Camino a Tokio

JORDAN WINDLE: DE UN ORFANATO CAMBOYANO A LOS JUEGOS DE TOKIO 2020

Estamos ante la que puede ser una de las historias humanas de los Juegos de Tokio 2020. La protagoniza un joven que tendrá 22 años durante la cita olímpica. En su tercer intento, por fin ha conseguido el pase olímpico. Su nombre es Jordan Windle. Su deporte: los saltos de trampolín y plataforma. Su nacionalidad: estadounidense. La historia vital que se esconde tras el éxito de haber logrado, por fin, poder disputar unos Juegos es más importante que ese ya de por sí gran logro.

Porque Jordan nació en Camboya y quedó huérfano tanto de padre como de madre al año de edad. En ese momento se le colocó en un orfanato hasta que un ciudadano estadounidense, Jerry Windle, le adoptó. En ese momento Jordan estaba en un estado penoso en cuanto a su salud se refiere: sufría malnutrición, tenía parásitos, infecciones severas y sarna. Jerry Windle, soltero y gay, le salvó la vida cuando el pequeño contaba 18 meses. A los 7 años de edad las capacidades de Jordan para el deporte fueron descubiertas por Tim O´Brien, hijo del célebre entrenador Ron O´Brien. Así, el pequeño Jordan entró a formar parte del programa de saltos de Fort Lauderdale, Florida. Desde entonces ha ganado cuatro títulos nacionales en la categoría absoluta en un país que cuenta con campeones y medallistas olímpicos, así como el título universitario -de gran nivel en su país-, donde estableció un récord de puntuación.

Jordan es conocido como el “pequeño Louganis”. Puede que el apodo se deba a que el mismísimo multicampeón olímpico de saltos Greg Louganis haya ejercido como mentor al ver sus habilidades. También puede que se deba a que sus vidas han corrido momentos paralelos: ambos sufrieron bullying en el colegio, principalmente por ser de otra raza. También Jordan se ha convertido en un defensor de la causa LGTBI, aunque él mismo sea hetero.

Con su padre adoptivo cuando era más pequeño

Si Jordan tiene un vínculo con el campeonísimo Louganis en algo se diferencia de él: en la relación tan estrecha que mantiene con su padre. Han llegado incluso a co-escribir un libro infantil semiautobiográfico titulado “Nunca más un huérfano: la verdadera historia de un niño”. El propio Jordan ha manifestado que el apoyo de su padre ha sido todo para él: “No estaría donde estoy si no es por él”.

Jordan visitó por primera vez desde su temprana marcha el país que le vio nacer en 2016, cuando acudió a hacer una exhibición de saltos en el orfanato donde estuvo con la intención de servir de inspiración a los niños que allí se encontraban y demostrarles que cualquier cosa que se planteen en la vida es posible, pues él mismo es un ejemplo. No sabemos aún qué será capaz de hacer en los Juegos de Tokio, pero en los Trials estadounidense su actuación fue excelsa, consiguiendo en las finales cinco dieces y dos 9.5.

El que Jordan Windle haya conseguido su sueño tras tres intentos y habiendo sido rescatado de un orfanato camboyano nos proporciona un ejemplo más de que la constancia, el trabajo y, desde luego, algo de suerte, pueden hacer que cumplamos nuestros sueños.

Foto de Getty Images

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