Parejas olímpicas

ELENA BEREZHNAYA Y ANTON SIKHARULIDZE: DESTINADOS A SER LA PAREJA PERFECTA SOBRE EL HIELO

La pareja rusa compuesta por Elena Berezhnaya y Anton Sikharulidze continuó la tradición de su país en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City 2002 al ganar el oro. Su país lo había hecho siempre en los 40 años previos. Sin embargo, su victoria se vio seriamente empañada al situarse en el centro de uno de los mayores escándalos en la historia del patinaje olímpico. Nunca se demostró que Elena o Anton supieran la trama que se ocultó tras su oro. Un auténtico soborno en el que medió la mafia rusa privando del oro a la pareja canadiense, compuesta por Jamie Salé y David Pelletier. Ese asunto lo trataremos en otra ocasión, pero en este artículo nos centraremos en el antes y el después de Berezhnaya y Sikharulidze.

Ella había nacido en una pequeña localidad rusa que no ofrecía futuro alguno. Hija de un padre alcohólico que se divorció de su mujer cuando Elena tenía cinco años. A Elena, que ya destacaba con los patines, no le quedó más opción que viajar a la capital (una travesía de 36 horas en tren) para labrarse un futuro. Tuvo la suerte de caer en el grupo de patinadores que entrenaba la prestigiosa Tamara Moskvina. Por entonces tenía como pareja al hijo de su primer entrenador, pero el chico tenía dificultades en elevarla, así que le buscaron otra pareja y la encontraron en el letón Oleg Shliakhov. Aún no sabían que esa unión sólo le iba a causar problemas -y graves- a Elena. Oleg, que venía de haber sido rechazado por su séptima pareja, resultó ser un hombre violento que se cebaba en la frágil y diminuta Elena, incluso la dejaba caer desde los elevados. Se trataba de un hombre que hablaba de forma incoherente, con gran rapidez. Tamara Moskvina no tenía idea de que Oleg pegaba a Elena porque ella nunca dijo nada. Escondía las heridas que le provocaba, se mostraba callada, aguantando los momentos violentos de Oleg. Tampoco conocía la situación un patinador llamado Anton Sikharulidze que por entonces ya era amigo de Elena. Fue Anton el que en una ocasión rescató a Elena de un incendio. Oleg la había encerrado en un piso en San Petersburgo y, cuando empezó el incendio, Anton la sacó por la ventana. Un vecino que le vio subir por el edificio le tomó por un ladrón, aunque no corrió la sangre al río. A pesar de todos los problemas que conllevaban los momentos de violencia física y verbal la pareja formada por Berezhnaya y Shliakhov llegó a participar en los Juegos Olímpicos de Lillehammer 94 compitiendo por Letonia, acabando en octavo lugar.

Y entonces ocurrió durante un entrenamiento el momento que puso en mayor peligro la vida de Elena. No se trató esta vez de un golpe o un acto de violencia de por sí. Estaban realizando unos giros sobre el hielo cuando el patín de él golpeó la cabeza de ella, llegando a penetrar en el cráneo. El cuerpo de Elena quedó como muerto sobre el hielo. Naturalmente fue llevada de urgencia al hospital, donde acabaría permaneciendo por un mes. Durante un tiempo nadie se planteó siquiera que volviera a patinar. Elena había perdido la capacidad del habla, aunque entendía lo que le decían. El corte había dañado el centro del habla en su cerebro. La patinadora sufrió dos operaciones para retirarle fragmentos de hueso de su cerebro. Padecía asimismo parálisis parcial en su lado derecho, incluso los médicos dudaron sobre si podría volver a caminar. Pese a todo ello, Elena se recuperó con una increíble rapidez, cuidada en todo momento por Anton con el que, al poco, formaría pareja sobre el hielo ya que, naturalmente, dejó de patinar con Shliakhov. Por entonces Elena y Anton ya formaban pareja también fuera de la pista de hielo.

Toca el turno de hablar del Anton anterior a formar pareja con Elena. Primero formó pareja con Maria Petrova, con quien llegó a proclamarse campeón mundial junior, pero antes de ello hemos de contar un hecho que tuvo lugar en su infancia: se produjo heridas en su ojo izquierda en diferentes ocasiones hasta el punto de quedarse casi ciego. Un carámbano de hielo le golpeó en un ojo, en otra ocasión se puso vinagre en él, una serie de accidentes, en fin, que dañaron su ojo. Aun así tuvo suerte, y simplemente tuvo que ponerse gafas porque había desarrollado una miopía.

Volvamos a la pareja Elena-Anton. Al poco de unirse se vio en ellos que habían encontrado mutuamente su pareja perfecta sobre el hielo. En el Mundial de 1998 deslumbraron y ganaron. Participaron juntos en los Juegos Olímpicos de Nagano 98, donde acabaron segundos. Eran unos de los favoritos para el oro, pero a cinco segundos del final de su programa Sikharulidze se cayó. Durante los años previos a los Juegos de Salt Lake City de 2002 vencieron en numerosas competiciones internacionales. En poco tiempo la pareja rusa se había establecido como una de las mejores parejas del mundo, si no la mejor. Se dijo de ellos que eran una pareja que tenían “algo mágico”. Seguro que lo tenían e influyeron en otros patinadores. Por ejemplo, la japonesa Yuko Kawaguchi decidió cambiarse a la modalidad de parejas sintiéndose inspirada por Berezhnaya al verla en los Juegos de Nagano. Por cierto que Kawaguchi también cambió nacionalidad, convirtiéndose en rusa, y apellido, rusificándolo en Kavaguti. Acabaría ganando numerosas medallas en Europeos y campeonatos Mundiales junto a Alexander Smirnov.

El oro en los Juegos de Salt Lake City provocó una polémica tan grande que la trataremos en otro momento. Sólo decir que, ironías de la vida, después de la rivalidad con la pareja canadiense formada por Jamie Salé y David Pelletier Elena y Anton acabarían realizando giras con ellos, tras los Juegos. Ambas parejas se retiraron al poco de acabados los Juegos. Elena y Anton siguieron con su relación personal hasta ese momento, pero luego ella se enamoró del patinador británico Steven Cousins, con quien tuvo dos hijos; de uno de ellos es padrino Anton. Durante años esta pareja rusa ha participado en espectáculos sobre hielo, en vivo y televisivos, juntos o por separado. Elena también se ha convertido en entrenadora en San Petersburgo. Anton entró a su vez en el mundo de los negocios de la construcción y llegó a ser diputado y a cargo del Comité de cultura física de la Duma del Estado. Por cierto, si quieren saber cómo acabó Oleg Shliekhov les diré que fue ingresado en un hospital mental de Riga.

Foto de Gary Hershorn/Reuters

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