Paralímpicos

THOMAS WALSH: IBA A ESTRELLA DEL ESQUÍ, PERO UN CÁNCER LE CONVIRTIÓ EN ATLETA PARALÍMPICO

Esta es una historia que podría resultar incluso surrealista. Trágica pero -spoiler- con final feliz, al menos aceptablemente feliz. Su protagonista es Thomas Walsh. Al nacer en la localidad montañosa de Vail, Colorado no le quedaba más remedio que practicar algún deporte de nieve. En efecto, a los dos años ya esquiaba y a los cinco ya empezó a competir. Por aquella época compartió escuela de preescolar con ni más ni menos que la campeonísima (años más tarde, naturalmente) del esquí alpino Mikaela Shiffrin, cuya amistad aún perdura y veremos hasta qué punto (nada de cotilleos amarillistas, no se preocupen). Ambos se veían desde su más tierna infancia compartiendo Juegos Olímpicos en un futuro. La propia madre de Mikaela le daba clases de esquí a Thomas. Estaba claro que el inquieto Thomas, que también le daba al triatlón y al esquí de fondo, valía para el deporte de la nieve. Así, con 14 años de edad parte hacia una academia de esquí sita en Vermont, o deberíamos decir iba a partir porque justo en la víspera le diagnostican un cáncer. Se trataba de un raro caso de cáncer de hueso y tejido denominado sarcoma de Ewing, el cual le había invadido la pelvis del jovencísimo Walsh y se había extendido por sus pulmones. En aquellos momentos sus posibilidades de sobrevivir se reducían a un 10%.

Obvio decir, los severos tratamientos comenzaron en el cuerpo de Thomas, que al poco tiempo se transformó en un debilitado y huesudo chico, él que había practicado ballet, danza e incluso interpretación desde los seis años. Eran los efectos de la quimioterapia, que le hicieron bajar drásticamente de peso. A eso se unieron las doce operaciones que sufrió, en una de las cuales encontramos otro lazo de unión con Shiffrin, pues el padre de la esquiadora actuó como anestesista. Dichas operaciones le quitaron parte de la pelvis y de sus pulmones. Peligró en gran medida su pierna derecha. Los doctores le dijeron que no volvería a esquiar; en realidad, tendría que reaprender a caminar. Durante sus estancias hospitalarias fue visitado en varias ocasiones por su amiga de la infancia Mikaela.

Thomas Walsh con Mikaela Shiffrin. Foto de Kathleen Walsh via AP

Después de meses de tratamientos, Thomas salió del hospital. ¿Adivinan qué fue lo primero que le pidió a su madre?: volver a la academia de esquí. O ir por primera vez. Mientras, Thomas convenció a los médicos para que le permitieran realizar una suave bajada sobre sus esquíes. Thomas fue aceptado en la academia de esquí, a pesar de sus limitaciones, pues sus pulmones ahora estaban al 50% de su capacidad. No era su único hándicap, pues su pierna derecha padecía una enfermedad progresiva que provocaba que se hinchara.

Walsh completó la academia de esquí para pasar después a centrarse en diversas artes interpretativas. Ya de antes sabía tocar varios instrumentos, bailaba (de hecho, comenzó en el baile con la idea de aplicarlo para mejorar su prestación en el esquí alpino) y actuaba, pero el deporte, Mikaela Shiffrin y los Juegos Olímpicos volvieron a cruzarse en su camino. Gracias a la fundación Make-A-Wish pudo acudir a vivir in situ la cita olímpica de 2014, en Sochi, y ver de cerca a su amiga Shiffrin. No solo, allí otra estrella del esquí estadounidense, Steven Nyman, conoció su caso. Al poco le regaló el dorsal que lució en los Juegos de Turín 2006. Thomas se prometió devolverle el favor y regalarle un futurible dorsal de Juegos Paralímpicos, en cuanto pudiera participar en ellos. ¿Creen que lo consiguió? Acertaron: Thomas Walsh pudo cumplir su sueño: compartió pistas olímpicas con su amiga de siempre Mikaela Shiffrin y su “nuevo amigo” Steven Nyman en Pyeongchang 2018. Es cierto que unos lo hicieron en los Juegos Olímpicos y Thomas en los Paralímpicos pero ¿qué diferencia hay? Quizá una: la ausencia de patrocinadores. A falta de ellos Walsh, cuando compite, muestra en el podio la palabra “Mamá” en su gorro, en lugar del espacio habitualmente reservado a los sponsors. Al fin y al cabo su madre ha sido su mayor apoyo.

Foto de Andy Cross/The Denver Post

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