Entrevistas

ASHLEY WAGNER: “MI FEDERACIÓN ME CERRÓ LA PUERTA EN LA CARA IMPIDIÉNDOME IR A LOS JUEGOS DE PYEONGCHANG”

Quien haya tratado a Ashley Wagner, patinadora olímpica estadounidense, sabrá que es pizpireta y abierta, pese a haber pasado por malos momentos personales en su vida. Como cuando reveló en 2019 que fue una de las víctimas de abusos sexuales -cuando contaba 17 años- del patinador John Couglin, acusado de ello por más patinadoras y que se suicidó al poco de darse a conocer los hechos. Wagner también ha sufrido en cuanto a su salud se refiere, concretamente varias conmociones cerebrales que afectaron a sus capacidades cognitivas. La patinadora se golpeó la cabeza contra el hielo patinando. Ello le causó problemas en la escuela, afectando al habla, a las capacidades matemáticas. En total tuvo dos serias lesiones en el cráneo, ocurridas en su adolescencia. “No acudí a los médicos porque, viniendo de una familia de militares [Ashley nació en la base militar de Heidelberg, Alemania y se mudó nueve veces durante su niñez de base en base] no piensas que necesite tratamiento. Lo olvidas”. La patinadora recuerda haberse lastimado la cabeza una media docena de veces durante entrenamientos: “Tenía tremendos dolores de cabeza. Llegó al punto de no entender lo que me decía la gente, no me sonaba a inglés lo que me decían”. Entonces Ashley usó como estrategia dedicarse a actividades para usar el cerebro, como estudiar guitarra o idiomas. Ese no fue su único problema físico, pues en la temporada 2010/11 se agravó un problema de corazón, así como que empezó a sufrir espasmos musculares, que resolvió sólo cuando los médicos descubrieron que la tensión de los músculos de su cuello hacía que una vértebra se saliera de lugar.

Ashley Wagner superó esa fase…y se convirtió en la mejor patinadora de su país, potencia del patinaje artístico. Hasta el punto de conseguir ser medallista olímpica. Historias de los Juegos charló en exclusiva con ella y empezamos por preguntarle por esa preciada medalla olímpica: “La medalla por equipos de Sochi fue un momento maravilloso para mí. Yo estaba realmente nerviosa, porque cuando se trata sólo de mí yo estoy bajo control, ya que mi actuación no afecta a nadie más que a mí, pero la sensación como equipo era bien diferente. También me acercó a mis compañeros de equipo. Fue definitivamente uno de los momentos más especiales de mi carrera”. Esos Juegos, los de Sochi 2014, fueron los de la introducción de la prueba por equipos en el patinaje artístico. Ese hecho le concedió un mayor relieve, como nos cuenta la estadounidense: “Fue particularmente emocionante porque fue la primera vez que tuvo lugar la competición por equipos, así que no sabíamos realmente qué esperarnos de esta competición y además porque durante el resto del año y de las competiciones nunca competimos en la modalidad por equipos”.

En cuanto a la competición individual, tenía muchas esperanzas tras sus medallas en la Final del Grand Prix de 2012, el oro en el prestigioso Torneo de los Cuatro Continentes ese mismo año y victorias en pruebas del Grand Prix. Sin embargo, quedó sólo cuarta en el campeonato nacional, lo que en teoría impedía su participación en los Juegos. Pese a ello, sus éxitos internacionales hicieron cambiar de idea al organismo encargado de la elección y logró así un puesto en la selección. Fue uno de los peores momentos para Ashley Wagner: “Yo había sido durante dos temporadas la mejor patinadora de mi país en la categoría individual en los momentos previos a los Juegos de Sochi. Sabía, no obstante, que mi elección para competir en los Juegos, habiendo quedado cuarta en el campeonato nacional, iba a ser una decisión difícil para la Federación de Estados Unidos, pero sabía que yo merecía estar en los Juegos o, al menos, una de las patinadoras que debían estar en los Juegos. Cuando anunciaron que estaría en el equipo supe que mi trabajo consistiría en demostrar que yo merecía estar en los Juegos. Yo no tenía dudas, creía en mí misma. Me fui a casa y entrené un nuevo programa y llegué hasta el punto de sentirme cómoda realizando ese programa y confiada; el entrenamiento haría ese trabajo para mí”. Todo ese trabado proceso añadió presión a Wagner, como nos reconoció: “Sí que sentí presión durante esos Juegos pero también porque se trataba de las Olimpiadas, no sólo por mi elección para formar parte del equipo. Siento que estuve a la altura de la situación y que realicé un buen papel”. Ashley acabaría séptima en la categoría individual.

En las temporadas siguientes siguió cosechando éxitos nacionales e internacionales, destacando la plata en el Mundial de Boston de 2016 o medallas en pruebas del Grand Prix, donde ha alcanzado las Finales en cuatro años consecutivos. Se acercaba una nueva cita olímpica, la de Pyeongchang. Ashley era por entonces la patinadora estadounidense más condecorada, pero se prefirió optar por patinadoras más jóvenes, dada la tendencia de entonces (que persiste) de avalancha de jovencísimas patinadoras rusas arrasando en cada competición. Ashley se perdió, pues, los Juegos: “Fue un periodo muy difícil para mí. Sentí que mi federación me cerró las puertas en mi cara. En cuanto a la competición por equipos me convertí en la fan número 1 porque sé cómo se siente una cuando otros quieren tu puesto, así que estuve animando a las chicas del equipo hasta el final. Fue una situación difícil de manejar pero he de decir que de todas formas yo fui la patinadora nº1 de mi país durante una década y estaba agotada y extremadamente cansada de llevar ese peso”. Así que la, pese a todos los avatares que ha sufrido en su vida, siempre optimista Ashley vio el aspecto positivo:  “por una parte se me cerró una puerta, pero por otra se me permitió hacer muchas otras cosas, así que aunque considero que no estar en los Juegos de Pyeongchang fue triste para mi carrera, también fue una gran oportunidad para hacer cosas nuevas”.

Ahora Ashley, a la que nunca gustaron los giros y que salta y gira en el sentido contrario al habitual, se dedica a patinar en espectáculos y a echar siempre que puede una mano en iniciativas benéficas. Con suerte dispar a lo largo de su carrera, ha conseguido superar todos los obstáculos que se interpusieron en la misma, siendo un ejemplo de superación.

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