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LA INUTILIDAD Y LAS TRAMPAS DEL EQUIPO DE TÚNEZ DE PENTATLÓN MODERNO EN ROMA 60

Ya se sabe que en los Juegos Olímpicos no solo participan grandes campeones o atletas de altísimo nivel. El principio de universalidad de los Juegos a veces juega malas pasadas al nivel deportivo o, si lo vemos desde otro punto de vista, favorece que se produzcan en ocasiones situaciones que rozan el ridículo. Recordemos así, sin ir más lejos, la actuación de Eddie Edwards en los saltos de esquí durante los Juegos de Calgary 88 o los recorridos en el canal de aguas bravas de piragüismo de la costarricense Gilda Montenegro en los de Barcelona 92, por no hablar del empeño de celebridades en convertirse en olímpicos y realizar un papel indigno, como lo realizado por Hubertus von Hohenlohe o Vanessa Mae en pruebas de esquí alpino en Juegos de Invierno.

Lo que aquí trataremos se ha convertido en uno de los momentos más risibles de unos Juegos Olímpicos y tuvo lugar en los de Roma de 1960. El deporte: pentatlón moderno. La selección (masculina) protagonista del ridículo: Túnez. Recordemos que esta modalidad olímpica combina cinco especialidades deportivas bien distintas unas de las otras: natación, hípica, tiro, carrera campo a través y esgrima. Sus participantes no serán los mejores nadadores, tiradores, etc. del planeta pero sí han de poseer un más que buen nivel en cada una de las disciplinas, sobre todo si han llegado a la categoría de convertirse en deportistas olímpicos. No era el caso de los tres “atletas” tunecinos que representaron a su país en Roma 60. Adelantar que en la competición individual los tres participantes tunecinos quedaron en último, penúltimo y antepenúltimo lugar. Repasemos la serie de desastres que cometieron en la prueba por equipos:

-En la prueba de natación uno de sus integrantes estuvo a punto de ahogarse, literalmente.

-En la de tiro los tunecinos fueron descalificados por realizar sus tiros demasiado cerca de los jueces. De nuevo provocaron una situación peligrosa. Si en la prueba de natación había sido uno de ellos el que había entrado en peligro, esta vez éste se extendía a terceros por su sola ineptitud.

-Quizás el ridículo mayor entró en escena en la prueba hípica, que delató que muy posiblemente no se habían subido a un caballo en su vida. Si lo habían hecho, no lo demostraron, ya que fueron incapaces ni tan siquiera de subirse a lomos del caballo en esta ocasión. Huelga decir que, de nuevo, quedaron últimos en este segmento. Hasta ahora sólo habían podido capturar unos pocos puntos en la natación por parte de dos de sus componentes. El panorama pintaba muy mal.

-Llegó entonces el momento de la esgrima y aquí entra la ineptitud de dos de los tunecinos y la trampa de todos ellos. Al parecer, sólo uno de sus componentes se había familiarizado de alguna manera con este deporte, es más, al parecer poseía un nivel más que aceptable. Aprovechándose de la máscara protectora de la cara utilizaron la triquiñuela de que compitiera en todos los asaltos el mismo componente, fingiendo en ocasiones ser los otros dos compañeros (en esta prueba compiten todos contra todos). Tapado con la máscara sumaría algunos puntos que dignificaran, de alguna manera, el paupérrimo resultado final. Pero el plan les salió mal al ser descubiertos. Como consecuencia, inmediata descalificación de todo el equipo.

En suma, Túnez no solo había realizado una incompetente actuación en las primeras pruebas, sino que había rematado su bochornosa participación acudiendo a las trampas, “remedio” peor al desastroso resultado que estaban teniendo. En total, los puntos alcanzados por el equipo fueron menos de la mitad de los de su más inmediato perseguidor, el equipo que marchaba en penúltimo lugar. En definitiva, una actuación que debería ser para olvidar pero que ha quedado reflejada en los anales por lo curioso de sus circunstancias, pese a lo negativo de lo realizado.

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