EL MUSEO DEL DEPORTE ESPAÑOL
No es un museo exclusivamente olímpico, pero nació con esa vocación y, de hecho, el germen de su nacimiento se debió a unos Juegos Olímpicos…aunque éstos al final nunca se celebraran. La ciudad de Madrid presentó su candidatura a organizar los Juegos Olímpicos en tres ocasiones seguidas, para las ediciones de 2012, 2016 y 2020. En su segundo intento quiso formar un museo olímpico como parte del legado que iban a dejar los soñados -y nunca logrados- Juegos a la ciudad. Fue el propio Ayuntamiento de la capital de España del que partió la idea y un grupo de entusiastas se pusieron a crear un proyecto que gustó mucho.
La idea era construir el gran museo del deporte español en la instalación deportiva más antigua de la ciudad: el frontón Beti Jai, edificio histórico protegido que data del siglo XIX. El resultado ya lo conocemos: los Juegos no se celebraron en Madrid y, con ello, el proyecto se abandonó. Pero desde el año 2.000 hasta el 2.015 los encargados de realizar el museo habían ido adquiriendo piezas, muchas piezas. Ese año de 2.015 se creó una sociedad limitada para proteger los activos de toda esa colección, valorada en 620.000 euros, según nos contó Pablo Martínez, ex jugador de baloncesto y uno de los que está al frente del museo.
Sin sede fija ni edificio durante estos años el Museo del Deporte se ha convertido en itinerante por toda España. Las piezas que muestran (en las 21 exposiciones habidas hasta el momento) han ido variando en número según tenían que adaptarse al espacio ofrecido. Totalizan casi 900 objetos y la única vez que han sido expuestos todos ellos fue en el Palacio de Exposiciones de Albacete, pues sus dos plantas de 1.000 metros cuadrados lo permitieron. La colección es el germen del museo y se ha ido enseñando por todo el territorio nacional, como hemos dicho, pero no se ha perdido la idea de centralizarla en una sede permanente.
Las conversaciones con las autoridades para lograrlo han vuelto. El ministro de Cultura y Deportes, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, incluso otras ciudades interesadas, ya están en contacto con la sociedad limitada que gestiona el museo. “Es el momento de tener el gran edificio que albergue el museo, independientemente de que más adelante se puedan seguir haciendo exposiciones itinerantes”, nos cuenta Pablo Martínez. ”Esto le interesa a todos los activos del deporte español”, prosigue. “Los deportistas se están portando muy bien [con el museo] porque son gente con visión y ven el valor que tiene para ellos que haya un gran proyecto”. Y es que los objetos que posee el museo tienen tres tipos de procedencias: donaciones de los deportistas, cesiones y compras. Las antorchas olímpicas por ejemplo proceden de una colección privada cedida por el Comité Olímpico Griego.
La mayoría de los objetos que se muestran son, naturalmente, de deportistas españoles. Entre los olímpicos hay camisetas, dorsales de Juegos Olímpicos, bañadores, zapatillas, patines y un largo etcétera, la gran mayoría firmados y dedicados por sus propios protagonistas. No hay prácticamente campeón o medallista español que no tenga un objeto representativo en el museo; nombrarlos a todos sería largo. Pero también hay valiosos objetos de grandes campeones extranjeros, como Carl Lewis, Michael Phelps, Michael Powell o incluso una zapatillas (las famosas doradas) de Usain Bolt, firmadas por él, por las que este museo tuvo que pujar. Si queda algún deportista reticente en firmar alguno de sus objetos porque se piense que éste se va a vender y, por tanto, lucrarse con ello el Museo lo deja claro: se les explica expresamente que el objeto va destinado a un museo y no se va a hacer negocio con él. Incluso se ha creado una asociación sin ánimo de lucro que representa el espíritu de este museo.
Entre los próximos objetivos de este museo está lograr que los olímpicos españoles de los Juegos de Roma 60 les firmen la equipación y maletas de esa cita olímpica que posee el museo. Sin olvidar cumplir el gran sueño, que ahora se ha visto revitalizado: el proyecto nunca descartado de la ciudad de Madrid de derivar la colección en un museo permanente.
Un comentario
Virginia
Muy chulo, ojalá consiga sede permanente y se pueda visitar a gusto.