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JORDI LLOPART: “SABÍA QUE HARÍA SEGUNDO EN MOSCÚ 80 Y LO HICE”

Aunque negó haber sido un pionero, la verdad es que lo fue. Conseguir la primera medalla olímpica del atletismo español y hacerlo en una modalidad -la marcha- que en sus tiempos no tenía en absoluto la popularidad de la que goza ahora tuvo un doble mérito. Como tantos otros, Jordi Llopart se convirtió, lo buscara o no, en una deportista que abrió una puerta. En su modestia, confesó a Historias de los Juegos que “No me considero un pionero de la marcha en España, porque ya había habido otros anteriores a mí, lo que pasa es que explotó el conocimiento de la marcha entre el público en general a raíz de mi medalla olímpica. La gente se preguntaba “¿50 kilómetros? ¿y caminando de esa manera?”. Ganó su preciada medalla olímpica a los rusos en el propio Moscú. Como nos cuenta, “incluso hubo marchadores rusos que se preguntaron cómo les pude haber ganado”.

Pero Llopart, que hizo historia un 30 de julio de 1980, comenzó su carrera en el atletismo mucho antes. Su padre Moisés le entrenó ya desde su infancia. Le ponía películas de atletas. Pese a ser su padre (o justamente por eso) Moisés Llopart no dejó de aplicar una severa exigencia con su hijo: “Mi padre, que fue mi entrenador, me dijo que era “una patata” corriendo y que me dedicara a la marcha. Ya llevaba en la sangre la afición por el atletismo. En casa teníamos un gimnasio y mi padre me educó. Durante los diez-quince mejores años de mi vida fue partícipe de mi carrera en el atletismo, pudiendo viajar conmigo a todas partes”. Los frutos los empezó a dar en el Europeo de Praga de 1978 donde se proclamaría campeón. Fue en esa misma fecha cuando el público español empezó a conocer una disciplina que les parecía cuanto menos “extraña” y que por entonces ni sospechaba iba a proporcionarles tantas alegrías.

La Prensa empieza a hablar de Llopart a raíz de ese oro y ya desde entonces no dejaría de hablar de él y de su especialidad. Esos dos años que le quedaban para la cita olímpica de Moscú 80 Jordi Llopart se entrenó de lleno, incluso yendo a Méjico a entrenar con uno de los mejores entrenadores, Jerzy Hausleber. A punto estuvo de saltar todo por los aires al ponerse en peligro la participación de España debido al boicot de varios países occidentales. Sin embargo, al no sumarse finalmente, Llopart pudo participar y dar a España una plata más que meritoria. El catalán superó a los máximos favoritos, los mejicanos y los italianos, e incluso al atleta local ruso Boris Yakovlev, pero no podría finalmente con Hartwig Gauder. El propio Jordi nos contó así la carrera: “Me esperaba conseguir la que fue la primera medalla del atletismo español. Había soñado otros años ser campeón de Europa y lo logré. Fue cumplir un sueño. En cambio en Moscú, dos años después, era el deber cumplido. Yo sabía que haría segundo y quedé segundo. Delante tenía el recordman mundial [Raúl González], mejicano, que a la postre no terminó la prueba y ganó un alemán democrático, pero para mí era ya el deber cumplido”. El atleta español atacó a los 30 de los 50 kilómetros de la carrera. Le quedaba ya lejos el alemán, pero la plata supo a oro.

Luego Llopart participó en otras dos ediciones olímpicas, las siguientes disputadas en Los Ángeles y Seúl, pero “después de mi medalla conseguida en Moscú 80 tuve mucha presión en mis siguientes dos experiencias olímpicas (Los Ángeles y Seúl). Esa presión pudo conmigo. No obstante, pude hacer un diploma en Los Ángeles”. Por ello, lo tiene claro: “Los de Moscú fueron mis primeros Juegos Olímpicos, osea que fueron algo grandioso”.

En el podio de Moscú 80

Entrenó un tiempo junto a otro grande de la marcha mundial, José Marín, con el que tuvo unos problemas que les llevaron a no hablarse durante años. Llopart quita hierro a la situación diciendo: “Jose Mari y yo tuvimos un pequeño desliz que dejamos pasar con el tiempo y ya está”. Y, tras la retirada como atleta, el trabajo como entrenador, tan o más exitoso que su propia carrera como deportista. Jordi Llopart tiene el honor de haber conseguido una medalla olímpica y haber entrenado a otra, esta vez de oro, pues fue el entrenador de Daniel Plaza cuando éste consiguió el oro en Barcelona 92, el primero del atletismo español en Juegos Olímpicos. Unido al hecho de haber portado la bandera olímpica en la ceremonia de inauguración de los Juegos en “su casa”, Llopart rememora sus recuerdos de Barcelona 92 de la mejor de las maneras: “En Barcelona 92 tuve la ocasión de llevar la bandera olímpica y a la vez de entrenar a Daniel Plaza. Los dos momentos fueron indescriptibles. Supuso corroborar en esos Juegos lo que había vivido en Moscú”. Al respecto de su labor como entrenador, nos cuenta: “No tiene comparación ganar una medalla como atleta a hacerlo como entrenador porque sufres mucho más como entrenador. Pude tener el honor de ser el entrenador del primer medallista de oro del atletismo español”. Siendo ya de por sí muy relevante el hecho de entrenar a un campeón olímpico cuando éste consigue tan preciado logro Llopart no se quedó ahí, sino que entrenó a marchadores de muy distintos países que le hicieron ir de una parte a otra del globo terráqueo levantando la marcha en esos países: “He entrenado en países que han tenido un peso en la marcha mundial, como Japón y China. He sido un referente, en ese sentido”. Inquieto, se ha unido a campañas, como la que ha llevado con otro grande marchador -el italiano Maurizio Damilano (campeón en Moscú 80 también, pero en la distancia de los 20km marcha) – creando Fitwalking “un proyecto de salud en pro de caminar. Se trata de caminar pero no con la rigurosidad del deportista de élite, caminar por la salud”.

Pero no todo ha sido vino y rosas en la vida de Llopart, ya que pasó años en paro, con una mísera prestación mensual. Fue después de su paso por los Juegos de Londres 2012, donde estuvo como coordinador técnico de los marchadores mejicanos. En lugar de aprovechar su experiencia y conocimientos Llopart tuvo que pasar un desierto que se hizo más largo y dificultoso que los 50 kilómetros de su prueba favorita. Durante un tiempo realizó una clara y simple petición: “Ya tuve homenajes en su día pero lo que yo quería era que todos aquellos años que yo estuve dedicado al atletismo cotizaran. Ahora los deportistas cotizan, pero antes no cotizábamos y tengo una escasa pensión”. Injustas penurias para un pionero que levantó la marcha española, tan en boga desde entonces, y que proporcionó grandes alegrías a la afición deportiva de su país.

Nota: Esta entrevista fue realizada meses antes de su publicación

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