Camino a Tokio

ANGELIKA TIMANINA: DE CAMPEONA OLÍMPICA DE LA NATACIÓN SINCRONIZADA A SURFEAR EN TOKIO 2020

No es ni será ni mucho menos el primer caso de deportista que participe en dos (o más) ediciones olímpicas en diferentes deportes. Angelika Timanina se proclamó campeona olímpica en Londres 2012 siendo capitana del equipo ruso de natación sincronizada y ahora, casi diez años después, tiene todas las papeletas para volver a ser olímpica pero, en este caso, en el deporte acuático más opuesto al que le proporcionó la gloria olímpica: el surf.

Angelika pasaría así de la estricta disciplina, de la sincronización con sus compañeras para realizar un programa artístico y altamente técnico a la libertad y el deporte en la naturaleza que supone el surf, de nueva incorporación en el calendario olímpico. Además, su elección para la selección olímpica rusa de surf ha sido del todo casual, pues empezó la práctica de este deporte hace poco tiempo, para “desintoxicarse” de la rigidez de la natación sincronizada (ahora denominada artística) y ha acabado siendo elegida por delante de surfistas que llevaban decenas de años de práctica a sus espaldas. De hecho, de no haberse aplazado los Juegos de Tokio, Timanina muy probablemente no acabaría participando en la cita de la capital nipona.

Angelika Timanina empezó en el deporte que le llevó a lo más alto del podio olímpico a los cinco años de edad. Abrieron un centro del bello y estético deporte de la sincro en su ciudad y sus padres le preguntaron si quería aprender a bailar en el agua. Eso le sonó estupendo a la pequeña Angelika, así que se apuntó, dando comienzo a toda una leyenda. En su familia no es la única deportista de élite, pues tiene una hermana laureada en gimnasia artística. Angelika comenzó a destacar en el equipo nacional junior y a los 20 años debutó con el equipo senior en la Copa del Mundo de Roma de 2009 junto a figuras de la talla de Svetlana Romashina, Natalia Ischenko o Anastasia Davydova, por mencionar sólo a tres de las más destacadas dentro de un equipo acostumbrado a ganarlo todo siempre. Ni que decir tiene que, formando parte de la potencia rusa, Timanina ha ido coleccionando medalla tras medalla internacional hasta llegar a lo más alto: el oro olímpico (además de una docena de oros en campeonatos mundiales, por ejemplo).

Con el oro olímpico por equipos en Londres 2012. Foto de Al Bello/Getty Images

Los de Río tenían que haber sido sus segundos Juegos y su segundo oro, pero el mismo mes de julio de 2016, pocos días antes de iniciarse, llegó el terrible anuncio: no sería de la partida. No había podido entrenar durante medio año a causa de varias lesiones en la muñeca que, en realidad, había sufrido durante años -sin ir más lejos, en 2013 las lesiones la dejaron fuera de las piscinas durante doce largos meses-.

A partir de ese momento Angelika dio un giro de 180º a su vida. Quería convertirse en la “nueva Maria Sharapova” en el sentido de “embajadora de las marcas de lujo”. Se centró en las redes sociales, básicamente Instagram, donde más de 100.000 seguidores han sido testigos de las numerosas fotos que publica, a modo de una auténtica modelo. Ello le ha provocado algún que otro disgusto en forma de acoso y de “exigencias” para que publique fotos de ella desnuda, algo a lo que se ha negado en repetidas ocasiones. También ha estudiado en la Escuela de Televisión Ostankino, donde se graduó en cursos para ser comentarista y presentadora de noticiarios televisivos y radiofónicos. Su objetivo claro era convertirse en una personalidad mediática para ganar dinero con ello. También estudió en una academia de interpretación moscovita.

En medio de la vorágine que vive dedicada a su cuenta de Instagram, como decimos, tomó el deporte del surf. Fue en una estancia en una isla donde buscó tranquilidad. Sus condiciones atléticas ya trabajadas después de tantos años formando parte del equipo más competitivo de uno de los deportes más técnicamente exigentes nos hacen no sorprendernos de que a Angelika se le diera bien esa nueva modalidad deportiva que pronto le apasionó. Aunque comenzó de reserva en el equipo nacional fue seleccionada en un principio para Tokio 2020. El aplazamiento de un año le beneficiará, para mejorar en este nuevo deporte para ella, que le ha atraído por “estar sola con las olas”. Una sensación de libertad opuesta a la rigidez de los entrenamientos de su anterior disciplina, donde aparte de sufrir lesiones que le provocaran la retirada, disputas internas en el equipo no beneficiaron el buen ambiente.

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