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AHMAD ABUGHAUSH: DE LA GLORIA POR SER EL PRIMER ORO OLÍMPICO DE JORDANIA A LA CÁRCEL POR UN ASUNTO BUROCRÁTICO

Hizo historia para su país al lograr la primera medalla olímpica desde que Jordania -el país de marras- debutara en unos Juegos Olímpicos en Moscú 80. Además lo hizo consiguiendo la medalla de oro. Fue en la cita olímpica de Río en la categoría de -68 kilos correspondiente a la modalidad deportiva del taekwondo, deporte en el que su país siempre ha participado con algún deportista en las ediciones olímpicas desde el debut de esta especialidad en los Juegos de Sidney. Ocho fueron los componentes de la escuálida delegación jordana en Río 2016 y de entre esos ocho Ahmad Abughaush fue el que se hizo merecedor de la gloria de todo un país.

Existió una cierta polémica tras su oro olímpico sobre sus orígenes. Cuando uno vence, todos quieren adjudicarse méritos. Eso le pasó a este joven jordano (20 años) celebrado no solo a lo grande por sus compatriotas, llegando a ser recibido por miles de personas y por miembros de la Familia Real jordana a su vuelta a su país y condecorado por los mismos, sino por los propios israelíes, país desde el que tuvo que huir años ha su familia al ser de origen palestino. Jordanos, palestinos e israelíes, pues, se hicieron llamar acreedores de su parte de victoria en el caso de este taekwondista. Lo cierto es que sus antepasados se habían exiliado de Israel cuando destruyeron el hogar de Saeed Abugaush en abril de 1948. Huyeron de allí en una segunda ocasión, junto a otros miles de familias palestinas, tras la masacre de Deir Yassin. Muchos miembros de su familia intentaron volver a su ciudad natal, pero el ejército israelí los asesinó por “infiltrados”. Ahmad nació ya en Amman, la capital jordana, y empezó a practicar el deporte que le llevaría a la gloria olímpica a los seis años de edad. Muy pronto los cazatalentos descubrieron sus dotes y, con catorce años, ya participó en su primer Mundial junior, donde se convertiría en el único atleta árabe en conseguir una medalla de oro. Al año siguiente ya competiría en el Mundial senior. En 2012 fue nombrado el mejor atleta jordano por su Comité Olímpico Nacional. Ese año ya vaticinó en una publicación en su cuenta de Facebook sus aspiraciones: “En 2008 contemplé con entusiasmo los Juegos por televisión. En 2012 lo hice con motivación. En 2016 espero que mi sueño se convierta en realidad, entre en acción y consiga una medalla para mi país”.

Pero en 2013 Abughaush pasó por su peor momento: se rompió el ligamento cruzado. Poco antes se había roto la cadera. Sin embargo, para 2014 ya estaba de nuevo en la arena internacional, pero la mala fortuna se puso de su parte teniéndole fuera de competición otros dos años al romperse la rodilla izquierda. Se le reconocía como un taekwondista de talento, pero pocos confiaban en verle en lo más alto del podio de Río. En cuartos de final se deshizo del campeón mundial y plata en Londres 2012 Lee Dae-hoon, para superar en las semifinales ni más ni menos que al campeón olímpico entonces vigente, el español Joel González. En la final le esperaba el ruso Alexei Denisenko. Con lo realizado en los Juegos de Río Abughaush subió 25 puestos en el ránking mundial.

Ahmad se había convertido en un icono, un referente, un ejemplo, un pionero, empezando por los niños en un campo de refugiados de Azraq, compuesto por refugiados que huyeron de la guerra en Siria, para los que Abughaush es el modelo a seguir y con el entusiasmo que les produce su medalla de oro olímpica practican el taekwondo mientras viven su espera en el campo de refugiados. Pero todo cambió en octubre de 2020, cuando Ahmad fue detenido a causa del confuso origen de un supuesto delito que, según especificaron las autoridades, nada tenía que ver con su condición de deportista. En plena preparación para la cita olímpica de Tokio 2020 y con solo 24 años de edad Abughaush anunció su retirada, sin duda motivada por dicha detención. Se le condenó a seis meses de prisión por “falsificación de documentos oficiales”, algo negado por sus familiares. La Dirección de Seguridad Pública de Jordania alegó que la sanción le motivaría “a mostrar disciplina, acatar la ley y practicar la buena ciudadanía”. Sin embargo, se liberó al campeón olímpico al cabo de unas semanas, eso sí, detenido ese tiempo en condiciones muy severas en unas cárceles jordanas en paupérrimas condiciones.

De la cumbre a la cárcel. Jordania no parece haber hecho del todo justicia con su único campeón olímpico.

Foto de Salem Khamis (CC BY-SA 4.0)

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