Concienciados olímpicos,  Heroínas olímpicas

JACKIE SILVA: LA REBELDE LUCHADORA POR LOS DERECHOS DE LAS JUGADORAS QUE SE CONVIRTIÓ EN LA PRIMERA CAMPEONA OLÍMPICA DE VOLEY PLAYA

Pionera y rebelde: dos términos que definen a la perfección a Jaqueline –Jackie- Silva, primer oro olímpico en voley-playa femenino, junto a su compañera Sandra Pires. Pero el antes y el después de ese oro conforman una línea de la vida de Jackie que merece la pena destacar.

Nacida en Río de Janeiro y practicando el volley en la playa de Copacabana ya teníamos los cimientos para ver crecer a una gran campeona. De niña se disponía a realizar una prueba para entrar en el club Fluminense en el llamado volley pista cuando se topó con el primero de los muchos obstáculos a los que se enfrentaría en su vida: pese a sus dotes fue considerada demasiado joven. Su llanto e insistencia no sirvió más que para que el entrenador la dejara “practicar” dándole a la pelota contra la pared. Poco a poco fue convenciendo al entrenador y, primero como reserva y luego ya saltando a la cancha, Jackie entró de pleno en el equipo. Iba tan adelantada para su edad que llegó a jugar en varias categorías a la vez, incluso enlazando dos partidos seguidos. Para cuando tuvo 14 años ya fue internacional con la selección senior.

Como se pueden imaginar, la historia prosigue con avances en su juego, según crecía, títulos varios tanto individuales como con su equipo…hasta que llegó la primera polémica. Silva nunca se ha callado en la defensa de sus derechos y de sus compañeras, para las que siempre ha actuado como una auténtica líder. Nos situamos a comienzos de la década de los 80, tras los Juegos de Moscú –que fueron los primeros para ella-. Fue entonces cuando empezó a entrar en algunas polémicas con su Federación nacional. Salió perjudicada de todas ellas, siendo excluida de la selección hasta en tres veces cuando, paralelamente, recibía premios como la mejor jugadora brasileña del momento. Su mayor polémica ocurrió en 1985 cuando se dio cuenta de un detalle: el patrocinador de las selecciones brasileñas sólo pagaba a los jugadores masculinos, así que ni corta ni perezosa a Jackie se le ocurrió una forma de protesta: dar la vuelta a la camiseta para impedir la visión del nombre del patrocinador. Según reconoce la propia Jackie, no haber protestado habría sido ir contra su naturaleza y personalidad fuerte. Lo más curioso es que, un año después de ser expulsada de la selección las protestas de Silva surtieron efecto…y se beneficiaron el resto de jugadoras.

A nivel de clubes Jackie Silva también pasó por un calvario. Los equipos brasileños no querían pagarle lo que demandaba que no era más que el mismo salario que las jugadoras extranjeras. A mediados de la década de los 80 Jackie pasó por un auténtico infierno del que salió fichando en Italia, donde fue valorada –en todos los sentidos- como la gran jugadora que era. Y, a nivel de selección, volvió a ser olímpica, esta vez en los Juegos de Los Ángeles 84.

Con los niños a los que enseña a jugar. Foto de Gustavo Stephan

¿Creían que aquí se acababa su trayectoria? Pues no: Jackie se trasladó a Estados Unidos y allí se interesó en el nuevo deporte del voley playa. Hace pareja con Linda Chisholm y con ella y con otras compañeras posteriores gana todo lo ganable: diez de once torneos. Durante cinco años se subió al podio en todas las competiciones en las que participó. Jackie se había convertido en una campeonísima del voley playa.

De esta manera llega, 16 años después de su última experiencia olímpica, al debut de su nueva modalidad como deporte olímpico –en la categoría femenina-: los Juegos de Atlanta 96. Antes de eso habían vuelto los problemas. Regresó a Brasil, pero el poco montante de premios en categoría femenina hacía que tuviera que compaginar las competiciones de voley playa con el volley pista. No era la mejor forma de preparar unos Juegos Olímpicos, con demasiados partidos y entrenamientos, por no hablar del estrés y prisas cogiendo vuelos. Pero Jackie llegó a Atlanta 96 junto a Sandra Pires y juntas se coronaron con el título olímpico. Quedará, pues, para los anales su nombre como la primera campeona olímpica de un deporte.

¿Hemos acabado con la en cierta manera rocambolesca vida de Jackie Silva? Ni remotamente. Ya retirada ha dedicado su vida al proyecto de crear a futuros campeones en Brasil. Se llama “Atletas Inteligentes” y consiste en moldear a los jóvenes mediante el deporte, preparando a futuros atletas olímpicos. Y ha dado sus frutos: entre los alumnos destacan Talita, que fue oro olímpico en Río 2016 y Evandro, número 2 del mundo. Gracias a su labor para promover el deporte entre los jóvenes mediante su Instituto Jackie Silva y, especialmente, por acompañarlo con medidas educativas como charlas sobre la prevención del SIDA, o sobre la drogadicción y los embarazos en edad temprana, la Unesco la nombró “Campeona por el Deporte”. Silva ayuda en comunidades desfavorecidas y entrena voluntariamente en la universidad. En total cuenta con 49 centros por todo el estado de Río de Janeiro ayudando a jóvenes. ¿Merecía o no conocer más a fondo a esta campeona olímpica que es más que eso?

Jackie Silva, a la derecha

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