VASIL MILENCHEV, ÁRBITRO OLÍMPICO DE ESGRIMA: “LA ESGRIMA ES UN DEPORTE DE CABALLEROS DONDE LOS ATLETAS RESPETAN A LOS ÁRBITROS”
No todo en el deporte son los propios deportistas. Sin otros elementos como los árbitros la competición no podría llevarse a cabo. Historias de los Juegos ha tenido la oportunidad de charlar con el búlgaro Vasil Milenchev, uno de los más destacados en el deporte de la esgrima, en concreto en el arma del sable. Ha vivido, hasta el momento, tres ediciones olímpicas. En Pekín ejerció de juez en una de las semifinales y en el encuentro por la medalla de bronce. En Londres estuvo en la final individual y en el bronce por equipos. En Río el oro por equipos femenino y una de las semifinales femeninas individuales, así como el bronce masculino individual. Siempre en la modalidad de sable, porque como nos explicó Milenchev “tengo una segunda licencia para otra arma pero siempre tratan de usar a los árbitros en su arma principal”.
El búlgaro nos confesó que los de Pekín fueron sus Juegos más difíciles por la simple razón de ser sus primeros Juegos Olímpicos y esta competición “es totalmente diferente al resto, es más difícil porque los tiradores han estado trabajando para este momento durante cuatro años, así como los entrenadores y las federaciones”. Aunque confiesa no sentir más presión al tratarse de la competición deportiva más importante “sí una mayor responsabilidad. Tampoco es que pueda decir que los tiradores están más nerviosos en unos JJ.OO. Es más bien quizás que tengan más deseos de ganar”. También nos contó las diferencias entre arbitrar a tiradores de esgrima de élite frente a otros: “Para nosotros es más difícil arbitrar cuando los atletas no tienen el nivel técnico y táctico alto, debido a la velocidad que se imprime en este deporte. Es más fácil arbitrar a figuras como Szilágyi, Montano, Dolniceanu. Kim, etc.”. Y sobre la competición específica en Juegos Olímpicos añade: “Por suerte el sistema en nuestro deporte está hecho de tal manera que se clasifican realmente los mejores del mundo, así que el nivel de la esgrima es el más alto posible, lo que facilita la labor de los árbitros”.
De todos es conocida la pequeña “trampa”, común entre los tiradores de esgrima de celebrar las acciones como puntos propios levantando los brazos a modo de júbilo. Milenchev no cae en la trampa, lo sabe de sobras, pero entiende la picardía de los atletas: “Es parte de todo deporte. Es una reacción humana normal cuando tú quieres ganar la competición, es la reacción normal y el árbitro tiene que entenderla. Es algo que no debe ser sancionado”. Para evitar precisamente las trampas o las injusticias la esgrima fue el primer deporte que implantó el vídeo como herramienta de ayuda fundamental en el arbitraje. Milchenev, directamente afectado por su implantación, alaba la iniciativa, que le pilló en su segundo año como árbitro: “En mi opinión personal, el vídeo es de extremada ayuda para el árbitro. No es fácil para nosotros arbitrar en una competición que dura de ocho a diez horas y tú estás arbitrando un encuentro durante media hora, así que no es fácil mantener la concentración durante unas 1500 acciones. A veces al árbitro se le escapan cosas que suceden en las acciones. En este sentido el vídeo es extremadamente importante. Nosotros, si lo sentimos así, podemos ir a comprobar las acciones en el vídeo, independientemente de que lo pidan o no los atletas. No tenemos un número limitado de veces para comprobarlo, pero no me parece de recibo ir al vídeo en cada ocasión”. Pese a ello, se han dado casos polémicos, como lo que ocurrió en una semifinal femenina de espada en Londres 2012, cuando la decisión final tardó horas y, para más inri, se vio posteriormente como errónea. Sobre el particular Milenchev no quiere pronunciarse: “Fue una situación extraña pero no puedo decir nada porque no tengo la licencia como árbitro en espada, así que no puedo expresar un punto de vista correcto de lo que ocurrió”. El árbitro búlgaro quiere insistir en el margen de error humano que tienen él y sus colegas: “Pueden ocurrir casos teniendo en cuenta que el árbitro es humano y la decisión final corresponde a una persona. No somos máquinas, en ningún deporte. Hasta el momento nunca me ha ocurrido en mi carrera ningún caso problemático…y espero que acabe sin tenerlo”.
Los Juegos Olímpicos y, dentro de ellos, la final, supone también la máxima aspiración para un árbitro, pero Milchenev insiste en que “tenemos que hacerlo lo mejor posible en cada ocasión en que arbitremos, aunque no sea una final olímpica. Si viene, estupendo, pero tenemos que esforzarnos por igual en cualquier ocasión”. Para garantizar aún más la limpieza y evitar posibles sospechas los árbitros sólo conocen quince minutos antes de cada turno de juego los encuentros que han de arbitrar. Tampoco conviven con los atletas en la misma villa olímpica y no tienen derecho a desfilar en las ceremonias de inauguración de los Juegos, sino que tienen acceso a ellas pero en una zona separada. “Es el momento de gloria para los atletas, no para los jueces”, remarca el árbitro búlgaro.
¿Pueden ser amigos los árbitros de los deportistas? Milchenev cree que sí, pero fuera del ámbito competitivo: “Conozco tanto a los atletas como a los entrenadores desde hace mucho tiempo, pero para mí todos son iguales. Puedo incluso llegar a tener amigos entre ellos, pero no son mis amigos durante el encuentro; ambos contrincantes pueden ser mis amigos”. Vasil Milchenev, que reconoce haber ayudado a no tener problemas importantes arbitrando el hecho de haber sido él mismo tirador en el pasado, subraya que la causa principal para que no haya conflictos es que “nuestro deporte es realmente un deporte de caballeros. Si la gente ve que tú estás haciendo lo mejor que puedes como árbitro y tú eres justo, te respetan; pierden o ganan, pero te respetan”.
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