Entrevistas

DIEGO OCCHIUZZI, TRES VECES MEDALLISTA OLÍMPICO: “EL ASPECTO MENTAL CUENTA UN 80% EN LA ESGRIMA”

Diego Occhiuzzi es un trimedallista olímpico italiano de esgrima que no procede de los círculos habituales de donde se nutre la por otra parte exitosa esgrima italiana. Nacido en Nápoles y retirado recientemente -en junio de 2018-, desde hace un tiempo se dedica, junto a otros olímpicos de su misma ciudad, a una sociedad centrada en fomentar el deporte entre los jóvenes. Aquellos sin recursos económicos no pagan nada “así están practicando deporte en lugar de estar en la calle ejerciendo la delincuencia”, dice el tirador. Tener a un tres veces medallista en Juegos Olímpicos al frente constituye sin duda una presencia que les servirá de ejemplo a muchos adolescentes.

Pero queremos hablar con Occhiuzzi sobre sus exitosas experiencias olímpicas. Ha participado en tres Juegos, los de Pekín, Londres y Río, con diferentes recuerdos: No tengo un gran recuerdo de la edición de Pekín 2008 porque eran mis primeros Juegos y estaba muy nervioso. A nivel individual mi experiencia llegó a ser incluso bastante traumática. Perdí con el español Pina. Ni siquiera la competición por equipos me satisfizo entonces. En el siguiente cuatrienio las cosas me fueron bien y ya de los Juegos de Londres guardo un grato recuerdo. Realicé casi la competición perfecta. En la final no ofrecí mi mejor prestación pero  Szilágyi estaba en una forma increíble”. Por contra, de Río nos cuenta que “la clasificación individual  fue muy difícil. En Río no se competía por equipos. Cuando llegué a Río estaba un poco bajo a nivel mental y, en efecto, no me fue muy bien”. El caso es que de Pekín 2008 se llevó el bronce por equipos y de Londres 2012 la plata individual y de nuevo el bronce por equipos, siempre en la modalidad de sable. El tirador napolitano tiene claro qué tipo de medalla prefiere: “Más allá del color de la medalla si tengo que comparar la individual que conseguí con las medallas por equipos me quedo con la individual porque era la que llevaba buscando durante mucho tiempo. He trabajado muchos años y superado muchas dificultades. Durante un tiempo el seleccionador nacional (Bauer) no creía en mis posibilidades. He trabajado con el fin de hacerle cambiar de idea, por ello quería esta medalla, que se ha convertido en la más importante de mi vida”.  En esa final individual llegó a remontar un 7-0 inicial en contra: “y eso que estaba tirando incluso bien, pero mi contrario lo hacía mejor que yo. Poco a poco intenté igualar el encuentro hasta llegar a casi empatarle (9-7) hasta que él volvió a cambiar y lo hizo verdaderamente bien. Mereció la victoria”. Guarda, aun así, grandes recuerdos de su paso por el equipo transalpino, donde le tocó la fortuna de coincidir con grandísimos campeones, como Aldo Montano o Luigi Tarantino: “La competición por equipos es muy divertida. Es una suma de fuerzas. He compartido equipo con Aldo Montano y Gigi Tarantino durante muchos años, desde 2007. Me siento afortunado de haber estado en un equipo tan bueno y unido. Cada uno de nosotros hemos contribuido a lograr los resultados que hemos conseguido”.

La tradición y los éxitos de su deporte en Italia son tales (más de un centenar de medallas sólo en Juegos Olímpicos) que sus atletas sienten sin duda una presión particular, que Occhiuzzi reconoce: Somos conscientes de tener un peso en el equipo olímpico italiano. Todos se esperan medallas por nuestra parte en los Juegos; esperan de nosotros un gran papel. Nosotros intentamos competir y trabajar dentro de una tranquilidad. Somos conscientes también de tener grandes maestros. Intentamos hacerlo lo mejor posible para realizar nuestro sueño y dar lustre a nuestra nación. Eso nos provoca un cierto nivel de presión, pero somos atletas de cierto nivel y tratamos de tener la presión lo más baja posible”. El medallista italiano define su deporte como especialmente pasional y donde el aspecto mental tiene un especial peso: “El aspecto mental cuenta demasiado en la esgrima. Este deporte trata tanto de entrenamiento y trabajo como de cabeza. Tienes que tener las cosas claras mentalmente, porque si no no lograrás nada y todo tu trabajo no servirá para nada. Es un deporte individual donde la cabeza vale el 80%”. Y añade: “La esgrima, pero sobre todo el sable, es un deporte con mucha pasión, un deporte de corazón, se intenta competir con el corazón, con el deseo de vencer. En ocasiones exageramos un poco (para “engañar” al árbitro y que juzguen a favor nuestro)”.

Durante la entrevista, Diego Occhiuzzi nos abre los ojos sobre un aspecto de los Juegos Olímpicos que quizá vemos de forma distorsionada desde fuera: la vida en la villa olímpica no es tan maravillosa como la pintan y la explicación es la siguiente, según el italiano: “Siempre me habían dicho que la villa olímpica es un sitio bonito donde todos están alegres. En realidad no es así; es un sitio bonito pero está lleno de atletas que han ido allí para ganar una medalla, así que el aire que se respira es de tensión, miedo y emociones varias. No es como todos piensan que sea. Se hace una vida allí muy tranquila: se come, se duerme y poco más”.

Diego Occiuzzi: otro componente más de la potentísima squadra azzurra de esgrima, con la que ha contribuido con tres medallas en Juegos Olímpicos.

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