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OLÍMPICOS QUE SUPERARON LA POLIO

En numerosas ocasiones hemos destacado el mérito de deportistas, campeones o no, que han sido un ejemplo de superación. Todos los protagonistas de este artículo lo son especialmente, pues compitieron en Juegos después de haber contraído la polio:

-La arquera italiana Paola Fantato enfermó de niña, estando en silla de ruedas desde los ocho años. Al poco empezó a practicar el tiro con arco, debutando en los Juegos Paralímpicos de Seúl 88 logrando el bronce individual (empatada con la neozelandesa Neroli Farirhall, de la que ya contamos que fue la primera deportista paralímpica en clasificarse para unos Juegos Olímpicos) y el cuarto puesto por equipos. Su racha siguió en las siguientes citas Paralímpicas, estableciendo además el récord mundial. Pero Paola no se conformó con eso, sino que también participó en unos Juegos Olímpicos, los de Atlanta 96, siendo la primera deportista en participar en un mismo año en Juegos Olímpicos y Paralímpicos. En total ganó siete oros paralímpicos y un bronce, también en Juegos Paralímpicos. En los Olímpicos tuvo que conformarse con un noveno puesto por equipos y el 54º individual

-El esquiador estadounidense David Jamison perdió su pierda izquierda de niño al enfermar de polio. Poco después de la amputación se dedicó al esquí paralímpico convirtiéndose pronto en el mejor del mundo y ganando múltiples medallas internacionales , especialmente en la modalidad de eslalon Gigante. En los Juegos invernales de 1984 ganó el bronce, aunque se trataba de un deporte de exhibición por entonces. También participó en los Juegos de invierno de 1988 que se disputaron en Innsbruck logrando la medalla de plata.

Foto de Duane Howell/The Denver Post via Getty Images

-Su compatriota Larry Banner es un caso a destacar. Se dedicó a la gimnasia para superar una deformidad que tenía en la columna de resultas de un episodio de polio que padeció en su infancia. Pero Larry siempre fue deportista, así que se dedicó a la natación y al fútbol. Como gimnasta llegó a ganar campeonatos regionales y también fue entrenador. Lo combinó paralelamente con estudios en psicología, magisterio, etc. Llegó a trabajar de consultor en psicomotricidad en escuelas e incluso en el Departamento de Defensa de Estados Unidos. En los Juegos Olímpicos participó en las ediciones de Roma 60 y Tokio 64 logrando puestos un tanto atrasados en la clasificación general.

Foto de George Brich

-Más destacado fue el tirador de esgrima francés Michel Salesse, concretamente en el arma de la espada. Competía con el brazo izquierdo porque el derecho había sido afectado por la polio siendo niño, lo que le dejó prácticamente sin funcionamiento y deforme. Lo meritorio es que Salesse logró proclamarse campeón olímpico. Ocurrió en los Juegos de 1980 en Moscú en la modalidad por equipos, siempre de espada. Cuatro años más tarde la misma modalidad le daría una nueva medalla, esta vez de plata. Además, se proclamó campeón mundial en dos ocasiones, también en espada por equipos.

-Obligado nombra a la amazona danesa Lis Hartel dos veces subcampeona olímpica (en Helsinki 52 y Melbourne 56) en la modalidad de doma ecuestre, en ambos casos en categoría individual. Ya montaba y entrenaba a caballo cuando en 1944 le atacó la polio, estando embarazada de su segundo hijo. Todos pensaban que ya no podría competir nunca más a caballo pero Lis estaba hecha de otra pasta y, aunque paralizada de rodillas para abajo, no abandonó el deporte. Tres años más tarde ya competía de nuevo.

Lis Hartel consigue mantenerse de pie en el podio olímpico durante la premiación

-Finalizamos con otra atleta a destacar: la estadounidense Wilma Rudolph. Pese a convertirse con el tiempo en una más que excelente corredora siendo niña contrajo la polio y, asómbrense del dato, hasta los once años no supo caminar bien. A los 16 ya era olímpica y no solo, pues ganó su primera medalla: el bronce en los relevos 4×100. Aconteció en los Juegos de Melbourne 56. En la siguiente cita de Roma 60 ya archidemostró su valía haciéndose con tres oros en las tres pruebas de velocidad. Se había convertido en toda una leyenda a la que apodaron “La Gacela Negra”.

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