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MARK McMORRIS: EL ARRIESGADO RIDER QUE CONSIGUIÓ SUBIR AL PODIO OLÍMPICO TRAS ESTAR AL BORDE DE LA MUERTE

Los riders (practicantes del snowboard) tienen fama de temerarios; entre temerarios y chiflados, más bien. El canadiense Mark McMorris, doble campeón olímpico, tiene mucho de ello. Para empezar, nació y se crió en la región más plana de Canadá -Saskatchewan-, pero se aficionó al snowboard junto a su hermano mayor Craig (también profesional) durante las vacaciones familiares en Calgary cuando contaba 11 años de edad. A los 15 ya compitió en su primera prueba de la Copa del Mundo de la FIS. Pero antes de eso, a los 12 años, este “loco” de la tabla sobre nieve ya intentó batir ni más ni menos que un récord Guinness cuando, sobre una tabla acuática (o wakeboard) unida a una embarcación especial “surfeó” durante 3.5 kilómetros en el lago Wascana. Esa fue su primera “gran locura”. La primera de toda una serie (que aún no ha finalizado).

Un jovencísimo Mark McMorris empieza a competir, tanto en la Copa del Mundo de la FIS (la competición oficial reconocida por el COI) como en los populares y exitosos X-Games invernales, donde se dan cita los deportistas principales de los deportes más arriesgados de la nieve. Sus triunfos en ambos son incontables, pues además de participar en slopestyle lo hace en la modalidad de Big Air. Resumiendo mucho su impresionante palmarés sólo mencionaremos que ha acumulado dos medallas olímpicas (en Sochi y en Pyeongchang, ambas bronces en slopestyle) y 17 en los X-Games. Ha acumulado igualmente lesiones; muchas y graves: rotura del fémur en 2016 al aterrizar un salto en una competición de Big Air (una lesión severa, de las más graves que se pueden padecer, pero tras la cual volvió a la competición); rotura de una costilla en 2014 en una competición de slopestyle en los X-Games (de nuevo, poco después no solo volvió a la alta competición, sino que lo hizo ganando una medalla olímpica en Sochi) y, la más importante, ocurrida en marzo de 2017 sobre la que hablaremos más detenidamente, pues casi le costó la vida.

Foto de David Ramos/Getty Images

McMorris entrenaba junto a un grupo de amigos en medio de un bosque de Whistler, Canadá. A la vez grababa un documental sobre cómo practicaba su deporte. En un día en el que la niebla se iba y volvía se chocó contra un árbol. Tuvo que se evacuado en helicóptero, siendo ingresado inmediatamente en la UCI, donde estuvo varios días en coma. Se temió por su vida, pues las lesiones resultaron ser numerosas y de importancia: fractura de mandíbula, brazo izquierdo, pelvis, varias costillas, bazo y colapso en su pulmón izquierdo. Hubo de ser operado en dos ocasiones pero, casi milagrosamente, no solo se recuperó, sino que lo hizo a lo grande: ganando una nueva medalla olímpica pocos meses más tarde. El documental llegó a realizarse, esta vez pasando a un involuntario protagonismo el percance. Se titula “Unbroken” (=”Irrompible”).

Se necesita ser de una pasta especial para superar lo que este rider ha superado y seguir triunfando tras sus graves percances. La pasta propia de una persona que ha sido la primera en lograr trucos como el Backside Triple Cork 1440, el Double Cork fuera de la barandilla y el Front-Board Double Cork 1170. Todos trucos antes nunca realizados con éxito hasta que lo hizo McMorris. También esa pasta especial de la que hablamos la ha expresado este canadiense de otra manera: es uno de los deportistas más filantrópicos del circuito. En 2012 lanzó junto a su hermano una fundación que lleva su apellido y que se dedica a ayudar a niños para que persigan sus pasiones a través del deporte. El objetivo es que el deporte sea más accesible e inclusivo en su propio país, Canadá. Hasta el momento ya han conseguido ofrecer oportunidades a más de 1.500 jóvenes canadienses para que accedan a unos deportes de no tan fácil acceso económico.

Es indudable que Mark McMorris es un tipo especial. Como especial es que entrene sin entrenador “porque ninguno sería capaz de ejecutar lo que yo hago”. Se siente inspirado por la leyenda noruega del halfpipe Terje Haakonsen, popular en los 90. Todo un personaje y una personalidad este joven rider canadiense.

Foto del Comité Olímpico de Canadá

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