Heroínas olímpicas

HASSIBA BOULMERKA: LA VALIENTE CAMPEONA QUE LUCHÓ POR LA IGUALDAD

Esta es la entrada número 1.000 de esta página dedicada a temas olímpicos. Queríamos hacerlo dedicándosela a alguien que verdaderamente represente valores no ya deportivos y olímpicos, sino que se ha convertido en un icono para la sociedad luchando proactiva y valientemente contra los prejucios, los radicalismos, los estereotipos y, sobre todo, por la igualdad. Todos esos valores los encarna la atleta argelina Hassiba Boulmerka.

Afortunadamente mucho se ha escrito sobre ella; sus reivindicaciones -realizadas sobre el tartán de una final olímpica- no han quedado en saco roto y, de alguna manera, su ejemplo ha sido seguido. Y eso que a Hassiba le tocó sufrir un periodo histórico convulso en su país que provocó una desaceleración en los derechos civiles y un auténtico paso atrás de años, décadas, en el tratamiento hacia la mujer. Ella vivió el antes, el durante y el después de la revolución integrista que sacudió su país.

Hassiba destacó como corredora desde niña, especializándose en las carreras de media distancia. Siguió el proceso natural de victorias en campeonatos nacionales, continentales y plaza para unos Juegos Olímpicos. Con apenas 20 años compitió en los de Seúl 88, en las dos carreras de media distancia (800 y 1.500 metros), pero la entonces prometedora atleta aún estaba por acabar de formarse y no realizó un buen papel. Aunque sólo necesitó de tres años más para conseguir su consagración definitiva, que le llegó en el Mundial de Tokio al ganar el oro en la final de los 1.500 metros. Hassiba volvió a su país en olor de multitud. Los argelinos, necesitados de un ídolo, de un referente, la acogieron como a una auténtica heroína y la pasearon por toda su geografía siendo recibida a lo grande. Pese a que ésa iba a ser sólo la primera gran victoria de su carrera, Hassiba no iba a experimentar ya más una acogida semejante.

Aún no hemos contado un dato fundamental: Boulmerka corrió en el Mundial de Tokio como cualquier otra atleta, es decir, en pantalones cortos, camiseta de tirantes y, por descontando, sin cubrirse la cabeza. Fue valiente al hacer eso, no iba a descubrir hasta qué punto esa decisión afectaría a su vida. Porque empezaron a cobrar relevancia los grupos de fundamentalistas en Argelia que no vieron con buenos ojos “semejante osadía” por parte de la atleta. Ella, que en absoluto había renunciado a su condición de musulmana, simplemente consideraba que los que se oponían a esa forma de vestir realizaban una interpretación errónea de la religión. Bravo por Hassiba. Y pobre Hassiba, porque a raíz de la visibilidad que adquirió empezó a sufrir ataques, verbales y no tanto, incluso peores. Su vida, digámoslo claramente, se vio seriamente afectada por las críticas de los fundamentalistas.

Quedaba un año para los Juegos de Barcelona 92 y Hassiba no podía ni entrenar en condiciones en Argelia. Tuvo que trasladarse a Europa porque los ataques que sufría llegaron a convertirse en reales amenazas de muerte. Pero Hassiba no se rindió. Para más inri, cuando llegó a los Juegos celebrados en la localidad catalana, amén de hacerlo siempre escoltada, lo hizo con la zozobra de saber que su padre había sufrido un ataque al corazón y se encontraba en coma. Ella y su familia habían estado padeciendo todo tipo de amenazas, incluyendo graffitis insultantes en su casa. Hassiba apenas pudo entrenar para prepararse para los Juegos y su concentración mental se vio perjudicada a causa del alud de amenazas de muerte. Tampoco debió de ser cómodo estar rodeada siempre y en todo momento, incluso cuando se duchaba o iba al baño, por soldados armados con el fin de protegerla. Así estaba el panorama. Por todo ello y pese a sus capacidades, las opciones de victoria en Barcelona para la argelina habían disminuido.

