Concienciados olímpicos

KIMIA ALIZADEH, LA PRIMERA IRANÍ MEDALLISTA OLÍMPICA QUE HUYÓ DE SU PAÍS HARTA DE LA OPRESIÓN A LAS MUJERES

A veces olvidamos que por encima del deportista está la persona. Una persona a la que, según los derroteros que le da la vida, le toca luchar por sus propios derechos. Eso le ocurrió a Kimia Alizadeh, la primera mujer medallista olímpica de Irán. Esta taekwondista ya anunció al mundo su valía en los Juegos de la Juventud celebrados en Nanjing en 2014 al ganar el oro. En el Mundial del año siguiente llegó a batir a la campeona olímpica de Londres 2012 Jade Jones (quien revalidaría su título en Río) y se hizo con la medalla de bronce. Dos años más tarde ganaría la plata en el siguiente campeonato mundial. Pero sin duda su logro más grande fue un hito por la que entró en la historia del deporte de su país: la medalla de bronce -en la categoría de 57 kilos- en los Juegos Olímpicos de Río. En su día dijo alegrarse especialmente por lo que podría suponer esa medalla en el desarrollo del deporte femenino en Irán. Como prueba de ello el siguiente dato: la BBC la nombró en 2019 una de las 100 mujeres “más inspiradoras e influyentes del mundo”.

Por desgracia, la mujer en su país ha seguido teniendo trabas para practicar el deporte. Tanto es así, que Kimia se ha visto obligada a exiliarse al no soportar más las imposiciones a las que era sometida. Llegó a protagonizar titulares en la prensa mundial en enero de 2020 cuando tomó la decisión de abandonar su país y pedir asilo en Europa. La taekwondista se encontraba en la ciudad de Eindhoven, entrenándose. Las declaraciones que realizó Kimia Alizadeh desde su muy seguida cuenta de Instagram causaron desde el primer momento un gran impacto entre sus compatriotas, incluso fueron comentadas en el parlamento de la nación, donde se señaló directamente a los dirigentes por haber causado la huida de su única medallista olímpica. Y es que lo que publicó Alizadeh en su red social no era para menos: “Soy una de las millones de mujeres oprimidas en Irán. Las autoridades han jugado conmigo como han querido durante años. Me llevaron adonde quisieron, me vestí como me dijeron, repetí cada frase que me ordenaron. Mis medallas las atribuyeron al velo obligatorio y a su dirección y sabiduría. Éramos herramientas del régimen que quiere explotar políticamente el éxito deportivo y que humilla a mujeres”. Y prosigue: “En sus mentes machistas siempre pensaban que Kimia es una mujer y no tiene lengua. Yo no tengo otro deseo más que taekwondo, seguridad y una vida feliz y saludable”. Kimia añadió “no querer progresar a base de corrupción y mentiras”. Finalmente, una frase que nos indica hasta qué punto fue dolorosa su decisión, derivada de una situación insoportable: “La decisión de irme de Irán es aún más difícil que ganar el oro olímpico”.

Foto de Mohammad Hassanzadeh/Tasnimnews

Esta deportista, que en su día supuso un ejemplo para su país, un espejo donde mirarse las mujeres de Irán -tan necesitadas de referentes en todos los ámbitos, incluyendo el deportivo-, con sus hechos y sus palabras demostró al mundo su valentía y su decisión de luchar por sus propios derechos humanos y, en un sentido más amplio, por los de las congéneres de su país.

Desde que tomó esta decisión de no volver a su país y quedarse en Europa Kimia ha pasado por varias tribulaciones. Tras el impacto mediático inicial se sucedió la decepción de perderse unos Juegos Olímpicos inminentes, en los que tenía posibilidades de medalla. La taekwondista dio por sentado que se escapaba su opción de acudir a los Juegos de Tokio, demasiado cercanos, al dejar de representar a Irán. Pero el aplazamiento de los Juegos ha ofrecido una segunda oportunidad a la joven iraní (ganó la medalla olímpica con sólo 18 años). Pasó a residir en Alemania e inmediatamente después de su llegada a ese país la federación alemana de taekwondo contactó con las autoridades germanas y el Comité Olímpico Alemán para saber si podría darse el estatuto de refugiada a Alizadeh. No solo se le permitió residir en Alemania, sino que se le apoyó y ofreció posibilidades de entrenamiento, así como de trabajo a su marido. A principios de 2021 Kimia recibió el estatuto de refugiado en Alemania, lo que conlleva aparejado que podrá competir en Tokio 2020 -si se clasifica- tomando parte en el torneo de clasificación europeo dentro del Equipo de Refugiados Olímpicos.

Puede que su decisión no haya tenido efecto (al menos inmediato) en las mujeres iraníes con respecto a un cambio de su situación en materia deportiva, aunque seguramente ha tenido impacto en la sociedad iraní. El de Kimia puede ser el primer paso de los muchos que habrán de darse en Irán hacia la igualdad de derechos. Y, dentro de unos años, habrá que recordar que lo tomó esta taekwondista medallista olímpica.

Foto de Robert F. Bukaty/AP

Por Patrizia Bernardi Garrido

Actualización: Kimia participará en los Juegos de Tokio 2020 formando parte del Equipo de Refugiados Olímpicos.

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