Concienciados olímpicos,  Heroínas olímpicas

MIA HAMM: LA MEJOR FUTBOLISTA DE LA HISTORIA LO ES TAMBIÉN A NIVEL OLÍMPICO

Durante muchos años su nombre era probablemente el único capaz de ser pronunciado ante la pregunta ¿conoces a alguna mujer futbolista profesional? Si se conocían más nombres, el suyo era sin duda el que más alto se colocaba, no en vano puso al fútbol femenino en el mapa, lo elevó y sirvió de inspiración para miles de chicas. Ya sabrán que estamos hablando de Mia Hamm, la más grande futbolista de la historia -hasta el momento, al menos- y tres veces medallista olímpica, dos como campeona.

Y eso que Mia nació con un defecto en las piernas, una condición congénita llamada “pie equinovaro” o lo que conocemos comúnmente como pie zambo. Para ello tuvo que usar durante años calzado ortopédico para ir corrigiendo dicho defecto. Mia conoció el fútbol gracias a su padre, militar, quien a su vez se había familiarizado con este deporte cuando estuvo destinado en Italia. Con cinco años Mia ya jugaba al fútbol, entrenada entonces por su propio padre y junto a su hermano adoptado Garrett, tres años mayor que ella. Cuando entró a formar parte del equipo de su universidad, Carolina del Norte, podríamos afirmar que empezó a forjar su historia. Ya allí la apodaron “Jordan” (el jugador de baloncesto había sido un destacado atleta en esa misma universidad) porque llevó al equipo a conseguir cuatro títulos consecutivos de la liga universitaria. Paralelamente Hamm ya se había convertido a su vez en una destacada jugadora de la selección nacional, donde debutó con solo 15 años, siendo la persona más joven en jugar en ese equipo en toda su historia.

En Sidney 2000. Foto de Getty Images/Shaun Botterill

Mia Hamm vivió en primera persona los inicios del fútbol femenino y la creación del primer mundial de la FIFA para mujeres. Tuvo la suerte de coincidir con una generación estelar de jugadoras, donde ella marcó siempre el latido del equipo. Sus contribuciones (en goles claves y no solo) fueron fundamentales para la consecución sucesiva de campeonato tras campeonato para su país, Estados Unidos. En el Mundial inaugural, celebrado en 1991, se llevó el oro. Ha competido además en otros tres mundiales y siempre ha salido con medalla: otro oro en el de 1999 y dos bronces (en 1995 y 2003). También lideró a su potente equipo en tres Juegos Olímpicos, de nuevo colgándose al cuello en cada ocasión una medalla: oros en Atlanta 96 y Atenas 2004 y plata en Sidney 2000.

Los datos son fríos cuando se leen tal cual, como meras estadísticas, por muy impresionantes que éstas sean. Para comprender mejor lo que ha supuesto Mia Hamm como líder para su equipo en primer lugar y como inspiradora para tantas y tantas chicas que hace tan solo unos años ni se atrevían a lanzarse en el deporte del fútbol tengamos en cuenta otros hechos. Como el que muestra la entrega de Mia para con su equipo: en el debut del fútbol femenino en unos Juegos Olímpicos -en Atlanta 96- Mia se hizo un esguince de tobillo en uno de los primeros partidos. Siguió jugando, perdiéndose sólo un encuentro. En la final, que ganaron ante China, sufría aún dolores. Tomó parte en el partido y únicamente no pudo unirse a sus compañeras en la vuelta de honor, por los dolores que sufría.

Sus 275 partidos con las selección donde batió en su día el récord de 158 goles sirvieron sin duda de inspiración a las generaciones siguientes, que han seguido manteniendo el nivel de la selección estadounidense una vez retiradas las pioneras que marcaron la exitosa racha del equipo. Huelga decir que Mia Hamm ha sido nombrada Deportista del Año en diversas ocasiones a lo que hay que sumar incontables galardones como Futbolista del Año. También tiene el (merecido) honor de haber sido la primera mujer en entrar en el Salón de la Fama del fútbol de la FIFA.

Con el oro de Atenas 2004

Si piensan que el reconocimiento general al fútbol femenino -que se debe, en gran parte, a la labor de Mia Hamm- ha sido rápido y fácil se equivocan. La FIFA, por citar un ejemplo, quería que el Mundial de 1999 se jugara en estadios pequeños, temeroso de que atraería a poco público. Afortunadamente la jefa encargada del comité organizador se negó. Al final las futbolistas llenaros sin problemas estadios grandes, llegando a cubrir las 90.000 localidades del estadio de Rose Bowl para la final. Mia, liderando al equipo local, tuvo bastante que ver en ello.

Para que nos demos cuenta del alcance de la popularidad de Mia Hamm (al menos en su país, donde es toda una estrella) diremos que fue la primera futbolista en tener su propio videojuego (el Mia Hamm Soccer 64); que Nike llamó con su nombre al edificio más grande de su corporación; que ha sido portada de las revistas más prestigiosas del mundo, como “Time”, “People” o “Sports Illustrated”; que firmó contratos publicitarios con infinidad de grandes marcas internacionales, como Pepsi, Gatorade, Nike, etc y así podríamos alargarnos. Pero nos interesa más su faceta filantrópica. Marcada por la enfermedad de su hermano Garrett, al que anunciaron que la anemia aplásica que padecía desde niño le causaría la muerte justo cuando Mia iba a debutar en los Juegos de Atlanta (cuya victoria pudo llegar a ver in situ, afortunadamente) falleciendo poco después, Mia dedicó sus esfuerzos en la lucha contra los enfermos en médula ósea. Para ello creó la Fundación Mia Hamm, dedicada tanto para llamar la atención sobre las enfermedades de ese tipo como para reunir fondos para las familias necesitadas de transplantes de médula ósea o de sangre umbilical. Pero también Mia dedica sus esfuerzos en empoderar a las niñas a través del deporte y a las mujeres en general. Lucha por la igualdad de géneros en el deporte, a que las futbolistas tengan el mismo salario y oportunidades que los hombres. La creación de la primera liga de fútbol femenino en Estados Unidos en 2001 también se debe en parte a ella, sin ir más lejos.

Si sólo conocían de oídas su nombre, el hacer de Mia Hamm dentro y fuera de los terrenos de juego merece ser reconocido ampliamente.

En los Juegos de Atlanta 96. Foto de Franck Seguin/Corbis/VCG/Getty Images

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