Los otros olímpicos

INGER K. FRITH: LA PRIMERA PRESIDENTA DE UNA FEDERACIÓN INTERNACIONAL

Mucho se habla del progreso del deporte femenino, pero en casi todas las ocasiones nos referimos a las propias deportistas. En materia de dirigentes del deporte el panorama cambia radicalmente, pues son escasísimas las presidentas presentes y pasadas de federaciones internacionales. Inger K. Frith (de soltera Pragholm), de la que hablaremos a continuación, fue la primera de todas ellas y la que abrió una puerta que, como veremos, tardó demasiados años en reabrirse.

Danesa huida de su país en 1940 cuando fue ocupada por la Alemania nazi, su trayectoria previa a su -largo- paso por la presidencia de la Federación Internacional de Tiro con arco es digna de una película o una novela de aventuras. Inger se implicó en la II Guerra Mundial. Su condición de mujer no hizo que no participara de lleno en la misma. Al salir de Dinamarca su primer destino fue El Cairo, donde permaneció durante casi un año, para pasar a ser evacuada a Sudáfrica en un barco. Fue en Sudáfrica donde entró como voluntaria para realizar el servicio militar, para ser posteriormente aceptada por la Fuerza Aérea Sudafricana. En ella fue entrenada como metereóloga y fue allí donde conocería al que después se convertiría en su marido, un civil que, como ella, se había unido al cuerpo de Meteorología, en este caso de la Royal Air Force al ser británico. Pragholm quiso realizar las tareas que normalmente encargaban únicamente a hombres, tareas tan peligrosas como realizar las lecturas metereológicas sacadas de instrumentos adosados a las alas de los aviones, por citar sólo una de las peligrosas misiones que tuvo que realizar. La danesa iba ascendiendo en la escala militar mientras era enviada a distintos destinos en el continente africano. En medio de la guerra Inger y Ronald Frith se casaron en Alejandría, Egipto.

Acabado el conflicto bélico la pareja pasó a residir en el Reino Unido. Para entonces Inger ya había adquirido el rango de capitán. Seguiría vinculada al ejército, en su caso en la reserva voluntaria de la RAF femenina en la rama de la Meteorología como oficial de vuelo. Pero fue entonces, finalizada la guerra, cuando el matrimonio empezó a aficionarse al tiro con arco. Ambos dedicaban sus jornadas dominicales a este deporte e Inger empezó a participar en campeonatos locales primero y nacionales después, para pasar a competir incluso en Mundiales. Se recuerda especialmente una más que meritoria participación suya en un campeonato en la que acabó tercera debido a que más tarde se descubrió que lo había hecho con un hueso de su brazo roto.

Foto de World Archery

Y fue entonces cuando comenzó su etapa como dirigente. Su primer puesto como tal fue como manager del equipo británico. Fue escalando en la importancia de los cargos hasta ser elegida vicepresidenta de la Federación Internacional en 1955 y ya presidenta en 1961. Su mandato fue largo, en realidad fueron cuatro los ciclos en los que ejerció de presidenta, llegando hasta 1977. Para que nos hagamos una idea de lo extraño que le pareció a la sociedad de entonces que una mujer fuera presidenta de algo decir que muchos siguieron pensando que la federación estaba presidida por un hombre y por ello Inger Frith recibía mucha correspondencia en la que se le trataba de “Señor”.

Algunos la criticaron por haber ejercido su cargo de forma un tanto dictatorial, otros de haberse acercado peligrosamente al régimen de apartheid de Sudáfrica, pero lo cierto y de lo que nadie duda es de que el tiro con arco volvió a ser olímpico gracias a su empeño. Ya lo había sido en tiempos remotos, la última vez en los Juegos de 1920 celebrados en Amberes, pero había desaparecido desde entonces del calendario olímpico. Fue ella la que realizó lobby ante el COI con el fin de que retornara a los Juegos en la edición de 1964 de Tokio. En su primer intento no lo consiguió, pero no cejó en el empeño hasta lograr que se incluyera en los Juegos de Múnich de 1972. Según su criterio, ampliamente aceptado, el tiro con arco no tendría futuro sin los Juegos Olímpicos o, por lo menos, estaría mucho menos extendido y practicado.

Inger K. Frith también se preocupó de acercar el tiro con arco a los jóvenes y a los niños, promocionándolo en las escuelas. También impulsó la colección dedicada a su deporte en el Museo de Manchester.

Para que nos hagamos una idea del grado de dificultad que tuvo que una mujer, en este caso ella, accediera al puesto de presidenta de una federación internacional diremos que hubo que esperar hasta 1984 para ver a la siguiente: la princesa Ana de Inglaterra, quien fue nombrada entonces presidenta de la Federación Ecuestre Internacional.

Junto a Juan Antonio Samaranch y Avery Brundage

 

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