Heroínas olímpicas,  Parejas olímpicas

JEANETTE CAMPBELL: LA ÚNICA OLÍMPICA ARGENTINA EN BERLÍN 36 Y 1ª MEDALLISTA OLÍMPICA DE ESE PAÍS

Se acercaba la fecha de los (ahora míticos) Juegos Olímpicos de Berlín 36. Argentina presentaba un equipo compuesto casi exclusivamente por hombres pero entre ellos había una nadadora, Jeanette Campbell, quien tuvo el honor de ser la primera mujer argentina en participar en unos Juegos y la primera latinoamericana en subir a un podio olímpico.

Desgraciadamente, en la aventura olímpica de Berlín no pudo acompañarle su pareja -y posterior marido- Roberto Peper, nadador también y que ya había sido olímpico en la cita anterior de Los Ángeles 32. Él no pudo repetir experiencia olímpica -aunque tenía marca para poder haber ido a Berlín 36- por problemas administrativos y monetarios, de tal forma que sólo podía acudir uno de ellos y Roberto cedió su lugar a Jeanette. Su sacrificio mereció la pena ya que Jeanette, a la que también entrenaba, regresó con una medalla de plata al cuello en la prueba de los 100 metros estilo libre.

Merece la pena detenernos en la figura de Jeanette Campbell. Nació en Europa (concretamente en la localidad francesa de San Juan de Luz) en plena Primera Guerra Mundial, hija de padre escocés y madre argentina. La familia tuvo que esperar al fin del conflicto para poder emigrar a Argentina. Se da la curiosa circunstancia de que en el barco el que viajaron, en 1918, fue el que introdujo la llamada Gripe Española en ese país sudamericano. Más de 40 personas que viajaban con ellos murieron a causa de esta enfermedad, pero su familia se libró.

Ya en Argentina empezó a practicar la natación a los seis años de edad. Desde siempre fue una niña deportista y su físico la favoreció: delgada pero fuerte, con largos brazos, alcanzando el 1.70 de estatura. Destacó enseguida en los campeonatos nacionales, luego en las marcas sudamericanas para pasar a tener un gran nivel internacional que fue lo que la llevó a ser olímpica. Su participación olímpica en Berlín vino tras un curioso viaje en barco de esos de otra época. De 51 deportistas de la delegación argentina 50 eran hombres. Es por ello que ella comía en todas las semanas que duró la travesía con los directivos y no con el resto de deportistas. Se entrenaba en la minúscula piscina que había en el barco, donde apenas podía dar tres o cuatro brazadas. En una parada técnica en Río alguien tuvo la genial idea de comprar una goma y, a partir de entonces, Jeanette entrenaba tirando de ella hacia delante y hacia atrás dentro de la pileta.

A Campbell, que nunca pudo entrenar como hubiera querido ya que trabajaba siete horas al día como secretaría, le tocó vivir los “Juegos de Hitler”. En los mismos, un día se le acercó Goering, que se dirigió a ella como “mi hijita”. Jeanette era muy joven por entonces y no entendía de política, ni siquiera era consciente de las connotaciones del saludo nazi. Se quedó fascinada por la ceremonia de inauguración y todo lo que envolvía a los Juegos. En cuanto a la competición en sí la sudamericana fue batiendo récord continental tras récord, incluso igualando primero y luego superando el olímpico. La final comenzó mal para ella, aunque llegó a liderar la carrera que, sin embargo, fue ganada por una neerlandesa que remontó desde un sexto puesto.

La meritoria plata de Campbell no tuvo continuidad puesto que los siguientes Juegos no se disputarían debido a la II Guerra Mundial y decidió retirarse tras confirmarse que no se disputaría esa edición olímpica. No acabó, eso sí, su “paso” por los Juegos, ya que en los de Tokio 64 tuvo el honor de ser la abanderada de la delegación de su país en la inauguración. Hay que destacar también que Jeanette Campbell tuvo un importante papel como promotora del deporte femenino y que su hija Susana tomaría su relevo convirtiéndose en una destacada nadadora que competiría precisamente en esos Juegos Olímpicos de Tokio donde su madre fue abanderada.

No nos hemos olvidado de su marido, Roberto Peper que, recordemos, se sacrificó no yendo a los Juegos de Berlín. Peper se dedicó a la Bolsa, llegando a ser vicepresidente de la de Buenos Aires y Presidente de la Cámara de Corredores de Bolsa de la capital argentina. En cuanto al deporte fue Secretario de la Fundación Argentina del Deporte, miembro del Comité Olímpico Internacional de 1977 a 1999 y miembro honorario del COI posteriormente, así como que sirvió en la Comisión para la Academia Olímpica.

Un comentario

  • Virginia

    Que diferencia de tiempos,hoy entrenarian en exclusiva,irían su marido y ella ya que tenían marcas para ello… lástima de época. No sabemos que hubiese pasado pero intuyo que más de la medalla de plata seguro que si.

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