Ya en la final la seguridad para proteger su persona constituía una prioridad. Incluso había guardias disfrazados de voluntarios con ese fin. Hassiba hizo historia ganando el oro, el primero para su país, superando en la última curva a la -por entonces soviética- Liudmila Rogachova. No era, sin embargo, la primera medalla de oro olímpica para una mujer musulmana, ya que la marroquí Nawal El Moutawakel lo había logrado antes. Hassiba celebró la victoria con especial emoción, tanto tras cruzar la línea de meta, como en el podio. Su puño al aire, su tocarse la bandera argelina en el pecho, sus lágrimas, en fin, suponían no únicamente una ya más que meritoria victoria olímpica, sino una victoria por la igualdad de las mujeres, por su libertad para vestirse sin imposiciones; una victoria sobre los radicales que la habían amenazado. “Para mí fue una victoria de la vida, frente a las personas que me querían muerta”, declaró la campeona.

Foto de Sahara Press Service

Y es que en pocos meses el panorama en Argelia había variado -a peor-, creciendo el fundamentalismo en una espiral que no iba a parar ni a decrecer, todo lo contrario. Ese mismo extremismo islamista es el que privó a Hassiba de ser recibida en su país tras su gesta olímpica. La situación política y social, inmersa ya en ataques del Ejército Islámico de Salvación, impidió el reconocimiento de todo un oro olímpico, el primero para el país, de una atleta. Claro que había sido conseguido por una mujer y una que de nuevo “pecó”, vistiendo “semidesnuda ante miles de hombres”, como le atacó el propio imán de su mezquita en un sermón (sermón realizado incluso antes del auge del fundamentalismo, tras su victoria en el Mundial de 1991)

Puede que el fanatismo religioso obligara a esta campeona a mudarse definitivamente a otros países más tolerantes -aunque ella siempre manifestara su deseo de regresar a Argelia-, pero no empequeñeció su actitud y sus convicciones. Valientemente no se amilanó y serviría de ejemplo y referente pocos años más tarde a la atleta argelina Nouria Mérah-Benida, que ganaría el oro en los 1.500 de los Juegos de Sídney y, como su antecesora, con pantalones cortos y sin hiyab. Lo hizo “por las mujeres árabes, para que puedan desarrollarse como el resto de mujeres del mundo”. Es posible que sin Boulmerka no hubiera habido una Mérah-Benida y otras anónimas mujeres musulmanas que no se plegaron a los radicalismos islamistas.

Hassiba fue de nuevo olímpica en Atlanta 96, pero no pasó de las semifinales, pese a venir de ganar de nuevo el oro en un Mundial, el de 1995. Daba igual, su labor ya estaba hecha y consolidada. Fue reconocida recibiendo el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes por “los valores humanos y deportivos al ser representante de un país y de un mundo en el que las facilidades para la práctica del deporte no son las más favorables para las mujeres”. Una vez retirada su compromiso con las mujeres continuó, promocionando la práctica deportiva de las mujeres y luchando por su equiparación con los hombres desde su puesto como miembro de la Comisión de Atletas del COI, así como estando al frente de la Comisión Mujer y Deporte del Comité Olímpico Argelino. Si antes luchó sobre el tartán ahora lucha desde los despachos. Icono del deporte y de la vida.

Foto de Jean-Yves Ruszniewski (Corbis/VCG via Getty Images)

27 Comentarios

  • Virginia

    Me encanta el artículo, muy grande la atleta, eso es valentía, no estaba muy al tanto de su lucha, espero que su país y el resto deje atrás la opresión al 50% de la población.
    Este artículo es digno de ser el 1000 de historia de los juegos. Magnífica labor. A por 1000 más.
    Enhorabuena!!.

    • Alicia P

      La historia de esta mujer me parece increible, doy las gracias a Patrizia por hacernos llegar estas conmovedoras vivencias de los campeones olímpicos.
      A veces nos perdemos en las grandes historias sin olvidar que los pequeños detalles son lo más importante.
      De nuevo, gracias a la autora.
      Seguiré de cerca esta página web, sin duda alguna.

