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SUSAN FRANCIA: LA BICAMPEONA OLÍMPICA HIJA DE UNA DE LAS DESCUBRIDORAS DE LA VACUNA CONTRA EL CORONAVIRUS

Perseverancia es la definición que más casa con la figura de la bicampeona olímpica de remo Susan (en realidad Zsuzsanna) Francia y perseverancia es lo que le enseñó su madre, Katalin Karikó, la bioquímica húngara que ha investigado durante años el desarrollo de ARNm…hasta dar con la vacuna contra el coronavirus creado por la empresa BioNTech, de la que es además vicepresidenta. Mientras la madre investigaba e investigaba sin aún una solución, la hija ganó dos preciadas medallas de oro olímpicas (en los Juegos de Pekín 2008 y Londres 2012). Susan Francia pensaba que esas medallas habían sido el orgullo de la familia -cosa que sin duda fueron-, pero el descubrimiento de la vacuna tras lustros de trabajo ha hecho sentir a Susan verdadero orgullo de hija y, según afirma, deja pequeños sus logros olímpicos.

Los padres de Susan se marcharon de Hungría cuando la madre fue despedida del centro de investigación biológica donde trabajaba. El matrimonio no dudó en emigrar a Estados Unidos con la pequeña Zsuzsanna, que contaba por entonces dos años de edad. En esa época Hungría aún pertenecía al Telón de Acero y a la familia, como al resto, sólo se le permitía salir del país con la ridícula cifra de 50 dólares. Sus padres vendieron deprisa y corriendo su coche y los beneficios obtenidos por él, que alcanzaron los 1.200 dólares, los escondieron dentro de un osito de peluche de la niña, futura campeona olímpica.

Los comienzos en su nuevo país no fueron fáciles y siempre estuvieron marcados por el trabajo duro que, sin duda, la investigadora Karikó inculcó en su vida. Aunque ahora, echando la vista atrás, reconoce que tanto ella como su madre son la viva representación del sueño americano, lograrlo no ha estado exento de mucho esfuerzo. Los comienzos de Susan en el deporte sí que fueron más fáciles, pues la altura de sus padres, que ella heredó, la capacitaba para dedicarse a varias disciplinas deportivas, además de llamar la atención de muchos cazadores de talentos. Se puso a practicar muchos y muy variados deportes, aunque curiosamente entre ellos no se encontraba el deporte que acabaría proporcionándole más satisfacciones y éxitos: el remo. En esas que Susan pasa a convertirse en una estudiante universitaria (acabó graduándose cum laude en Criminología y Sociología) y, ante la cantidad de tiempo que le suponían los estudios universitarios decidió cortar por lo sano y abandonar toda práctica deportiva. Pronto se percató de que eso había sido un error y, entretanto, llega a sus manos un panfleto que buscaba el alistamiento de nuevos remeros al equipo. Lo cogió, envió un correo electrónico al entrenador…y el resto es historia, como suele decirse. Tras la prueba inicial se vio que estaba realmente dotada para ese deporte.

Cuando Susan acabó sus estudios recibió ofertas de trabajo pero las rechazó todas porque quería cumplir el sueño de ser olímpica. Lo hizo y a lo grande, consiguiendo el oro en su primera participación en la prueba más espectacular: la de ocho componentes. Tras el oro olímpico de Pekín 2008 Susan no tenía tan claro seguir en el deporte, pues quería empezar su vida laboral, pero fácilmente fue convencida por su entrenador para que continuara. Durante el ciclo olímpico que le llevaría a su segundo oro en la misma prueba en la capital británica Susan padeció una fractura de estrés en una costilla y, lo que es peor, hernia discal. Tenía unos dolores tales que era incapaz de levantar un plato de la mesa. Tenía que cubrir gran parte de su cuerpo con parches calientes para poder remar. Es por ello que siempre comenta que el año previo a Londres 2012 fue el más estresante y duro de su vida. En todos esos años de éxitos hay que subrayar el tremendo mérito de las componentes del barco de 8 con timonel del que formaba parte, pues su dominio era tal que llegaron a ganar once títulos olímpicos o mundiales seguidos, un récord difícil de igualar.

El oro de Londres 2012. Foto de Armando Franca – IOPP Pool /Getty Images

Su carrera no acabó ahí, pues quiso continuarla hasta Río 2016 aunque, lamentablemente, no lo consiguió. Lo que sí lograría fueron cinco medallas de oro en Mundiales (además de una plata y un bronce) en diferentes clases del remo, además de la victoria en la prestigiosísima Regata Real Henley. En dos ocasiones (2008 y 2009) fue votada como participante en la Tripulación de remo del año por la federación internacional y en 2010 ganó el premio a Atleta del Año, votada por sus colegas. Después de su retirada se ha dedicado a entrenar al equipo junior de Estados Unidos y al equipo femenino de 8 con timonel.

Mientras Susan se dedicaba a entrenar a chicas remeras los arduos años de investigación de su madre, plagados de frustraciones y reveses, dieron sus frutos. Susan lo leyó en un periódico, pero ni siquiera estaba segura de que su madre hubiera estado del todo involucrada en el descubrimiento de la vacuna. Modestamente, Katalin Karikó siempre le había contado a su hija que “se trataba de un trabajo en equipo” (cosa de la que no dudamos) y en pocas ocasiones le hablaba de sus investigaciones, aunque cuando se acercaba el momento de la confirmación del funcionamiento de la vacuna Karikó “insinuaba” a su hija que “debería ver los noticiarios”. Ahora Susan Francia habla orgullosa de su madre. No en vano Karikó ha tenido que pasar de todo hasta lograr tener éxito, incluso tener que dormir en el laboratorio debajo de la mesa. Sus investigaciones no solo han ayudado en lo que se refiere al coronavirus, sino que son aplicables al tratamiento de la isquemia y los tumores en general. Sin duda Susan ha heredado de Katalin el esfuerzo, el trabajo y el tesón, así que no nos ha de extrañar el hecho de que gracias a lo inculcado por una de las descubridoras de la vacuna contra el coronavirus se forjó la trayectoria deportiva de una bicampeona olímpica. “Aprendí de mi madre los valores de luchar hasta conseguir tu objetivo”, afirma sin dudar Susan. Perseverancia, insistimos, es lo que exudan estas dos grandes en sus respectivas labores. 

Con sus padres. Foto de Susan Francia

Actualización: La madre de Susan Francia, Katalin Karikó, ha recibido en 2023 el Premio Nobel de Medicina por la vacuna del Covid.

 

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