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NEROLI FAIRHALL: LA PRIMERA PARAPLÉJICA QUE COMPITIÓ EN UNOS JUEGOS OLÍMPICOS

Lamentablemente es más que probable que el nombre de Neroli Fairhall, además de extraño, les resulte completamente desconocido y, sin embargo, corresponde a una pionera del olimpismo cuya meritoria carrera resumiremos aquí. Neozelandesa nacida en 1944, practicaba diversos deportes en su juventud hasta que un accidente de moto la paralizó de cintura para abajo cuando contaba 25 años. Estuvo esperando a ser rescatada durante 21 larguísimas horas, postrada en solitario. Huelga decir que su carrera como amazona acabó ese mismo día pero, para sorpresa de todos, acabaría siendo una deportista olímpica. Y decimos olímpica y no paralímpica -que también lo fue-, ya que Neroli se convirtió con motivo de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles celebrados en 1984 en la primera competidora parapléjica en participar en unos JJ.OO.

Es cierto que en Los Ángeles 84 no superó el puesto 35º (meritorio, en cualquier caso). Pero no se trataba de una deportista “del montón” pues previamente había alcanzado el oro en los Juegos de la Commonwealth desarrollados en Brisbane dos años antes que los Juegos Olímpicos. Neroli ya de por sí se había proclamado campeona nacional de su país en numerosas ocasiones, incluso se había ganado la plaza para competir en los Juegos de Moscú 80, pero el boicot se lo impidió, para su decepción.

Fairhall no había practicado el tiro con arco antes de su parálisis. La paralímpica más famosa en esos momentos de Nueva Zelanda, Eve Rimmer, la aconsejó para que probara el lanzamiento de peso, pero Neroli encontró que su deporte ideal iba a ser el tiro con arco ¿por qué?: porque reunía las condiciones ideales: buena vista, excelente concentración, calma y espíritu de competición.

Foto del Comité Olímpico de Nueva Zelanda

Uno de los puntos culminantes de su carrera fue el mencionado de los Juegos de la Commonwealth de 1982. Fue una competición en la que fue de menos a más, habiendo acabado la primera jornada en el 12º puesto, puestos que fue escalando día tras día. Al proclamarse campeona un periodista le preguntó, no sin un halo de cinismo, si las condiciones de viento que imperaron le beneficiaron al estar ella sentada en una silla de ruedas. Su respuesta es aún recordada: “No lo sé. Nunca he tirado de pie”.

En los Juegos de Los Ángeles su condición física despertó el interés de muchos…y de las alarmas en los arcos de seguridad, pues su silla no paraba de pitar. Neroli perdía cada día mucho tiempo con los protocolos de seguridad (llegaron a observar con detalle si guardaba algún objeto prohibido en el cojín sobre el que se sentaba en la silla) y las docenas de entrevistas que le solicitaban.

Para su desgracia, los de Los Ángeles fueron los únicos Juegos Olímpicos en los que llegó a participar. Lo intentó para los de Atlanta 96, pero una lesión en su hombro se lo impidió. Eso sí, llegó a competir en cuatro ediciones de los Juegos Paralímpicos, en el primero de ellos -Múnich 72- en el deporte del atletismo. También tomó parte en cinco Mundiales absolutos. Cuando se retiró se convirtió en entrenadora de élite en su país, además de administradora en deporte para discapacitados. Fairhall llegó a ser una persona muy apreciada y distinguida en su país, incluso finalista a Deportista del Año de Nueva Zelanda en 1982. Por desgracia su vida fue demasiado corta, pues falleció con 61 años a causa de una enfermedad motivada por su discapacidad.

En el desfile de la ceremonia de inauguración de Los Ángeles 84. Foto del COI

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