Entrevistas

SANDRA SÁNCHEZ: “NO QUIERO SER LA ÚNICA CAMPEONA OLÍMPICA, QUIERO QUE HAYA MUCHAS MÁS”

No creo que sea la mejor del mundo”, afirmó la -primera y única- campeona olímpica de karate en su modalidad de kata Sandra Sánchez el día en que el Comité Olímpico de su país le rendía homenaje tras su retirada. Esta humilde toledana afirmaba eso después de haber conseguido ser seis años número 1 del mundo, conseguir más de 80 podios internacionales, ser considerada por la Federación Internacional la mejor de la historia y hasta entrar en el Libro Guinness de los récords por conseguir 35 medallas consecutivas. “Creo que he hecho ‘algo’ en un momento determinado. He conseguido todo lo que me he propuesto y lo he hecho realidad todo con esfuerzo”, añadió la karateka española.

Los inicios de Sandra fueron casuales para pasar a ser duros. Sus padres la apuntaron a ballet, pero a ella le enganchó el karate que ya practicaba su hermano, quizás porque le gusta “hacer las cosas por mí misma y el trabajo dependía de mí”. Y entonces llegó la parte dura. A Sandra, ironías de la vida vistas desde la perspectiva actual, le costaba entrar a formar parte del equipo nacional. Así que se marchó a Australia. Antes de eso “había intentado entrar en el equipo nacional una y un millón de veces y me topaba con una pared”. Sandra llegó a pensar que se acababa su vida como karateca y que tendría que seguir por otro camino, pero…”Cuando volví de Australia me convencieron para que volviera al karate. Sabía que íbamos a sufrir, pero fue muy difícil decir que no. Sabía que había algo dentro de mí que no había explotado. Entonces decidí volver si me entrenaba Jesús, pero él no quería”.

Jesús del Moral, su entrenador y posteriormente también pareja, jugó un papel fundamental en su carrera: “Jesús es un genio, con una capacidad extraordinaria de ver lo que te hace falta y unir todos los conocimientos”. No obstante, se le seguía resistiendo a Sánchez la oportunidad que no acababa de llegar desde su propio país, así que decidió ir a probarse a nivel internacional. Llegó a Dubái porque un club de allí la había visto en una de esas competiciones y creyó en sus posibilidades: “Nos pareció una locura, Jesús se pensaba al principio que se trataba de una broma. Yo pensaba que él iba a decir que no pero en cinco segundo dijo que sí. Yo tenía muchas dudas pero entre todos me empujaron para seguir adelante”.

A pesar de todo, seguía sin abrírsele la puerta de la selección española, incluso después de haber ganado un campeonato internacional en 2014. Para España aún no era suficiente. Hasta que en 2015 ganó el campeonato de España y luchó para ir al Europeo, ya con 33 años. Precisamente esa edad, algo tardía para empezar a despuntar, era lo que le frenaba en la selección española, ya que se pensaban que ‘no tendría recorrido’ y lo mejor era apostar por alguien más joven. Sandra se sintió frustrada ante la situación: “Ese Europeo fue muy duro y no lo disfruté”. Sin embargo, ese Europeo fue el principio de su era dorada y la reconciliación del karate español con ella. El resto es historia, como se suele decir.

La edad es una cuestión que ha llegado a causarle cierta presión debido a las dudas que llegó a tener la Prensa sobre sus prestaciones, sobre todo a raíz del retraso en un año de la celebración de los Juegos Olímpicos: “Llegué a preguntarme si ya me había hecho mayor. La cabeza te traiciona. Al final pensé que ese año de espera me iba a servir para ponerme más fuerte”. Cuando comunicaron que su deporte por fin iba a ser olímpico lo vio demasiado lejano, irreal, pero se fue haciendo más real según pasaba el tiempo. Tendría que aprovechar esa cita olímpica porque iba a ser la única, aunque ahora, ya retirada, lucha para que su deporte vuelva al calendario olímpico: “Yo no quiero ser la única campeona olímpica de kata, quiero que haya muchas más”.

Tras tanta espera llegaron por fin los Juegos de Tokio…con una desagradable sorpresa inicial: cambios de última hora en el reglamento, cambios que la perjudicaban. “Se respiraba en el ambiente que favorecerían a Japón. Yo sentía que nadie me decía que podía ganar. El camino hasta la final fue raro. Cuando estaba preparando la final Jesús me dijo que estaba todo muy preparado para que ganara Japón y que simplemente disfrutara de la competición. Eso me sentó a cuerno quemado. Quería transmitirle esa sensación de que yo podría hacerlo y él me dijo que tenía una posibilidad muy pequeñita para ganar y eso ya me convenció ¡y gané!”.

¿Qué se cambió para beneficiar a su máxima rival japonesa y, por ende, perjudicarla a ella? Nos lo cuenta la propia perjudicada: “Durante 2 años de clasificación olímpica habíamos luchado por estar número 1 del mundo porque ser número 1 significaba ser cabeza de serie y salir la última y así habían sido todos los campeonatos durante estos cinco años de clasificación. Cuando Jesús llega la víspera de la competición a la reunión de entrenadores le cuentan que se ha decidido que el cabeza de serie va a salir en el grupo de arriba y el segundo, que es Japón, es el que va a salir en el grupo de abajo y sale el último. Jesús pregunta una y otra vez que a qué se debe ese cambio, porque sólo beneficia a una persona y perjudica a otra, no tenía sentido, pero además deciden que entre el grupo A y el grupo B, como sólo había un tatami, los árbitros no se van a cambiar, que eso tampoco era así, se debían cambiar entre un grupo y otro, de manera que yo termino siendo la número cinco de diez personas y entonces, claro, ya estás entre el montón de gente. Eran cosas que cambiarlas el día de antes era duro. Son cosas mentales que el día de antes te pueden afectar. Jesús se enfadó mucho porque se sentía impotente ante ese tipo de cosas. Yo me dije “¿Que me lo ponen difícil? ¡Allá vamos!”, como siempre”.

Para más inri, en Tokio 2020 sufrió la angustia de dar positivo por Covid: “Estábamos en pandemia y cualquier positivo nos dejaba sin competir. Ya no que yo fuera positivo, sino que si en el avión en el que viajaba había un positivo en filas delante o detrás mío eran 14 días, así que ya no llegaba. Si en la villa olímpica cualquiera de los que vivíamos en el apartamento dábamos positivo no competíamos en los Juegos. Todo eso generaba cierta angustia, no la competición en sí. Todos los días era una lotería de que no saliera ningún positivo. No estaba nerviosa por competir; lo que quería era llegar a competir”.

Ya retirada, no para. Ha creado una plataforma para dar clases online. Se llama Chikara que significa energía, para intentar llegar a todo el mundo y acercar el karate a todo el mundo. También da charlas, seminarios, escribe libros…”Yo sigo pensando que dentro de mí hay mucho que dar y transmitir. Quiero seguir emocionando”. Sin duda seguirá ofreciendo píldoras de su maestría allá por donde vaya. Es la primera y hasta hora será la única campeona olímpica de su deporte, pese a que lucha intensamente para que no sea así. Seguro que le quedan muchos logros por conquistar y, conociéndola, los alcanzará.

Sandra Sánchez en el momento de saberse campeona olímpica

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