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BOBBY FINKE: EL DESCONOCIDO QUE PUSO A ESTADOS UNIDOS EN EL MAPA DE LA NATACIÓN DE FONDO

No escapa a nadie que Estados Unidos es una de las mayores potencias mundiales de la natación, si no la que más, pero las largas distancias de la categoría masculina no han sido su fuerte precisamente, al menos en los últimos años, así que la doble victoria de un joven de Florida en los Juegos de Tokio pilló a muchos por sorpresa. Puede que incluso a él, que pocos años antes simplemente soñaba con poder entrar en el potente equipo estadounidense. De hecho, lo intentó para los Juegos de Río.

Nos hemos descuidado y aún no hemos dicho su nombre, que no es otro que Bobby Finke, oro en los 800 y en los 1.500 metros en Tokio 2020, la primera vez que vencía un nadador de su país en esas distancias largas desde los Juegos de Los Ángeles 84. Este nadador presenta algunas particularidades. No lo es precisamente que sea hijo de una nadadora de cierto nivel y de un entrenador de natación, además de tener dos hermanas mayores que llegaron a nadar a nivel universitario (lo que no es baladí tratándose de Estados Unidos) y participaron en los trials para los Juegos de Río, donde ninguno de los tres hermanos obtuvo el pasaporte olímpico.

Foto de AP

Finke entrena con Anthony Nesty, palabras mayores de la historia olímpica. En Seúl 88 Nesty no solo se llevó un oro, sino que, al hacerlo, se convirtió en la primera persona negra en proclamarse campeón olímpico en natación. Bobby Finke ha confesado que Nesty “siempre inventa algo nuevo” en los entrenamientos, como una idea realmente curiosa que consiste en nadar con guantes quirúrgicos “para no sentir el agua”. La idea surgió en la cabeza de Nesty un día en que cortaba pollo en casa. Finke también ha tenido la oportunidad de nadar junto a la leyenda de la natación actual Katie Ledecky, quien, según confiesa el de Florida, le ha enseñado a tener confianza en sí mismo.

Las dos finales olímpicas de las que salió victorioso Finke no fueron un camino de rosas. Utilizó la misma técnica en ambas: iba atrasado respecto a la cabeza, compuesta por el italiano Paltrinieri, el ucraniano Romanchuk y el alemán Wellbrock. Frolov, de Ucrania, iba también pegado a la cabeza (nos referimos ahora a la final de 800 metros). Lo cierto es que en la última piscina, pese a tratarse de una carrera de fondo, hasta cinco hombres podían subirse al podio. Fue en ese último largo cuando, de repente, surgió la figura de Finke, que hasta entonces no había estado nunca entre los tres primeros. Realizó un cambio arrasador al final y eso pese a que confiesa que nunca antes había tenido ese punch de velocidad final. Tanto es así, que en la final de los 1.500 metros superó en más de un segundo a sus más inmediatos rivales. Los protagonistas, rivales del estadounidenses, volvían a ser los mismos. En esta ocasión Finke ya se asomó al trío de cabeza antes de llegar a los tramos finales, pero siempre en el tercer puesto. De nuevo fue únicamente en el último largo cuando Finke aceleró superando a sus rivales con un sprint que sorprendió a todos. El “desconocido” se había salido con la suya. Para hacerlo confiesa que tuvo que poner toda la energía de su cuerpo -la que le quedaba después de tantos metros de carrera- en un empuje final. No es corriente que las carreras de estas distancias se resuelvan en el tramo final, pero así sucedió en Tokio 2020. ¿Ha nacido una estrella que ha insertado la bandera estadounidense en los podios de la larga distancia natatoria? Quiere reconfirmarse en los Juegos de París y no lleva mal camino.

En la final olímpica de 800m. Foto de François-Xavier Marit / AFP via Getty

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