Heroínas olímpicas

STAMATA REVITHI, LA PIONERA DE LA PARTICIPACIÓN OLÍMPICA DE LAS MUJERES

En la actualidad seguimos luchando por la igualdad de las mujeres en el deporte en cuanto a equiparación de sueldos y premios se refiere, visibilidad en los medios, etc. pero estamos a años luz de lo que tuvieron que sufrir las deportistas del siglo XIX. Una de las pioneras claras del deporte fue la griega Stamata Revithi, cuya figura reivindicamos en este artículo porque fue protagonista de una curiosa y loable historia, gracias a su empeño y dedicación al deporte.

Revithi era una mujer de pocos recursos económicos. Poco antes de la celebración de los primeros Juegos Olímpicos modernos, en Atenas en 1896, había perdido a su hijo mayor y era madre de otro de poco más de un año. Stamata vio que en la capital griega podría tener más oportunidades de prosperar que en su localidad. En su camino hacia allí se topó con un hombre que, informado sobre sus circunstancias, le aconsejó que participara en la carrera de la maratón olímpica para, de esta manera, conseguir algo de dinero. Le llegó a decir que participar en dicha carrera le podría reportar fama y, con ella, ingresos económicos. Nuestra protagonista siguió su consejo, pero ahí es donde topó con el machismo, puesto que al menos los primeros Juegos Olímpicos impedían la participación de las mujeres. El comité organizador alegó una excusa y así Revithi se quedaría sin posibilidad de oficializar su carrera.

El grave impedimento burocrático no desanimó a Stamata, que acudió a la localidad de Maratón, origen de la carrera que se iba a celebrar al día siguiente. En una taberna donde se reunían los participantes y periodistas ya fue objeto de mofa, algo que no arredró a la griega. Ni siquiera el pope que bendijo a los participantes quiso incluirla a ella. Daba igual: Revithi siguió adelante con su plan y con su carrera. La completó de forma paralela y por su cuenta. No se olvidó, sin embargo, del detalle de contar con testigos por escrito tanto a la salida como a la llegada para que dejaran constancia de su tiempo y su realización. Y sus testigos no eran de poca monta: el alcalde de Maratón, un juez, un maestro, etc. Sin embargo, al llegar a Atenas, casi a la meta, se le impidió entrar en el estadio Panathinaikó, cortando su carrera en Parapigmata. Stamata había empleado cinco horas y media, algo más de lo que esperaba, puesto que hubo de pararse en diversas ocasiones en tiendas o para “comer una naranja”, se llega a detallar.

Cuando Revithi acabó su maratón luchó por que quedara constancia oficial de su hecho, así que acudió al Comité Olímpico Heleno. No obstante, suponemos que su intento quedó en eso, en un intento, porque no se ha encontrado documento escrito oficial alguno.

Ya no se sabe más de esta auténtica pionera del atletismo femenino. De hecho su vida y su singular hecho se confunden con otro igual realizado por una mujer que se ha dado en llamar Melpómene, aunque se sospecha que se trata de la misma mujer, siendo Melpómene el nombre de una musa, en concreto la de la Tragedia. De esta Melpómene corredora se sabe un hecho, aún sin contrastar en su totalidad, y es que al parecer declaró que continuaría corriendo para acabar la carrera “aunque tuviera que hacerlo descalza”.

Es posible que sin el empeño de deportistas como Stamata Revithi no contaríamos hoy en día con mujeres atletas a la par –o intentándolo- que sus compañeros masculinos como las campeonas actuales. Mucho se le debe a esta olvidada griega que hemos querido recordar en este artículo.

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