de una centésima de segundo podría conllevar la pérdida de un punto, pero Kumar la ejecutó con maestría para irse de aquellos Juegos con una medalla al cuello. Ese bronce de Pekín es considerado por muchos el punto de inflexión en su carrera, pese a que mejoró el metal de la medalla en los Juegos de Londres 2012. En ellos fue además el abanderado de su país y llegó hasta la final sin derrotas, pero allí fue superado por el japonés Yonemitsu. Antes había superado en su primer enfrentamiento al vigente campeón olímpico, ante el que llegó a perder 0-2.

Entramos en la primera de sus muchas polémicas: en los Juegos de Londres previamente había batido al kazajo Tanatarov en la semifinal olímpica pero su rival le acusó de haberle mordido en una oreja, algo que el indio negó. Y sigamos con más polémicas que, desgraciadamente, van in crescendo. Para llegar a los Juegos de Río no había conseguido el puesto asignado a su país pero Kumar no estaba satisfecho con eso y exigió realizar una prueba más. Resultó que su rival dio positivo por dopaje pocas semanas antes del inicio de los Juegos. Aún no está claro cómo dio positivo pero muchos acusan a Kumar de haber manipulado la comida de su rival para hacerse con la plaza olímpica.

Su siguiente episodio escandaloso ocurrió en 2018, antes de los Juegos de la Commonwealth, cuando el rival de Sushil y su hermano fueron asaltados por un grupo de hombres que dijeron ser seguidores de Sushil. El resultado fue la hospitalización del rival y su hermano y una acusación formal contra Sushil y sus seguidores. Pero aun con todo, nada es comparable a su delito final, por el que acabó en la cárcel. La víctima fue otro luchador que ocupaba como inquilino un piso propiedad de Kumar. Una disputa sobre la renta del piso hizo que acabara en batalla campal entre dos grupos de varios componentes que llegaron a golpearse. Se acusó al grupo de Sushil Kumar y seguidores de asaltar a Dhankhad, la víctima del caso. Eso tuvo lugar en un párking del estadio donde entrenan los luchadores en Delhi el 4 de mayo de 2021. Dhankhad acabó perdiendo la vida debido a un fuerte golpe de un objeto contundente en su cabeza. Sushil huyó y permaneció en paradero desconocido durante un par de semanas, pero fue finalmente detenido el 23 de mayo. El juicio determinó que todo fue premeditado: se cerraron las entradas del estadio, el grupo de Sushil portaba armas y el asalto duró entre 30 y 40 minutos, utilizando una violencia brutal. Kumar ha permanecido en la cárcel desde entonces, aunque se le permitió salir únicamente durante cuatro días, bajo custodia, por causas humanitarias al morir su padre y para estar presente en los ritos funerarios.

El peor de los finales para un héroe olímpico que bajó hasta los infiernos tras tocar el cielo del Olimpo.