  • Chitina Moreno Torres

    ¡Enhorabuena por esas mil historias! Son un referente imprescindible para conocer el pasado, el presente y el futuro de los Juegos. El Olimpismo está en deuda con este blog.

  • Xèna

    Este artículo nos demuestra la valentia de muchas mujeres y que gracias a ellas estamos donde estamos hoy en dia. Gracias a Patrizia conocemos estas historias maravillosas.

  • Vanessa

    ¡Qué rápido pasan mil entradas! Este artículo es una muestra más de como gracias a este blog conocemos las historias y testimonios de deportistas que a través de sus disciplinas deporitva han luchado y luchan para defender los valores, y que al final se convierten en referentes para el futuro. Sin duda, una buenísima elección para esta entrada, y ¡a por otros mil más!

    • Ascen Pérez

      Artículo digno de leer. Un historia con mucho fondo y mucha verdad. En el mundo hay muchas más personas luchadoras de las que nos imaginamos. Este blog trata de muchas de ellas y espero siga tratando muchas más.
      Mi más sincera enhorabuena a esta gran periodista, que nos acerca a un mundo que no todo el mundo conoce.
      Sin duda lo recomiendo a todas las personas que estén interesadas en historias reales.
      ¡Enhorabuena!

  • Beatriz

    Maravilloso artículo de Patrizia Bernardi. Siempre nos ilustra con noticias e historias dignas de elogio. Y si se trata de mujeres luchadoras todavía mejor. Hay que seguirla, merece mucho la pena. Gran profesional!

  • Iratxe

    Muy bonito el artículo sobre esta gran mujer, luchadora y un ejemplo de superación, eres una crack Patrizia, gracias por enseñarnos tantas historias mediante este blog.

  • Vicente

    Todo un descubrimiento para mí esta atleta, chapó por su coraje, su constancia y su valentía. ¡Qué maravilla que nos acerques estas historias! Me encanta esta web.

  • Noemi

    ¡¡Qué gran mujer!!! Es una pena que no se de más visibilidad a este tipo de hazañas. Muchas gracias por presentárnosla! Seguid haciendo este gran trabajo, cada día descubro historias nuevas, a cada cual más fascinante! 🙂

  • Iñaki Revestido Menac

    ¡¡Muchas felicidades por estos 1000 primeros artículos de muchos!! Me encanta poder disfrutar y aprender de las cientos de historias y aventuras qué hay “detrás de las cámaras” de los juegos junto a este maravilloso blog. Respecto al artículo, me parece perfecto para el número 1000, para reivindicar el valor y valentía de una atleta en una situación social complicada que estoy seguro sirvió, y nos sirve de referente para futuras deportistas en una situación similar, y para dar cuenta a la sociedad de lo mucho que queda por hacer para lograr la verdadera igualdad de género.

  • Mar Vázquez Martínez

    Me ha encantado el reportaje. Yo soy una mujer de 57 años transgénero que acaba de iniciar su transición de hombre a mujer y no os podéis ni imaginar cómo me identifico con esta deportista, pues yo también competí a nivel internacional y admiró s está mujer y el príncipe de Asturias está ganado con creces. Gracias por estos artículos de inclusión. Felicidades

  • Joaquín

    ¡1000 entradas! Se dice pronto, una hazaña propia de las olimpiadas.
    Interesantísima historia. Una vida dedica a luchar contra las adversidades. Este tipo de pequeñas luchas son los que logran los cambios sociales que son tan necesarios y por personas como Hassiba, hemos ido avanzando. Aún queda mucho por hacer, pero no hay que olvidar de dónde venimos y quién peleó por conseguir por lo que hoy tenemos.

  • sergio García

    Recuerdo perfectamente esa carrera, fue uno de esos momentazos que suelen regalar las pruebas de atletismo en unos JJOO.
    Hassiba corría en liso sobre la pista, pero con un montón de obstáculos en su vida. Muy buen artículo Patrizia

  • Luis Pérez

    Este es el tipo de historias que la gente debe conocer del deporte.
    Que pena que sean tan pocos los medios que las sacan. Gran mérito de Historias de los Juegos

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